La única mujer en el mundo que compite en la Fórmula 2 es colombiana, y está construyendo un camino sólido en un deporte dominado por los hombres desde siempre. Esta corredora imparable piensa seguir hasta llegar a la Fórmula 1.
uando está al frente de un monoplaza, a 300 kilómetros por hora, Tatiana Calderón debe mantener una concentración extrema: un descuido de menos de un segundo puede costarle la vida. También debe estar físicamente preparada para que su cuello soporte el equivalente a 40 kilos de las fuerzas g que se generan en las curvas de las pistas, la presion del volante en sus muñecas, así como el calor insoportable de los trajes antifuego y del casco. Antes de ese momento crítico de la competencia debe memorizar circuitos, entrenar más de cuatro horas diarias para mejorar técnicas de manejo, y asistir a citas con un psicólogo deportivo y otros profesionales.
En mayo de 2019, en el circuito de Mónaco, la bogotana salió en la posición 19 y logró escalar hasta el noveno puesto, pero en la emblemática curva Rascasse, Mick Schumacher, hijo del campeón de la Fórmula 1, intentó adelantarla y la maniobra acabó en un choque que la sacó de la competencia y bloqueó la pista —Schumacher terminó sancionado—. Un mal día para Tatiana, que quedó además con un moretón en la mano derecha que va desde los nudillos hasta el dorso. “Como el choque fue en plena curva no me dio tiempo de soltar el timón. Por suerte no hubo fractura, porque eso sí hubiera sido fatal a esta altura de la temporada”, dice mirándose la mano.
Ese es uno de los riesgos en los que seguramente no pensó a los nueve años, cuando ya había definido su futuro: sería piloto profesional. Ocurrió en su primera competencia, en el kartódromo Juan Pablo Montoya de Tocancipá. Quedó de antepenúltima, pero se dio cuenta de que tenía el talento. Le quedaba mucho por entrenar y trabajar.
Como en Colombia las posibilidades de hacer carrera en el automovilismo son limitadas, se mudó a Madrid hace nueve años y ahora está muy cerca de lograr uno de sus grandes sueños: competir en la Fórmula 1. Y está bastante cerca: corre en la antesala de la categoría reina en el equipo Alfa Romeo Racing, y desde el año pasado es piloto de pruebas del equipo Alfa Romeo Sauber de Fórmula 1. Es la única mujer piloto profesional que está en la élite (F1, F2 y F3). Y está haciendo lo posible para que cada vez sea más común encontrar mujeres delante de un volante de carrera: participa como embajadora en dos organizaciones que buscan aumentar la participación femenina en los deportes a motor: Dare to be Different y FIA Woman in Motorsport.
En su profesión, solo cinco mujeres han logrado participar en alguna carrera de la Fórmula 1. La primera, la italiana María Teresa de Filippis en el 58 y la última, la también italiana Giovanna Amati, en 1992. Calderón, de 26 años, siente que puede hacer cosas más grandes: tiene tres títulos nacionales de karts, un título de karting de América del Norte que la colocó como la primera mujer que obtuvo tal honor, y es la única mujer que ha subido al podio de la F3 Británica Internacional.
¿En qué consiste su preparación como piloto de carreras? Parece que tiene más de fuerza y menos de velocidad.
Hay más entrenamiento físico porque a diferencia del tenis o el fútbol, que lo puedes practicar todos los días, en el automovilismo solo practicas seis días antes de comenzar la temporada y luego en cada carrera, más nada. Hay mucho entrenamiento físico (entre dos y cuatro horas, dependiendo del momento de la temporada) porque necesitas condición física: el volante es muy duro, estás bajo muchas fuerzas g que van al cuello, a los hombros, a las manos, a las piernas. Por eso tienes que estar en buena condición física.
¿Y los simuladores?
Hago simuladores pero nunca es lo mismo a la adrenalina que da conducir un coche de verdad.
¿Cómo es la preparación mental?
Voy cuatro o cinco veces al año a los pirineos donde hay un centro especializado para pilotos (321 Perform). Allí aprendemos a prepararnos, a que la atención se pueda dividir en varias cosas: para recibir y dar información a los ingenieros, estar pendiente del funcionamiento del carro, todo a 300 kilómetros por hora, velocidad en la que no te puedes equivocar.
¿Qué es más importante en una carrera: ser rápido o pensar? ¿O las dos cosas?
Es un balance. Porque ser rápido es bueno, por ejemplo, en una vuelta de clasificación, porque si piensas te vuelves más lento. Pero en una carrera completa, como es en el caso de la F1 o F2, sí es bueno pensar en momentos determinados. Lo mejor es cuando salen las cosas sin pensarlo mucho, de manera natural, y ahí es cuando mejor te va.
¿Piensa alguna vez que está dentro de una competición que es prácticamente solo de hombres? ¿O nunca piensa en eso?
Me lo recuerdan constantemente... Me gusta mucho el automovilismo, pero los hombres y las mujeres vemos el mundo de manera distinta. A veces ha sido más difícil para mí que me tomen en serio, que me respeten en esta profesión donde tradicionalmente no ha habido muchas mujeres. Al final ha sido un desafío muy interesante llegar y competir en este deporte.
¿Ha pensado en abandonar?
Nunca. Siempre fui amante de los deportes y mi decisión estuvo entre el tenis y el automovilismo. Y la verdad es que en algunos días malos en el automovilismo me he preguntado por qué no elegí el tenis. Pero yo solo me imagino mi vida en las carreras; fuera de ellas me quedo en blanco. Al final, como disfruto tanto lo que hago, de los días malos saco muchos aprendizajes. La clave, para mí, es haber conseguido mi pasión.
"A veces ha sido más difícil para mí que me tomen en serio, que me respeten en esta profesión donde tradicionalmente no ha habido muchas mujeres. Al final ha sido un desafío competir en este deporte".
¿Cuál ha sido el peor momento de su carrera?
Ha habido muchos malos, lo bueno es que de ellos se puede aprender. Recuerdo cuando recién me mudé aquí a España, en 2013, que fue un año muy difícil porque el nivel europeo es muchísimo más alto que el estadounidense. Tuve que aprender de nuevo todo. Fue muy complicado.
¿Cuál es el premio que más recuerda?
Es difícil escoger uno, pero en ese difícil 2013, al final de ese año hice un podio en la Fórmula 3 británica, una competencia de la que han salido campeones de la Fórmula 1. Es decir, es una competencia con mucha categoría. El haber logrado hacer podio fue muy especial para mí.
¿Es supersticiosa?
Solía serlo pero ya no. He dejado de creer en esas cosas… maduré... Lo único que sigo haciendo es meterme al coche por el mismo lado, el derecho. Es lo único que no he cambiado.
En el mundo del automovilismo quiénes son más competitivos, ¿los hombres o las mujeres?
Somos igual de competitivos, pero lo hacemos de manera diferente. Tenemos estilos diferentes. Sin embargo hay una gran característica en este deporte y es que es uno de los pocos donde podemos competir hombres y mujeres.
¿Más que en el tenis, por ejemplo?
Sí, porque en el tenis dependes mucho de la fortaleza física. Si bien el automovilismo también es muy exigente desde el punto de vista físico, una mujer lo puede solventar; en cambio en el tenis, por más que te esfuerces, físicamente una mujer no podrá golpear la pelota más fuerte que un hombre. En el automovilismo tienes otros factores primordiales, que son la mente y el motor. Por eso es uno de los pocos deportes donde podemos competir sin mayores diferencias.
¿Cuándo supo que quería ser piloto profesional?
Desde muy temprano. Creo que desde esa primera carrera. Tuve muy claro rápido que quería llegar a lo más alto del automovilismo, la F1, porque soy muy competitiva. Yo siempre lo supe, el trabajo fue más convencer a mis papás y a la gente de mi alrededor de que las carreras eran lo mío, y poder compaginarlo con los estudios. Porque ellos no estaban muy seguros de que una niña de nueve años supiera lo que quería hacer con su vida.
Su padre es muy fanático del automovilismo. Seguramente eso influyó en su carrera...
Tenía motos en la casa, pero él nunca corrió y no fue él quien me llevó por primera vez a los karts, sino mi hermana Paula. Así que todo salió espontáneo. Más bien por su afición fue más fácil convencerlo a él que a mi mamá. Él nunca forzó nada, fue una pasión que surgió naturalmente.
El automovilismo es un deporte muy costoso, ¿cómo hace para competir?
He sido muy afortunada de que mis padres al comienzo me ayudaran, y a medida que he ido subiendo de categoría he conseguido patrocinadores para seguir. Pero no es fácil. Siempre estamos en la constante búsqueda de apoyo económico para seguir creciendo. Los mejores carros, los mejores equipos, cuestan mucho dinero y para poder estar entre los mejores tienes que estar con la mejor máquina y el mejor equipo.
¿La búsqueda de patrocinadores se le ha hecho más difícil por el hecho de ser mujer?
La búsqueda de patrocinadores tanto para hombres como para mujeres es muy difícil. Hay una ventaja para mí y es que por ser mujer llamo más la atención. Tengo algo que no tienen los demás, ser mujer piloto, y esa exposición, aunque a veces no la quieras, llama la atención.
"Mi primer proyecto es lograr competir en la categoría, porque hace muchos años no compite una mujer en Fórmula 1. Y luego ganar una carrera y después llegar a lo máximo, que es ganar un campeonato".
¿Cuál es su referencia en el mundo del automovilismo?
Sin duda, Juan Pablo Montoya, porque crecí viendo sus carreras y fue justo también cuando empecé en los karts. Montoya es un súper piloto y es reconocido como uno de esos grandes de este deporte.
¿Cómo ve el mundo del automovilismo en Colombia?
Ahora estoy un poco alejada porque vivo en España por cuestiones logísticas. Pero me gustaría que existieran más categorías de formación y así los niños no tendrían que irse tan temprano al exterior, pagando en euros o en dólares para aprender; que hubiera más circuitos. Desafortunadamente no se le da tanta relevancia como a otros deportes. Toca ir poco a poco.
Cómo ve el papel de las mujeres en el automovilismo: ¿serán cada vez más competidoras o seguirá siendo un deporte esencialmente masculino?
Los tiempos van cambiando y la relevancia de las mujeres va creciendo en todos los ámbitos, no sólo en el deportivo. En el automovilismo cada vez más he visto a niñas interesadas en participar en karts; ahora hay ingenieras, mecánicas, incluso en la Fórmula 1, pero será un proceso largo para lleguemos a tener una participación 50-50.
¿Si llegara a participar un número importante de mujeres en el automovilismo, cree que se debería crear una F1 sólo para mujeres?
Estoy en contra de dividirla, porque yo nunca he pensado que no pueda ganarle a un hombre. Y creo que eso es lo bonito del automovilismo: que podemos competir mano a mano precisamente porque no hay condicionante físico. Igual tendría que pasar mucho tiempo para que haya una cantidad de mujeres de altísimo nivel para competir, y nada más por eso creo que no hay necesidad de dividir. En mi caso, siempre he querido competir contra los mejores y por eso estaría en contra de una división entre hombres y mujeres.
Su gran sueño, ha dicho, es ganar por lo menos una carrera de F1.
Sí. Obviamente voy pasito a pasito. Mi primer proyecto es lograr competir en la categoría, porque hace muchos años no compite una mujer en Fórmula 1. Y luego ganar una carrera y después llegar a lo máximo, que es ganar un campeonato.
Al frente del volante, ¿cuál cree que es su ventaja?
Creo que soy muy buena tomando decisiones y dando información a los ingenieros sobre la condición del carro.
Fuera de las pistas, ¿cómo es su día a día?
Viajo muchísimo por las carreras, también a la sede de mi escudería y a los compromisos con los patrocinadores, así que me la paso en constante movimiento. Cuando no estoy de viaje, pues estoy entrenando duro porque este deporte es muy malagradecido y se pierde muy rápido lo que costó ganar. A veces debo hacer doble sesión: mañana y tarde. Luego salgo con mi hermana Paula, que también es mi mánager, a tomar un café preferiblemente colombiano. Además, soy amante de los deportes, y cuando tengo oportunidad voy a un partido de tenis o de fútbol o veo por televisión las carreras de las diferentes categorías.
¿Cómo es la relación con su hermana, que fue piloto y ahora es su mánager?
Ella y yo empezamos al mismo tiempo en las carreras pero ella es la mayor y fue quien me llevó por primera vez a una pista. A los cinco años el Niño Dios le trajo una moto y luego, al crecer, yo la heredé. Desde pequeñas las dos tuvimos presentes la velocidad y la adrenalina. Ella dejó las carreras por la falta de patrocinadores, pero quiso seguir vinculada a este mundo y ayudándome. Y aquí estamos, trabajando juntas.
¿Qué pilotos nuevos ve con interés?
Yo participo en la F2, que es la antesala de la Fórmula 1, y allí hay varios pilotos que ya están en equipos grandes como Ferrari, Mercedes, McLaren. He competido contra Max Verstappen, Lance Stroll, contra muchos que ya están en F1. Diría que quienes más me han impresionado son Verstappen y Charles Leclerc, son jovencitos los dos y creo que tienen madera de campeones mundiales.
Hasta que usted llegue.
Eso espero...
Fotos cortesía de motorsportpics.de
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