Para velar por la seguridad, el orden y la conservación de las 137 playas con vocación turística de Colombia hay que poner de acuerdo con autoridades nacionales, regionales y locales. Aquí les contamos cómo funciona ese engranaje.
Colombia es un derroche de biodiversidad, con una fiesta de azules y verdes que exhibe en sus mares, de blanco y naranjas en sus arenas, de amplias sonrisas en sus anfitriones. Desde Ojo de Agua en el Cabo de la Vela en la Península de la Guajira, pasando por Barú en Cartagena, Belo Horizonte en Santa Marta, el Archipiélago de San Bernardo, en el Golfo de Morrosquillo, hasta llegar a Pianguita, Nuquí y Bahía Solano, en Chocó, la variedad de playas es fascinante. Pero muchos ojos deben vigilar que esas riquezas naturales y paisajísticas puedan ser disfrutadas por el hombre y otras especies, por muchas generaciones.
Para eso, distintas instituciones públicas colombianas ejercen las funciones de cuidar la flora y la fauna que habita en los litorales arenosos, a la par de regular las concesiones que se otorgan para el aprovechamiento comercial y las actividades recreativas en las playas.
A otras les corresponde fiscalizar el cumplimiento de las normas nacionales e internacionales para preservar el medio marino o garantizar el desarrollo de la actividad turística a través del empoderamiento comunitario. Otras investigan, legislan, sancionan. Todas se esfuerzan por cuidar el medio ambiente y promover un aprovechamiento económico sostenible.
Desde 1971, la Dirección General Marítima de Colombia (Dimar), adscrita al Ministerio de Defensa, es la institución gestora y administradora de las costas y litorales colombianos. Con esta responsabilidad a cuestas, en el año 2018 la entidad contabilizó 137 playas de aprovechamiento turístico en el país, 65 de las cuales están ubicadas en zonas urbanas y otras 72 en zonas rurales. Con todo y que la extensión de la línea de costa es de 2900 kilómetros, y casi la mitad del territorio nacional corresponde a zonas marítimas, no había, sino hasta hace dos años, un esquema formal de ordenamiento de playas en los 12 departamentos que tienen salida al mar.
“Distintas instituciones públicas se encargan de cuidar la flora y la fauna de los litorales arenosos, y de regular las concesiones”.
El director general Marítimo, Juan Francisco Herrera, explica que las capitanías de puerto, alcaldía y gobernaciones fueron claves para hacer este inventario en el que se incluyen las playas para bañistas de la Costa Pacífica y de la Costa Caribe. Y con esta información base, lo siguiente ha sido delimitar los usos que se le pueden dar a esos espacios, incluyendo áreas de reposo para el bañista, el tránsito de embarcaciones, la práctica de deportes náuticos, accesibilidad y otro tanto de especificaciones más. Se trata de una tarea que ya se ha cumplido en la mitad de las playas recreacionales, pero falta trabajo por hacer.
“En el año 2000 Colombia recibía 500.000 visitantes extranjeros al año, que acudían a disfrutar de nuestras playas. Nos dimos cuenta que era imperativo tener una Política Nacional de Playas que nos permitiera ordenarlas, regularlas y cuidarlas, porque hasta entonces no se miraba el mar como una oportunidad de desarrollo. A comienzos de 2019 la cifra de turistas internacionales que llegaba al país atraído por sus playas era de 6 millones de personas al año. Íbamos en un ascenso extraordinario, pero ahora la pandemia nos obliga a tener nuevas estrategias”, advierte el director de la Dimar.
Con la idea de poner de acuerdo a las distintas autoridades que tienen injerencia sobre el cuidado y funcionamiento de los balnearios, el poder legislativo nacional creó en el año 2012 los Comités Locales para la Organización de las Playas.
Desde 1971, la Dirección General Marítima de Colombia (Dimar), adscrita al Ministerio de Defensa, es la institución gestora y administradora de las costas y litorales colombianos.
Estos Clop están integrados por un funcionario del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, otro de la Dimar, y otro de la Alcaldía, en los 47 municipios costeros. Así quedó establecida una instancia en la que conf luye el nivel de gobierno nacional con el local. Con la excepción de las islas San Andrés, Providencia y Santa Catalina, donde la competencia dentro de los Comités no está en manos de la municipalidad sino de la gobernación.
Más tarde, en 2013, el Ministerio de Comercio y la Dimar reglamentaron el funcionamiento de los Clop, a través de dos documentos que se complementan. Entre otros detalles, estipularon que se reunirían por lo menos dos veces al año. “Pero necesitamos volverlos más funcionales. La verdad es que ese espaciamiento de las reuniones y los cambios permanentes de los gobiernos municipales dificulta los avances en las tareas. Yo le llamo a eso la tragedia de la administración pública que solo podemos vencer con el empoderamiento de las comunidades”, apunta Juan Francisco Herrera.
A esos Comités les corresponde definir los esquemas de seguridad e infraestructura pertinente para un turismo sostenible, en el que se involucre a las comunidades en el modelo de gestión, sin que la ubicación de las playas, en jurisdicción rural o urbana, represente una desmejora en la calidad de los servicios.
Retorno bioseguro
Tras 6 meses de prohibición de hacer uso de las playas recreacionales, con motivo de la pandemia del covid-19, el Ministerio de Salud y Protección Social estableció el protocolo para regresar a los balnearios:
-Señalar los linderos de la playa, y un área de ingreso y salida, con control de bañistas.
-Disponer áreas de desinfección.
-Determinar zonas de servicios para expendio de comida, con distanciamiento de dos metros entre comensales.
-Establecer un mecanismo de reserva por medios digitales para el acceso a las playas.
-El uso de tapabocas es obligatorio, excepto al ingresar al agua.
-Se prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco.
-El horario será de 6:00 a.m. a 5:00 p.m.
Parques Nacionales vigilante Dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN) hay por lo menos 14 áreas que incluyen playas con vocación turística. Por eso, en lugares como el Parque Nacional Tayrona o el Parque Nacional Corales del Rosario, corresponde a esta institución determinar la capacidad de carga (máximo de visitantes), las reglas de funcionamiento, otorgar concesiones comerciales, garantizar la seguridad y ejercer funciones sancionatorias.
Jair Mendoza, profesional de Ecoturismo de la Dirección Territorial Caribe de Parques Nacionales de Colombia, explica que para ser garantes de la conservación de las playas que están en jurisdicción objeto de protección, la institución define acciones muy claras respaldadas con soporte científico y legal. Se coordina con Dimar, pero se tiene autonomía.
Las playas son lugares de descanso y aprovisionamiento para aves endémicas, y también las migratorias que utilizan esta ruta para volar a sus destinos.
“Se han hecho investigaciones para levantar información específica de cada área, de tipo morfológico y geográfico, tales como las características de la arena, la erosión, el comportamiento del agua y las especies de importancia dentro de esos ecosistemas. Entonces con base en eso se toman decisiones para proteger el área de manera integral”, advierte Mendoza.
El funcionario de PNN cita el ejemplo la tortuga marina que es de gran importancia ecológica, y llega con frecuencia a anidar en las playas del Parque Tayrona. O en el Parque Flamenco, donde la playa se convierte en punto de descanso y aprovisionamiento para aves endémicas y también las migratorias que utilizan esta ruta para volar a sus destinos.
“Hay que tener en cuenta que las playas también brindan servicio ecosistémico a las zonas terrestres consolidadas. Los litorales arenosos reciben todo el ímpetu de las olas, actúan como una franja protectora cuando las corrientes marinas y los vientos elevan de forma extraordinaria el oleaje marino. De ahí que si no se respetan esas zonas de protección suelen ser frecuentes los daños causados por la erosión”, insiste Mendoza.
La cifra
Hay 137 playas de aprovechamiento turístico en el país.
Muchas de las playas que forman parte del sis-tema de protección son atractivas para el ecoturismo y el desarrollo económico de las jurisdicciones a las que pertenecen. Por eso, PNN tiene un Plan de Ordenamiento Ecoturístico, que ejecuta a través de actores claves: universidades, Invemar, colegios, corporaciones regionales, oenegés y comunidades organizadas. Ese plan establece herramientas para una buena planificación de ese atractivo, zonifica servicios, mide impactos y considerar experiencias sostenibles.
“La tarea no es fácil porque el manejo de los litorales está también sometido a la acción de la naturaleza que puede ser imprevisible e incontrolable. Así nos enfrentamos a la erosión excesiva derivada del cambio climático, que es una dinámica natural que no podemos frenar. En los últimos 10 años ha habido grandes pérdidas del espacio territorial de las playas y se vaticina que esta pérdida se incremente hasta 2030. Eso no lo podemos detener, pero sí podemos visitar las playas con conciencia ecológica para ser parte activa de la tarea de conservación de nuestros patrimonios naturales”, detalla el profesional de Parque Naturales Nacionales.
Otros que aportan
-Alcaldías y Corporaciones Regionales de los departamentos costeros deben velar por la disposición final de los desechos sólidos que llegan a las playas, a través de las empresas concesionarias de la recolección de basuras.
-El Código Nacional de Policía y Convivencia establece normas para la preservación y conservación de las playas marinas y fluviales y, por tratarse de espacios públicos, también les toca encargarse del orden y la seguridad.
-Defensa Civil y las alcaldías de muchos de los municipios con playas son los encargados de costear los sueldos y el equipamiento de los cuerpos de salvavidas que por ley deben vigilar a los bañistas en las playas de uso recreacional. En otros casos las Corporaciones Autónomas Regionales o las gobernaciones asumen esa responsabilidad.
-El Ministerio de Turismo, Industria y Comercio, a través de Fontur, implementa un plan de ordenamiento de playas a través del cual se avanza en la señalización de las playas turísticas de Colombia. Esto incluye el fortalecimiento de los sistemas de boyas, sistemas flotantes de amarre y localización de servicios turísticos.
Dejar un comentario