Aunque el poliamor se relaciona erróneamente con una moda vinculada a la promiscuidad, en la realidad significa una opción para pensar las relaciones de manera diferente.
iempre se dice que los primeros años de una relación son los mejores”, dice el educador sexual Agustín Alvear-Blau, quien lleva 16 años con su pareja y tienen dos hijos. Sin embargo, él cree que los mejores años comenzaron cuando tomaron la decisión de tener otras parejas mientras estaban juntos. “El poliamor nos ha permitido conocernos mejor y crecer como personas. Entre nosotros existe una honestidad mucho mayor”, confiesa.
Tanto para ellos como para otras parejas, practicar el poliamor les ha permitido quitarse de encima muchos prejuicios impuestos. El secreto es recordar que las relaciones son un camino de prueba y error.
Más allá de tener dos novias o dos novios, o de tener un matrimonio de más de dos personas, el poliamor es una forma de no monogamia que implica mantener múltiples relaciones sexoafectivas simultáneamente, con una jerarquía o no entre ellas. En este tipo de relaciones no existe exclusividad ni en el ámbito sexual ni en el romántico. Sin embargo, el poliamor puede ser un término tan difícil como el amor.
Según la psicóloga Alba Centauri, fundadora de Poliactivismo, un colectivo que realiza talleres sobre poliamor y feminismo, “el poliamor puede ser muchas cosas, todo depende de las personas involucradas. Para algunos puede ser una exploración erótica, para otros puede ser algo político y revolucionario. Para otros, un estilo de vida”. A pesar de la imposibilidad de una clara definición, hay un acuerdo: el poliamor debe ser consensuado, lo que significa que todos los involucrados deben tener conocimiento de que existen otras personas.
Aunque esta forma de concebir el amor podría ser difícil de digerir al principio, en la práctica puede ser una manera de buscar nuevos horizontes.
Por qué dar el primer paso
Para Centauri, el primer paso para comenzar con el poliamor es preguntarse lo que significa el amor para uno mismo y para los involucrados. Hay que preguntarse si la concepción de amor del otro implica la exclusividad o no y si es acorde a las creencias de ambos. Entonces es necesario exponer las razones para cambiar o definir el estatus de la relación. “Hay personas que se enamoraron de alguien más, hay personas que quieren salir de la rutina y experimentar, hay otras que les gustaría tener sexo con mayor frecuencia o incluso son bisexuales y no van a satisfacer sus deseos de otra manera”.
No obstante, recomienda la escritora y periodista Sandra Bravo, que practicar el poliamor no funciona como un ungüento para subsanar problemas de pareja: “Si la relación monógama no funciona de ninguna manera, abrirla no es la solución”. Por otra parte, si lo que se quiere realmente es aportar algo a ese vínculo afectivo, lo importante es que exista una comunicación clara y empática que permita llegar a acuerdos.
Más allá de tener dos novias o dos novios, el poliamor es una forma de no monogamia que implica mantener múltiples relaciones sexoafectivas simultáneamente.
Llegar a un acuerdo
Uno de los pilares del poliamor y de las relaciones no monógamas en general es la construcción de un acuerdo. “En la monogamia tradicional, existe una serie de reglas tácitas y silenciosas sobre la exclusividad afectiva que permanecen más o menos estables a través del tiempo. Cuando se rompen estas reglas llega la infidelidad”, dice Alvear-Blau. En el poliamor estos acuerdos deben ser creados teniendo en cuenta las necesidades y los límites de cada persona involucrada. Sobre esto, hay que ser cautelosos y no creer que ya todo está dicho. Es posible que surjan puntos que no hayan sido mencionados nunca y que salgan a colación después. Entonces es necesario hablarlo y concretar nuevos acuerdos. Estos no deben ser estáticos sino que se pueden transformar a medida que avanza la relación para seguir respondiendo a deseos mutuos.
También puede pasar que esa transformación de la vida en pareja ha afectado negativamente la convivencia y se prefiere dar un paso atrás. De la misma forma, existe la posibilidad de que la gente incumpla con los acuerdos establecidos. En ese aspecto, el poliamor no dista mucho de la monogamia. Habrá que recurrir a la reconciliación o en últimas, a una ruptura de la relación.
Sobrevivir a los celos
Aunque los celos son concebidos como una reacción natural de los seres humanos ante la amenaza de perder la atención de una persona, no por eso significa un obstáculo infranqueable para tomar la decisión de ser poliamoroso. “A pesar de que hay un fuerte componente biológico en todo lo que hacemos, también existe un componente social, de lo construido socialmente, que es muy importante también. Si se logra quitar lo construido, lo biológico ya no pesa tanto. Pensar que no puedo hacer nada porque es natural es un poco facilista”, explica Centauri.
Una forma de lidiar con los celos es comprendiéndolos. No se trata de intentar eliminarlos como si fueran algo negativo, se trata de vivir esa emoción para poder entender de dónde viene. Mientras hay gente que transforma los celos en ira o rencor que luego se manifiesta contra su pareja, hay gente que dirige esos sentimientos hostiles hacia sí misma. Allí es donde debe entrar la gestión emocional, que es una habilidad que se aprende.
Según Bravo, hay varios métodos para gestionar los celos: “Una opción es hacerle saber a la persona a la que van dirigidos; otra puede ser tomar papel y lápiz y describir eso que se está sintiendo. También ayuda el asesoramiento y apoyo emocional de los amigos”.
Otras formas de no monogamia
Poliamor jerárquico: Existe una pareja principal y una o varias secundarias.
Polifidelidad: Hay un acuerdo de que solo se mantendrán relaciones sexoafectivas con los miembros de un grupo. Un ejemplo de esto son las triejas.
Relación sin exclusividad sexual: Aunque existe exclusividad afectiva, los involucrados pueden mantener relaciones sexuales con otras personas.
Swinger: Aunque no es una relación no monógama, es una práctica no monogámica en la cual hay un intercambio de parejas para tener relaciones sexuales en eventos específicos como fiestas, clubes, etc.
Anarquía relacional: Existe el principio de que las etiquetas no son necesarias, puesto que cada relación es diferente en sí misma.
Poligamia: Es un tipo de matrimonio en la cual se le permite a una persona estar casada con más de un individuo y depende de las leyes de cada país.
* Periodista de Bienestar Colsanitas.
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