La literatura infantil no solo es fuente de entretenimiento y educación: también ayuda a entender y a sanar heridas del alma, o a sobrellevar situaciones difíciles.
a literatura infantil contemporánea abarca situaciones de las que no se les hablaba en voz alta a los niños: la enfermedad, la muerte, el abandono, el rechazo, la discapacidad, el acoso sexual, entre otros. Algunos adultos consideran que esos no son temas para niños, sin embargo se trata de situaciones a las que con frecuencia ellos se ven enfrentados y sobre las cuales los pequeños necesitan hablar, necesitan de alguien que los guíe.
Si bien como adultos no tenemos todas las respuestas, podemos acompañar a los niños a descubrirlas, y la lectura puede ser el vínculo y el vehículo para hacerlo. Muchos libros para niños son considerados terapéuticos porque en ellos los lectores pueden hallar las soluciones a sus inquietudes mediante la contemplación de lo que la historia parece aludir sobre sí mismos. La literatura puede ponerle palabras a sentimientos complejos que el niño solo puede sugerir.
¿Cómo encontrar el libro indicado para cada situación? Asesorándose, leyendo, abriendo la mente y conectándose profundamente con el niño sin imponer gustos personales. Podemos encontrar libros prescritos, aquellos que “sirven para...” o son recomendados de una forma casi funcional para que solucionen o den razón sobre una situación alrededor de la vida de los niños. Algunos sitios en internet para asesorarse son espantapajaros, anatarambana.blogspot.com.co/, mrfoxprescribe. wordpress.com/ , imaginaria.com.ar/indice-resenas-de-libros/
Otras obras de literatura infantil no mencionan directamente un tema o una situación, pero su lectura puede también responder a las inquietudes de los niños. Por ejemplo, los cuentos de hadas han sido utilizados para liberar traumas. Muchos adultos los vetan porque contienen escenas de violencia y situaciones censurables, pero otros los consideran relevantes para ayudar a los niños en situaciones difíciles. El prestigioso doctor Bruno Bettelheim usó estos cuentos para sanar las profundas heridas y traumas que la Segunda Guerra Mundial causó en algunos niños. En su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Bettelheim afirma que el mensaje de estas obras es que “la lucha contra las serias dificultades de la vida es inevitable, [...] pero si uno no huye, sino que se enfrenta a las privaciones inesperadas y a menudo injustas, llega a dominar todos los obstáculos”. En los cuentos de hadas el héroe triunfa no gracias a su fuerza sino a su agilidad, astucia e inteligencia. Este rasgo no escapa a los niños lectores.
En estas narraciones es frecuente el viaje transformador de un personaje durante el cual se enfrenta a montones de dificultades, e incluso en algunas historias muere, solo para renacer convertido en una mejor versión de sí mismo. Un ejemplo es La historia interminable, de Michael Ende, una novela de aventuras que refiere el viaje de un niño y las diversas situaciones que enfrenta. Una persona que atraviese una enfermedad o una situación retadora y transformadora podrá identificarse con esta magnífica obra.
Sin tapujos, de forma bella y poética, la muerte ha sido abordada en la literatura infantil desde las más diversas perspectivas. Los ejemplos son muchos. Solo para mencionar algunos: Nana vieja (Margaret Wild), El libro triste (Michael Rosen), ¿Cómo es posible? (Peter Schössow), El Cielo (Nicholas Allan), Puente a Therabitia (Katherine Paterson). Todos hablan de la muerte de un ser querido: Abuelos, hijos, amigos, mascotas.
"Es sorprendente cómo libros de carácter fantástico pueden responder a muchas inquietudes de los lectores de forma tácita pero directa".
Los libros para niños que hablan de la enfermedad son escasos. No obstante, existen obras como Matilde y el ladrón de recuerdos (Francisco Leal), Al atardecer (Jackeline de Barros) y El zorro que perdió la memoria (Martin Baltscheit), sobre el Alzheimer; Summer Wine (Juan Fernando Jaramillo) y Mamá se va a la guerra (Irene Aparici), sobre el cáncer, o Yo te curaré, dijo el pequeño Oso (Janosch) y Un pasito otro pasito (Tommy De Paola), que abordan las enfermedades desde variadas perspectivas y trascienden la dolencia, enfocándose en los lazos afectivos entre el paciente y su familia o amigos.
Es sorprendente cómo libros de carácter fantástico pueden responder a muchas inquietudes de los lectores de forma tácita pero directa. Por ejemplo, Peter Pan (J.M. Barrie): aunque sea una historia fantástica de aventuras habla también de niños abandonados que unidos logran sobrevivir a los abusos del Capitán Garfio. Matilda (Roald Dahl) es rechazada por sus padres y logra sobreponerse a esta situación gracias a la magia y a su inteligencia. En El globo (Isol) y Madrechillona (Jutta Bauer) las madres gritan con violencia a sus hijos que, al final, logran recomponer la situación.
Tarzán de los monos o El libro de la selva son libros de aventuras, pero también hablan sobre adopción. En El libro de la selva, Mowgli, adoptado por lobos, es llamado “Ranita” por ser lampiño. Aunque atraviesa muchas dificultades dadas sus evidentes diferencias con los lobos, logra convertirse en el líder de la manada. Choco busca una mamá (Keiko Kasza) y ¡Adiós, pequeño! (Janet y Allan Ahlberg) tienen protagonistas que buscan una mamá o un papá; las historias no se centran en la adopción: hablan de las aventuras de los niños mientras encuentran a sus padres, pero pueden ser aprovechados para mostrarles a los niños la adopción como proceso natural.
Un tema tan delicado como el abuso sexual puede hallarse de forma indirecta en El señor Korbes quiere besar a gallinita, que, de acuerdo con el escritor Jairo Buitrago, es “una historia atemporal, fábula antiautoritaria, himno coral y cómico sobre la solidaridad y la amistad frente a quienes quieren engañarnos”; una historia de acoso, si se quiere, en la que el señor Korbes engaña a Gallinita para llevarla a su casa y darle un beso.
Las discapacidades, los roles de género, la identidad sexual, la guerra, el desplazamiento, la violencia, el acoso escolar, el divorcio... en fin, muchos libros para niños abordan estos asuntos de forma clara, honesta y, sobre todo, respetuosa con los lectores infantiles. La visita a una biblioteca pública o a una librería será el primer paso para darle voz a los libros y permitir que tanto sus imágenes como sus palabras toquen el corazón y respondan con un susurro las inquietudes de cada lector.
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