El cine nos ha dejado un número largo de películas cuyos protagonistas ejemplifican a la perfección más de un problema de salud mental. Estas son cinco de ellas comentadas por el psiquiatra Nestor Ramos, profesor de la Fundación Universitaria Sanitas.
Siempre Alice
Título original: Still Alice
Dirección: Richard Glatzer y Wash Westmoreland
Año: 2014
La película está basada en la novela homónima de la escritora estadounidense Lisa Genova, y narra la historia de Alice, una profesora universitaria joven que es diagnosticada con la enfermedad de Alzheimer luego de haber olvidado algunas palabras y eventos.
“Es importante aclarar que hay dos tipos de Alzheimer: el esporádico y el genético. El primero es el que normalmente vemos en adultos mayores de 65 años, multicausal, y con características particulares; el segundo se desarrolla a partir de genes específicos y su desarrollo puede suceder en la adultez joven. Ese es el caso de Alice, que, siendo una mujer totalmente productiva, con un rendimiento intelectual significativo, comienza a tener algunas fallas de memoria, de lenguaje y de orientación. En la película vemos cómo la enfermedad evoluciona en el transcurso del tiempo y cómo la familia se ajusta a ciertos cambios, porque los pacientes con esta enfermedad necesitan mayor cuidado y supervisión, ya que pierden la capacidad de llevar a cabo actividades cotidianas. Es muy interesante ver cómo en la película se muestran los síntomas clínicos, la evolución de la enfermedad y la reorganización de la familia para manejar la situación”.
Una mente brillante
Título original: A Beautiful Mind
Dirección: Ron Howard
Año: 2001
La película está basada en la novela homónima escrita por Sylvia Nasar, en la que cuenta la vida del matemático John Forbes Nash, ganador del premio Nobel de economía en 1994. A pesar de ser un exitoso matemático, Nash padeció esquizofrenia durante gran parte de su vida. La película representa la lucha de Nash consigo mismo en medio de una agitada vida profesional.
“Vemos a un paciente que padece de esquizofrenia, pero que, antes de la enfermedad, tenía un funcionamiento bastante alto, con una reserva cognitiva muy buena. La esquizofrenia es una enfermedad crónica y degenerativa que causa alteraciones cognoscitivas en el afecto, comportamiento, pensamiento y funcionamiento social del paciente. En la película podemos ver cómo el personaje tenía algunas alteraciones en el pensamiento, con delirios persecutorios: él construye una historia de persecución a partir de algunos mensajes que aparecen en los periódicos y que intenta descifrar. Nash tiene delirios, es decir, ideas extrañas que no encajan dentro de su contexto cultural, ideas que además defiende con vehemencia cuando son confrontadas por las personas que lo rodean. Hoy en día hay medicamentos y terapias que ayudan a controlar estos síntomas para que el paciente no se vaya de la realidad y tenga una rehabilitación funcional en los ámbitos familiar y laboral”.
Inocencia interrumpida
Título original: Girl, Interrupted
Dirección: James Mangold
Año: 1999
En 1993, la escritora Susanna Kaysen publicó un libro contando su experiencia como paciente en un hospital psiquiátrico durante su adolescencia. La película está basada en estas memorias. Kaysen tiene 18 años y padece de trastorno de personalidad límite, condición que comparte con otras mujeres que conoce durante el tiempo en el que está internada.
“En la película podemos ver adolescentes o adultos jóvenes que tienen comportamientos impulsivos y son inestables respecto al manejo de sus emociones. Aquí vemos cómo la personalidad condiciona algunas conductas. Tenemos que tener en cuenta que la personalidad es el grupo de características que le otorgan a cada persona su propia individualidad y que lo hace totalmente inconfundible. Los rasgos de personalidad de los personajes de la película indican un trastorno de personalidad límite o trastorno borderline. Estas personas se caracterizan por ser impulsivas, explosivas, e incapacidad para controlar emociones; tienen una sensación crónica de vacío y suelen involucrarse en relaciones intensas e inestables. Como hacen un esfuerzo excesivo para intentar no ser abandonadas, cuando los demás se alejan pueden amenazar con llevar a cabo conductas autolesivas o suicidas. La película se concentra en mostrar cómo son estos pacientes. El tratamiento incluye un proceso psicoterapéutico muy juicioso y los medicamentos se usan en caso de que haya algún trastorno adicional”.
Mejor imposible
Título original: As Good as It Gets
Dirección: James L. Brooks
Año: 1997
Melvin Udal es un exitoso escritor de novelas de amor y padece un trastorno obsesivo compulsivo, esto lo hace insoportable para la mayor parte de las personas que lo rodean. Excepto para Carol Connelly, la única camarera que puede atenderlo. Este encuentro desencadena una entretenida y particular historia de amor.
“En la película vemos a un paciente cuyo trastorno obsesivo compulsivo le genera dificultades para consolidar vínculos afectivos. Está enfermedad se caracteriza porque las personas tienen pensamientos o imágenes recurrentes, casi como una idea parasito que invade la mente y genera gran ansiedad. Estos pacientes reconocen que dicha idea es absurda y que necesitan de una compulsión, una acción, para mitigar su angustia. En la película vemos que el personaje necesitaba verificar que todo estuviera cerrado, o lavarse las manos repetidamente por la sensación de estar contaminado, gestos que parecen cómicos pero que para las personas que padecen la enfermedad son muy difíciles de manejar. Cabe anotar que los pacientes con estas dificultades pueden tratarse mediante manejo psicológico y psiquiátrico para tener una vida sin mayores complicaciones”
El silencio de los inocentes
Título original: The Silence of the Lambs
Dirección: Jonathan Demme
Año: 1991
Está basada en la novela homónima de 1988 de Thomas Harris. Hannibal Lecter es un psiquiatra exitoso, brillante, pero detrás de esa cubierta, es un asesino serial, que asesina a sus víctimas para luego cocinarlas y comerlas. Luego de ser atrapado, la agente del FBI, Clarice Starling, lo busca en su celda para que la ayude a resolver una serie de crímenes seriales. Nadie conoce mejor a un sociópata que un sociópata, parece decir la película.
“Hannibal Lecter tiene rasgos de personalidad antisocial, que se caracteriza por una conducta totalmente irresponsable e incumplir las normas dadas por la sociedad. Normalmente este tipo de personas evitan o se resisten a ser controladas y, al contrario, esperan la sumisión de los demás. Son encantadores de serpientes: manipulan a las personas para su propia conveniencia. De hecho, son como jugadores de ajedrez que van moviendo cada ficha para su propio bien. Debido a esto, son muy fríos, carecen de empatía y suelen culpabilizar a terceros; carecen de total culpa, aceptarla sería aceptar que son débiles, así que sus actos no les generan remordimientos”.
Estas cinco películas son una pequeña muestra. Pero el catálogo de la historia reciente del cine reúne muchos más títulos, evidenciando, además, que la salud mental no puede seguir siendo ignorada. Desde los noventa, en el cine hay un interés serio en representar distintos tipos de patologías psiquiátricas. Aquí algunas otras películas: Funny Games (Dir. Michael Haneke, 1997), The Truman Show (Dir. Peter Weir, 1998), Memento (Dir. Christopher Nolan, 2000), El maquinista (Dir. Brand Anderson, 2004), La escafandra y la mariposa (Dir. Julian Schnabel, 2007), Cisne negro (Dir. Darren Aronofsky, 2010), Los juegos del destino (Dir. David O. Russell, 2012).
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