Cada vez más personas encuentran en el senderismo una opción para conectarse con la naturaleza y para hacer un alto en la rutina. Para muchos se ha convertido, incluso, en una forma de meditación.
Caminar en el campo, sin señal del celular, en compañía de los amigos, la familia, la mascota o de un grupo de desconocidos en el mismo plan, genera beneficios por igual al cuerpo y a la mente. Despeja los pulmones, nos oxigena. Escogimos tres rutas —de variada dificultad, pensando en todo tipo de caminantes—en las afueras de Bogotá que son seguras, cómodas y de fácil acceso. Recuerde que lo importante es tener la disponibilidad de apreciar la naturaleza de cerca, de respetarla y de tratar de conectarse con este ambiente de paz.
Recomendaciones para todas las caminatas
- El clima en el momento en que se inicia el recorrido puede ser muy diferente al que se experimenta al llegar a la meta. Por eso es necesario tener la ropa adecuada. Lo principal es protegerse del sol y de la lluvia. Gorra o sombrero, imprescindibles. Ropa impermeable, botas de buen agarre. Se debe evitar los zapatos tipo pisahuevos pues pueden disminuir su rendimiento y provocarle deslizamientos en el recorrido. En lo posible se debe llevar ropa de cambio.
- Bloqueador solar. Tenga en cuenta que posiblemente el sol no le va a parecer tan fuerte durante el recorrido, pero si no se protege al otro día va a padecer las consecuencias de una piel (y sobre todo cuello) insolada o quemada.
- Hidratación y carbohidratos. Especialmente para los paseos a las montañas, los páramos y los picos donde respirar se hace más difícil. Los mejores aliados: el agua, los bocadillos de guayaba y los chocolates, para contribuir con la energía.
1. Nivel básico: Represa del Neusa
Esta es una caminata para aquellos que disfrutan los paseos en los que se puede conversar, detenerse a mirar la vegetación del lugar e incluso tomar un baño (ojo, no en la represa sino en la quebrada cercana).
¿Cómo llegar?
Se sale por la autopista norte hacia el embalse, vía Zipaquirá. Hay aproximadamente 80 kilómetros desde la salida de Bogotá. Lo ideal es salir temprano de la ciudad para ahorrarse el trancón, que empeora hacia las diez de la mañana.
El recorrido
Quizá lo más sorprendente de la caminata no es el embalse, que es majestuoso, sino la cantidad de orquídeas silvestres que se cruzan en el camino. Pequeñas campanitas que descuelgan de ramas plantadas a los costados del sendero hacen del recorrido un paseo memorable. La caminata no se hace rodeando el embalse sino subiendo un poco por las montañas aledañas en el mismo sector donde están las casetas para hacer asados.
Lo que se recomienda es llegar hasta este punto, dejar el carro y empezar la caminata, que puede durar una hora a paso lento, conversado. El sendero está perfectamente delimitado, es plano al principio y después hay un tramo levemente empinado en el que se encuentra otra sorpresa natural: una quebrada. El día en el Neusa puede ser muy soleado (diciembre y enero son meses secos), lo que quiere decir que pensar en meterse a la quebrada no es una locura, más bien un descanso que el cuerpo agradecerá. Y si va con mascotas el plan resultará mucho más atractivo.
La caminata puede terminar en el mismo punto donde empezó, al que se llega después de divisarlo desde arriba. Este plan es ideal para las familias porque aquellos que no disfrutan los paseos a pie pueden quedarse en la caseta organizando el asado mientras los caminantes acuden al llamado de la naturaleza.
2- Nivel intermedio: Lagunas de Buitrago (Chingaza)
Es un privilegio que los habitantes de Bogotá puedan recorrer la belleza de este Parque Nacional Natural, que cuenta con un área de 55.243 hectáreas. Solo se necesita un poco de planeación y una buena provisión de carbohidratos y agua.
¿Cómo llegar?
Se toma la vía a la Calera en dirección al municipio de Guasca. Aproximadamente un kilómetro después del casco urbano de La Calera (en dirección a Sopó) encontrará una subida, a la derecha, al Parque Nacional Natural Chingaza. 35 minutos después está la entrada del parque, donde deberá dejar el vehículo y empezar el camino a pie, disfrutando de las maravillas del ecosistema de páramo.
El recorrido
Tenga en cuenta que este tipo de ecosistemas tienen una capacidad limitada de carga que no se puede exceder, es decir, un máximo de personas que pueden recorrer sus senderos al día. Así que es necesario reservar su paseo (teléfono 1- 3532400 ext. 138 y 139). Eso sí, los sábados es más fácil acceder sin previa reserva pues es un día con poca acogida de transeúntes.
Llegar hasta las lagunas de Buitrago puede tardar una hora y quince minutos caminando con calma. Hay un par de pendientes pero muy suaves. Encontrará frailejones de todos los tamaños. Tenga en cuenta que algunos crecen solo un centímetro por año, así que hay que conservarlos y tratarlos con precaución.
Como la neblina es un acompañante constante de todos los caminantes debe planearse muy bien el recorrido y estar de regreso a la entrada del parque a más tardar a las 3:30 p.m., pues la visibilidad disminuye después de esa hora. El descenso puede tardar otra hora. No olvide llevar mucha agua y un par de bocadillos de guayaba para reponer energías.
3- Nivel Avanzado: Lagunas de Siecha (Chingaza)
Este complejo de lagunas sagradas se va revelando a medida que el caminante avanza. Puede tardar dos horas hasta la más distante, pero vale la pena seguir hasta encontrarla, tomar aliento y descender después de estar en contacto con uno de los territorios privilegiados de los muiscas.
¿Cómo llegar?
Se debe tomar la vía a La Calera en dirección al municipio de Guasca. Cinco kilómetros antes de llegar a Guasca se encuentra el letrero para ir a Chingaza y empieza una vía destapada (siga siempre las indicaciones que están en letreros de madera). Es otra entrada diferente a la de las lagunas de Buitrago, por eso se recomienda preguntar a los transeúntes o a los dueños de las casetas comerciales. El carro debe dejarse de manera ordenada a la entrada del parque, pues en ocasiones se congestiona esta zona y es difícil salir.
El recorrido
“Es una caminata bellísima no solo por lo estético, sino porque es un lugar sagrado de una cultura que estuvo antes de nosotros y eso se alcanza a sentir allá arriba”, afirma Felipe Valderrama, investigador de la Fundación Humedales, quien realiza constantemente este paseo. Felipe es un experto, sabe que la distancia entre laguna y laguna puede ser de 20 minutos y que desde la zona inicial hasta la primera laguna hay 1 hora y 15 minutos. “Se pueden ver frailejones, especies de bosque alto andino, chuscales, todo lo que hay en un páramo”, dice Felipe. Un recorrido que vale la pena hacer en compañía de aquellos que tienen alma perseverante, pues es un paseo largo, teniendo en cuenta el traslado en carro y la caminata.
*Periodista colombiana, colabora en diferentes medios impresos y digitales.
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