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Bienestar Colsanitas

La obsesión por las vitaminas

El exceso de algunas vitaminas en el cuerpo, proveniente de pastillas y suplementos vitamínicos, puede generar hipervitaminosis y ocasionar algunos problemas de salud.

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a moda por las vitaminas ha vendido la ilusión de que, al aumentar su consumo, se ayuda al organismo a funcionar mejor, tener huesos y uñas más fuertes, una piel sana y un pelo brillante. Sin saberlo y creyendo que es una apuesta de salud, muchos optan por automedicarse con pastillas, multivitamínicos y batidos. Sin embargo, el consumo desmedido de vitaminas puede ocasionar lo que se conoce en términos médicos como “hipervitaminosis” y con ella vienen diversos problemas de salud.  

Mientras el auge de la comida chatarra y el ritmo acelerado de vida han llevado a que millones de personas en el mundo no reciban las vitaminas que necesitan diariamente, otro tanto sigue las tendencias de una ola saludable en la que no siempre más es mejor. Y en realidad, si no hay una condición de salud particular, el organismo puede obtener de las frutas y los vegetales todas las vitaminas que necesita para que el cuerpo y la mente funcionen correctamente.  

Según la nutricionista Yani Lozano, la hipervitaminosis rara vez se genera por el consumo excesivo de un alimento y sí por la ingesta anormal de suplementos vitamínicos y malteadas dietéticas. “Si se sigue una alimentación saludable, que incluya el consumo diario de, por lo menos tres frutas y dos verduras, el cuerpo va a recibir las vitaminas que requiere. Si no existe un examen médico que corrobore que hay una falencia de determinada vitamina en el organismo, no es necesario tomar suplementos”, asegura.

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"La hipervitaminosis rara vez se genera por el consumo excesivo de un alimento y sí por la ingesta anormal de suplementos vitamínicos y malteadas dietéticas".

Hay diferentes tipos de vitaminas y no todas se acumulan en el cuerpo. Las hidrosolubles, como las del complejo B y la C, se eliminan a través de la orina, y aunque rara vez generan casos de toxicidad, un exceso de vitamina C, por ejemplo, puede ocasionar diarrea y distención abdominal. Por el contrario, las vitaminas liposolubles, aquellas que se acumulan en los tejidos grasos del organismo, como son la A, D, E y K, pueden generar diferentes tipos de hipervitaminosis.

Aunque en la mayoría de los casos el tratamiento consiste en abandonar el consumo de esa vitamina hasta que el organismo se regule de nuevo, automedicarse con suplementos vitamínicos no es un juego de niños. La hipervitaminosis de vitamina A es fácil de detectar, pues produce en la piel un leve tono amarillo que se profundiza en los pliegues de las manos y los pies, además puede alterar el sistema nervioso y generar irritabilidad, cansancio y somnolencia. El aumento de vitamina D causa niveles de calcio muy altos en la sangre, lo que puede afectar gravemente los riñones y los tejidos blandos. El de vitamina E, que es poco común, cefalea, náuseas, fatiga y dolores musculares; y el de la K, una vitamina que ayuda a coagular la sangre, producir anemia y afectar el hígado.  

Para Lozano, solo en casos específicos hay que recurrir al consumo de suplementos. “En el embarazo el cuerpo demanda más vitaminas para la correcta formación del feto, lo mismo ocurre durante la lactancia o en ciertas cirugías como el bypass gástrico”. También es necesario tomar suplementos cuando se vive en zonas o países donde no es fácil conseguir ciertas frutas y verduras. “Lo importante es no automedicarse y entender que el hecho de tomar más vitaminas no es sinónimo de salud. La suplementación solo puede ser orientada por un profesional de la nutrición”, insiste.