Reconocer el ciclo menstrual como parte integral de la salud y la vida es la propuesta del activismo actual, que promueve los derechos menstruales y el autocuidado como herramientas de autoconocimiento.
os derechos menstruales se han convertido en tema de discusión en los últimos años en Colombia y han surgido como una forma de garantizar el acceso a los artículos de higiene personal a todas las mujeres, niñas y personas menstruantes, pero también han servido para reconciliar y sanar la relación con nuestro cuerpo.
Nuestras reglas, de un proceso tedioso a un ciclo menstrual poderoso es un libro de la antropóloga y activista Isis Tijaro, que explica cómo menstruamos y por qué lo hacemos, pero también explora las dimensiones biológica, espiritual, energética y política de la menstruación, y profundiza en la necesidad de tomar decisiones informadas y autónomas sobre el ciclo menstrual.
Derechos menstruales
En su libro, Tijaro explica que “es urgente ver el tema de la menstruación bajo el marco de los derechos” y los define como la garantía de una vivencia menstrual informada, saludable, digna, libre de toda violencia, instrumentalización, coacción, estigmatización, privación o discriminación. Y como la protección de niñas, mujeres y personas menstruantes para que puedan tomar decisiones autónomas sobre sus cuerpos y experiencias menstruales.
Si no se lo puede comer, no lo ponga en su cuerpo
Uno de los principales llamados del libro es a fomentar la autonomía desde la infancia y tomar decisiones basadas en información veraz acerca de las sustancias químicas que contienen los productos como tampones y toallas higiénicas. Sin embargo, reconociendo las dificultades para informarnos a profundidad sobre todo lo que usamos, Tijaro recomienda tener en cuenta un tip básico: si no se lo puede comer, o si es tóxico, no lo ponga en su cuerpo. “Si no te puedes comer la crema humectante que te echas en la piel, pues no te la pongas, porque finalmente tu piel también come todas estas sustancias por sus poros”. Para ella, la piel, el órgano más grande del cuerpo, está lleno de boquitas que no solo respiran sino que también absorben cada cosa que le ponemos encima a través de los poros, entonces ahí actúan los disruptores endocrinos que se encuentra en muchas cosas, como los esmaltes o algunos alimentos y son químicos capaces de alterar el correcto funcionamiento corporal y afectar la salud.
Nuestras reglas, de un proceso tedioso a un ciclo menstrual poderoso es un libro de la antropóloga y activista Isis Tijaro.
No es solo un sangrado, es un ciclo
A la pregunta sobre por qué hemos sido incapaces de reconocer el ciclo menstrual como parte integral del funcionamiento del cuerpo, la autora responde que el factor principal es la falta de pedagogía menstrual, pues no hemos tenido espacios para entenderla desde el conocimiento y la autonomía, sino desde el dolor y la enfermedad, y ese es el primer paso que considera que debemos dar: comprender la menstruación como algo poderoso y no como algo tedioso. “Histórica y culturalmente se construyó una visión binaria del ciclo menstrual, nos eliminaron la noción del ciclo y nos sembraron una noción de menstruar o no menstruar, estar embarazada o no estarlo, tener dolor o no tenerlo, mancharse o no mancharse; esa es una primera noción que nos aleja del ciclo”. Por eso, considera indispensable educar en la menstruación de manera colectiva, incluyendo a las personas no menstruantes. “Un proyecto que incluya a las niñas pero no a los niños hace que se mantenga la estigmatización, si los niños no tienen acceso a la información (y la sociedad en general) el proyecto no tiene el efecto esperado” agrega.
“Muchas de nosotras hemos podido ir al ginecólogo o al pediatra, pero pocas hemos accedido a la información, por ejemplo, de las fases del ciclo menstrual, los diferentes flujos que tenemos, y nos acercamos a nuestra vivencia menstrual después de algún dolor o experiencia negativa”. La mayor cantidad de personas que conocen bien su ciclo es porque tuvieron una enfermedad o una dolencia muy fuerte relacionada con su experiencia menstrual, entonces ahí se abre la puerta para investigar”, cuenta.
Y es aquí donde aparece otra invitación que nos hace el libro: no tenemos que estar mal para saber sobre nuestro cuerpo y saberlo nos va a permitir prevenir dolencias o complicaciones. “Entender cuáles son los signos de alarma, si el ciclo está descuadrado o no, qué tan normal es tener la regla después o antes de 28 días es clave”, comenta. No hay ciclos menstruales genéricos, dentro de los cuerpos menstruantes también hay una diversidad muy amplia en cuanto a cantidad de flujo, días en los que menstruamos y formas de vivirlo y la única manera de saberlo, es conociendo nuestro propio funcionamiento.
El ciclo y los anticonceptivos hormonales
“Yo no satanizo ningún anticonceptivo, siento que el mejor anticonceptivo es el que tú eliges pero de manera informada”, afirma la autora. Cree que hacen falta mayores espacios para informarnos sobre cuáles son los efectos de los anticonceptivos hormonales y no hormonales. Además, explica que las mujeres que toman pastillas anticonceptivas no tienen un ciclo endocrino, pero su ciclo trasciende a todo el cuerpo: “Aunque estén bajo los efectos de un anticonceptivo hormonal, siguen habitando un ciclo emocional, cultural, intelectual, mental, que no necesariamente se marca tan fuertemente en la cotidianidad pero que igualmente sigue teniendo una naturaleza cíclica”, explica.
Dolor y menstruación
“Muchas veces cuando sentimos algo en nuestro cuerpo, inmediatamente nos colgamos del concepto del dolor porque tampoco hemos tenido otras formas de nombrar una incomodidad o una inflamación”, dice Tijaro. Sin embargo, reconoce que no podemos romantizar la vivencia menstrual, pues aunque es en esencia un proceso poderoso, también hay mujeres a las que sí les duele menstruar y tienen condiciones como endometriosis, miomas u ovarios poliquísticos que se deben atender a tiempo. “Yo creo que toda la onda que está entrando hoy a nuestro país sobre educación menstrual y pedagogía menstrual que se puso tan de moda, romantiza un poco la experiencia menstrual diciendo ‘somos diosas, poderosas, conectadas a la luna’ y realmente a veces la menstruación sí es muy aburridora, sí puede doler, sí te puede poner en un estado de ánimo un poco tenso”. Como explicación a esto, Tijaro expone en su libro “el aspecto sombrío” que se refiere a las cualidades, estados de ánimo, pensamientos, acciones y estados energéticos que promueven las vibraciones negativas, el agotamiento mental y autosabotaje. Y propone preguntarnos cómo estamos atendiendo el aspecto sombrío y cómo lo podemos transformar para apuntar hacia un aspecto más luminoso de cada fase.
Cambios evolutivos
El libro profundiza en la historia de la reproducción y el momento en el que la especie humana evolucionó, entre otras cosas, para disfrutar de la sexualidad y conocer el placer. Pertenecemos a los mamíferos pero dentro del reino mamífero somos las únicas que no menstruamos el día que ovulamos y eso para Tijaro significa un regalo muy grande “y un espejo que refleja a nuestra primera madre que es la Tierra, porque realmente somos su imagen y semejanza, somos cíclicas como ella, creamos la vida, al igual que la destruimos”. Y agrega que este aspecto está muy presente en el libro y es nuestra capacidad para destruir, “pues nos enseñan todo el tiempo que somos madres, creadoras, nutridoras pero poco nos hablan de nuestra capacidad de destruir, desnutrir, quitar la vida para que haya esa regeneración natural”.
La autora explica también que nuestro encuentro sexual antes de la evolución era de espaldas, un apareamiento, pero en el momento en el que nos encontramos frente a frente, cambiaron de posición el canal vaginal, el útero y la columna vertebral. Además, nació el ciclo con la menstruación en un momento distinto a la ovulación y todo esto da paso al nacimiento del erotismo, la sensualidad, la sexualidad, el orgasmo, el placer. “Eso que es tan humano”, concluye.
Herramientas
Además de ser una profunda explicación sobre el ciclo menstrual y sus efectos en la vida, este libro propone un ejercicio de autoconocimiento, una especie de bitácora que permite hacer un registro del ciclo menstrual y reconocer conexiones. El ejercicio se llama La rueda de las guardianas y la autora explica que “te ayudará a contemplar la sabiduría que tienes para transformar tu estado emocional, tu cuerpo físico y la relación que tienes con tu mente, tus pensamientos y tu energía”. La idea es registrar cinco ciclos menstruales completos para después hacer conexiones entre ellos con base en “las guardianas”, una especie de guías espirituales que representan un momento diferente del ciclo en el que se combina un estado físico, mental, emocional, cultural y energético: la guardiana de la sabiduría femenina, de la vitalidad, de la creatividad, de la intuición y de la regeneración.
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