Tres expertas explican cómo prevenir, identificar y actuar frente al abuso sexual infantil.
n Colombia, cada 22 minutos se registra un caso de abuso sexual infantil. El 85,5 % de las víctimas de abuso sexual infantil son niñas, según cifras de la ONU. Son pocos los que se denuncian y aún menos los que siguen un proceso penal que repare a la víctima. La pregunta es: ¿se pueden prevenir estos casos? ¿Qué pueden hacer los padres para enseñar y alertar a sus hijos y evitar que ocurran?
Una de las principales recomendaciones de expertos, es informarse sobre el tema y establecer una guía en casa. Por eso, con la ayuda de tres expertas, diseñamos esta guía dirigida a los padres y aclaramos algunas dudas respecto a este delito.
Lo primero es derrumbar algunos mitos que impiden identificar el problema y comprender los riesgos.
¿Qué es el abuso sexual infantil?
El abuso sexual ocurre cuando una persona se aprovecha de una relación caracterizada por la inequidad y el poder ya sea económico, afectivo o de autoridad frente a un niño, niña o adolescente. “Se habla de abuso porque a los adultos les corresponde velar por el cuidado y protección del menor y, al cruzar los límites, se genera una situación de vulneración”, explica la psicóloga clínica Diana Sánchez, Magister en criminología y victimología.
¿Qué actos se consideran abuso sexual?
Se tiende a pensar que el abuso sexual es únicamente el acceso carnal violento o cuando hay penetración. Pero el abuso sexual también incluye la penetración con objetos y la práctica del sexo oral. Sin embargo, en la tipología de violencia sexual, la mayoría de los casos no involucran ningún tipo de penetración, sino varios tipos de conductas de abuso que impican:
-Tocamientos.
-Exposición a material de contenido pornográfico.
-Exposición a relaciones sexuales.
-Exhibición de partes del cuerpo.
-Conversaciones y acciones eróticas.
-Inducción a comportamientos hipersexualizados
¿Cuál es el perfil de un abusador?
Otro error que se repite con frecuencia es creer que el abusador es una persona extraña al círculo del menor, desagradable en el trato o en su aspecto, un depredador sexual identificable a simple vista. No hay nada más alejado de la realidad y lo muestran las cifras de Medicina Legal: 95 % de los agresores son personas conocidas por la víctima y 87 % de los casos ocurren en casa.
Vanesa Giraldo, psicóloga clínica, conocida en redes sociales como La mala madre, aclara que el abusador suele ser una persona cercana al menor y/o a su familia y, en efecto, es consciente de la relación de poder que tiene y el daño que puede causar, por eso incurre en conductas de soborno emocional o material y niega al ser descubierto. “El abusador se toma el tiempo de acercarse a la familia, a la víctima y su entorno; construye un ambiente de confianza, entiende el lenguaje que usan con el menor y es el ser más encantador, más querido, y del que menos se esperaría un acto así”, explica Giraldo.
Las víctimas de abuso sexual pueden desarrollar varias conductas y cambios que afectan su vida y su salud mental a mediano o largo plazo.
¿Cómo se prueba el abuso sexual?
Cuando se hace una denuncia de abuso a un menor de edad, Medicina Legal realiza un examen sexológico para brindar protección y justicia, así como recolectar oportuna y adecuadamente elementos probatorios. En caso de no encontrar vestigios de penetración o violencia física el abuso no puede probarse. Esto sucede con bastante frecuencia, sin tener en cuenta que besar, tocar y obligar a un menor de edad a participar en cualquier acto sexual también es un abuso. “Muchas personas niegan el abuso debido a que no hubo penetración, sin tener en cuenta las otras formas de abuso. Allí radica el problema”, explica la psicóloga Sánchez, quien tiene más de 15 años de experiencia con niños que han sido víctimas de abuso sexual.
La guía
Estar informados puede marcar muchas diferencias, incluyendo la posibilidad de actuar a tiempo para evitar el abuso. Esta es una guía que puede implementar en casa:
Prevención
1. Reconocimiento corporal: nombrar correctamente las partes del cuerpo, sin nombres o palabras ambiguas. Explicarles a los niños cuáles son privadas y por qué, siempre adaptando la información a su desarrollo físico y mental. Esto puede ayudarlos a identificar el abuso en vez de pasarlo por alto por la confusión.
2. Hablar del consentimiento: es importante transmitir este concepto a los niños, no sólo con afirmaciones como “nadie te puede tocar sin tu permiso” o “siempre tienes la opción y el derecho a decir que no”, sino con hechos. Por ejemplo, no los obligue a saludar de abrazo, beso o contacto físico a otras personas, ni siquiera a sus padres o núcleo familiar si ellos no quieren. Así aprenderán a que tienen derecho a decidir sobre su cuerpo y que debe ser respetado.
3. Evitar la normalización de relaciones amorosas entre personas con mucha diferencia de edad: Diana Sánchez explica que en nuestra cultura es común ver, sobre todo, a hombres muy mayores con parejas mucho más jóvenes. “Normalizar estas relaciones puede hacer que los niños bajen la guardia cuando una persona mayor que ellos se acerca con fines supuestamente románticos o con tocamientos”.
4. Fomentar la buena comunicación: la empatía y la confianza son fundamentales para no tener miedo a hablar sobre alguna situación de abuso o incómoda. Esto se puede propiciar con frases como “siempre te vamos a creer”, “cuando pase algo que te haga sentir incómodo, puedes contarnos”, “no te vamos a juzgar”.
5. Reconocer el riesgo: Como padres o cuidadores es importante ser conscientes de que el abuso sexual puede suceder en cualquier momento y en cualquier entorno. Nunca piense que eso solo le pasa a los otros o que su familia está a salvo. Es mejor estar alerta que confiado.
6. Hablar de la intimidad: dentro de la educación y formación es fundamental incluir este concepto para que el niño, niña o adolescente pueda aprender a protegerse y cuidarse. Por ejemplo, evite cambiar a los niños en lugares públicos, como piscinas o playas. Es mejor hacerlo en un lugar privado para fortalecer el mensaje de que la intimidad es un derecho y una manera de protegerse.
7. Confiar y leer respuestas corporales: nuestro cuerpo es muy sabio y reacciona a situaciones en las que nos sentimos incómodos o en peligro. “Enseñarles a los niños, niñas y adolescentes a confiar y leer estas respuestas facilita la comunicación de un problema”, explica Sánchez. Por ejemplo: sudoración, deseo de huida, sensación de intimidación o manos frías durante alguna situación específica como a la hora de recibir cierto tipo de caricias o estar en ciertos espacios o con determinadas personas. Reforzar la idea de que si no se sienten cómodos deben hacerlo saber y no quedarse callados.
8. No promover los secretos en la familia: esta práctica es una herramienta aliada del abusador que pide al niño o niña que guarde el secreto para no ser descubierto.
9. Acudir a las consultas pediátricas de control: la doctora Gloria Escobar, pediatra adscrita a Colsanitas, recomienda un seguimiento con el especialista, pues muchas veces es en la consulta donde pueden percibirse algunas alertas o cambios emocionales o conductuales en los niños.
¿Cuáles pueden ser las señales de un posible abuso?
-En lo emocional: cambio en los estados de ánimo como irritabilidad, conducta obsesiva, brusca o agresiva. “Es posible que los niños que tienden a ser muy sociables y activos de repente se aíslen y se vuelvan introvertidos cuando son víctimas de abuso; pueden presentar conductas de sobreprotección de su cuerpo (ponerse prendas de más o que nunca se quiten la ropa). También puede que controle menos sus emociones”, acota Diana Sánchez.
-En la conducta: Giraldo explica que son varios los cambios que se manifiestan en este aspecto, sobre todo se evidencian en el retroceso de procesos ya superados como el control de esfínteres o el temor a la oscuridad. Baja el rendimiento escolar. Tienen dificultad para comunicarse o sienten rechazo hacia personas con las que antes no tenía problemas. También puede evadir algún lugar en específico o adquirir una conducta sexual que no es propia de su edad.
-Autoagresión: es posible que los y las adolescentes que han sufrido abuso sexual recurran a conductas como el cutting (cortar voluntariamente la piel) y otras autolesiones, además de los cambios mencionados.
¿Qué hacer si se descubre el abuso?
1. Mantener la calma: ante una revelación de abuso sexual es normal entrar en pánico, shock o reaccionar de forma inesperada, pero se recomienda conservar la calma frente a la víctima para propiciar la tranquilidad y el apoyo que necesita, poder actuar con cautela y prudencia y no alertar al abusador.
2. No hacer preguntas directas: se recomienda escuchar hasta donde la víctima se sienta capaz de contar. Intervenir o inducir preguntas puede asustarla o afectar su versión de los hechos y el proceso legal y terapéutico.
3. Agradecer por contar la situación: reafirmar la confianza con el menor que reveló lo que estaba viviendo ayudará en su proceso terapéutico y el apoyo que sienta tendrá un impacto positivo en su proceso.
4. Mantener alejado al agresor: es común que el abusador trate de justificarse, invalidar el testimonio del niño o acercarse más con la excusa de pedir perdón o que le quiere o ama. Pero lo recomendable es mantenerlo lo más alejado posible para evitar que el abuso se agrave, se prolongue o que ocurra una revictimización.
5. No intervenir el material probatorio: si acaba de suceder, evite manipular cualquier prenda de vestir, sábana, toalla, herida, o cualquier otro elemento probatorio de los hechos.
6. No culpar a la víctima: recordar que lo ocurrido fue un abuso de poder en una relación de inequidad en la que la víctima tenía desventaja. La responsabilidad siempre es del abusador.
8. Denunciar ante las autoridades: contactar a las autoridades pertinentes lo más pronto posible, realizar la denuncia y solicitar el respectivo acompañamiento.
9. Acompañamiento psicológico para la víctima y su familia: en los casos de abuso sexual, el núcleo familiar también se ve afectado y es muy común que exista conflicto y otra clase de escenarios difíciles de manejar para los cuales es necesario el acompañamiento de un profesional.
¿Qué hacer después?
1. Preocuparse por el bienestar de la víctima: muchos padres, en el caso de los varones, suelen preocuparse mucho porque creen que el abuso sexual puede traer como consecuencia la homosexualidad del menor. La orientación sexual es un proceso totalmente diferente y la prioridad es la recuperación y el bienestar de la víctima.
2. Darle continuidad al proceso psicológico: mantener las terapias y sesiones necesarias según lo recomiende el profesional al que decida recurrir la familia.
3. Hablar del tema solo si la víctima lo necesita o lo pide: los adultos suelen tener muchas preguntas, sobre todo los padres o cuidadores de la víctima, pero para evitar la revictimización, es necesario reservarlas y mencionarlas solamente en el espacio de acompañamiento psicológico o cuando el terapeuta lo recomiende.
4. No darle prioridad al proceso legal: son previsibles los tropiezos en el proceso legal contra el abusador y generalmente son procesos largos y agotadores. Lo aconsejable es priorizar el acompañamiento psicológico de la víctima.
¿Por qué es tan importante el acompañamiento psicológico o psiquiátrico?
Las víctimas de abuso sexual pueden desarrollar varias conductas y cambios que afectan su vida y su salud mental a mediano o largo plazo. La terapia y el acompañamiento son fundamentales para trabajar estos procesos y evitar o superar algunas de estas consecuencias.
¿Cuál es el protocolo de Colsanitas en estos casos?
En casos de abuso sexual, violencia intrafamiliar o maltrato infantil, la compañía Keralty tiene establecido un protocolo de atención especializado llamado Programa del buen trato. Para acceder al servicio se debe ingresar al servicio de urgencias de la Clínica Reina Sofía o Clínica Colombia, en Bogotá, donde recibirá atención multidisciplinaria de parte de psicólogos, trabajadores sociales, médicos, enfermeras, así como orientación sobre las autoridades a las que debe acudir. Este programa funciona las 24 horas del día, 365 días del año.
La pediatra Gloria Escobar recomienda a sus colegas dar prioridad a las consultas en las que se detecten señales físicas o conductuales de un posible abuso sexual y acompañar con especial empatía estos casos.
El abuso sexual es un tema sensible y delicado, pero es necesario hablarlo en casa y estar informados. Recuerde que el abuso sexual puede ocurrir en cualquier escenario, en todos los estratos sociales, niveles de formación, razas o género y ser conscientes de eso es el primer paso para prevenirlo.
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