Muchos suelen atribuir sus severos dolores de cabeza a la migraña, ignorando que puede tratarse de algo más delicado: el aneurisma. Un experto de Colsanitas explica las diferencias.
La intensidad del dolor que causa el aneurisma es tanta que suele ser descrita por los pacientes como “el peor dolor de cabeza de mi vida” o como “un trueno dentro del cerebro”. A diferencia de la migraña, el aneurisma puede causar pérdida de la visión, rigidez en algunas áreas del cuerpo, daños significativos en el cerebro o la muerte, explica Sergio Ramírez, coordinador nacional y asesor científico del Centro Global de Excelencia Clínica Keralty Colsanitas.
Este intenso dolor de cabeza se presenta cuando la sangre que fluye por cualquier arteria del cerebro ejerce presión sobre una zona débil de la pared del vaso sanguíneo, haciendo que se dilate y se forme una protuberancia que, si no se diagnostica a tiempo ni se trata adecuadamente, puede romperse, derramarse y comprometer la vida del paciente.
“Los aneurismas cerebrales pueden ser asintomáticos. De hecho, el 5% de la población podría tener un aneurisma cerebral y no saberlo o confundirlo con cualquier otra patología y tratarlo de manera inadecuada con analgésicos. Se manifiestan cuando se rompen las paredes del vaso sanguíneo o los espacios circundantes. Su oportuno diagnóstico podría evitar que el vaso se rompa y cause lo que, popularmente, se conoce como derrame. El término patológico es hemorragia intracraneal o ataque cerebrovascular hemorrágico, explica el especialista.
La ruptura de un aneurisma se presenta como la hemorragia subaracnoidea (HSA), con un dolor de cabeza súbito que alcanza su intensidad máxima instantáneamente o en cuestión de minutos. El neurólogo Ramírez, quien también coordina el comité de infecciones y enfermedades sistemáticas de la Asociación Colombiana de Neurología, precisa que alrededor del 85% de los pacientes que padecen un aneurisma suelen presentar el dolor que describen como el trueno. El otro 15% puede padecer lo que se conoce como dolor de cabeza de advertencia o dolor centinela, que consiste en el abultamiento que ejerce presión en el vaso sanguíneo o en una hemorragia mucho más pequeña de un aneurisma subyacente.
La intensidad del dolor que causa el aneurisma es tanta que, a menudo, suele ser descrita por los pacientes como “un trueno dentro del cerebro”.
En cualquiera de los casos, otros síntomas del aneurisma son meningismo, cuando el dolor se irradia hacia las piernas o al mover el cuello; alteración del estado de alerta, estupor o coma; parálisis de las extremidades; mareo severo; vértigo; visión doble y convulsiones, entre otros.
Los fenómenos que acompañan estos síntomas son fiebre, taquicardia, arritmia e hipertensión, así como hemorragias al fondo del ojo, diferentes grados de parálisis y debilidad de los párpados, la cara y las extremidades. Otros son cambios de sensibilidad, cognitivos (memoria, atención), psiquiátricos y del comportamiento, todo según el sitio de la hemorragia y si hay complicaciones como hidrocefalia, vasoespasmo o resangrado.
El diagnóstico se hace con base en los síntomas y signos, soportados con tomografía axial computada (TAC), resonancia magnética cerebral (RMC), angioTAC, angioresonancia y arteriografía.
Sergio Ramírez subraya que la ruptura del aneurisma es una emergencia neurológica potencialmente mortal que afecta, en especial, a mujeres jóvenes y agrega: “A pesar de los factores de prevención para ataques cerebrovasculares (ACV) – alimentación balanceada, ejercicio, peso adecuado y sueño suficiente–, esta patología sigue causando una mortalidad y morbilidad significativas”.
“Es una patología que requiere intervención rápida y oportuna, usualmente en la unidad de cuidados intensivos, ojalá neurovascular, con personal altamente capacitado. Los tratamientos actuales hacen que cada día los resultados de estas intervenciones resulten favorables, incluso en etapas avanzadas. Por eso, el reconocimiento y diagnóstico tempranos son clave para la intervención oportuna que permita cerrar una dilatación o evitar el resangrado”, apunta el experto.
La migraña
- Es una dilatación arterial que, al romperse, causa dolor súbito muy severo.
- Es una manifestación de un dolor de cabeza en un lado del cráneo, con características pulsátiles, como si se tratara de los latidos de un corazón que estuviera dentro del cerebro.
- Genera intolerancia a la luz, los ruidos y los olores, y náuseas y vómitos que aumentan cuando hay actividad física y ruido.
- No es producida por tumores, lesiones vasculares, traumas ni infecciones.
- No produce mortalidad, pero sí deteriora la calidad de vida y la productividad del paciente.
- Los tratamientos farmacológicos son los analgésicos, los antiflamatorios no esteroideos y los bloqueos anestésicos.
- Otros tratamientos como la acupuntura han mostrado efectividad. Sin embargo, la neuroestimulación no invasiva por radiofrecuencia, o estimulación con diademas, y las cirugías no son efectivas ni están incluidas en las guías de la Asociación Colombiana de Neurología, la Sociedad Internacional de Cefalea ni la Academia Americana de Neurología.
Aneurisma
- Es una dilatación arterial que, al romperse, causa dolor súbito muy severo.
- Su diagnóstico oportuno es fundamental para prevenir rupturas y derrames intracraneales.
- Puede causar la muerte o severas afectaciones cerebrales.
- Las imágenes especializadas o la punción lumbar ayudan a confirmar el diagnóstico.
- Su tratamiento no es farmacológico sino quirúrgico.
- Este artículo hace parte de la edición 192 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.
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