Para evitar el contagio es importante impedir la reproducción de los mosquitos transmisores eliminando reservorios de agua como baldes, llantas o canaletas.
Algunas enfermedades transmitidas por mosquitos como la malaria y el dengue están presentes en todas las regiones tropicales y subtropicales del mundo como África, Asia y las Américas, pero hay otras que son exclusivas de cada región. Ese era el caso del chikunguña y el zika, dos virus endémicos de África y algunas regiones de Asia que llegaron al continente americano en la segunda década del siglo XXI producto de los flujos migratorios. Su proliferación en la región fue posible gracias a la presencia de los mosquitos aedes aegypti y aedes albopictus.
En el 2010 empezaron a verse los primeros casos de chikunguña en el Caribe y Estados Unidos en personas que se contagiaron en zonas endémicas; a finales del 2013 se detectó el primer caso autóctono en el continente, es decir, un contagio que ocurrió en la región. En septiembre de 2014 el Instituto Nacional de Salud halló los primeros pacientes con el virus en Colombia en el departamento de Bolívar.
El dato
Entre 2013 y 2015 llegaron a Colombia el chikunguña y el zika, dos virus que solían habitar solo África y Asia pero que, con los movimientos migratorios, ahora pueden encontrarse en el continente americano y otras partes del mundo.
El virus pudo diseminarse por diferentes regiones del país hasta convertirse en una epidemia, pues los mosquitos que lo transmiten son comunes en Colombia. Estos insectos son viejos conocidos, pues son los transmisores del dengue, otra enfermedad tropical endémica en el país.
Por otro lado, de acuerdo con José Millán, infectólogo de Colsanitas, el chikunguña se propagó con facilidad en el país porque era un virus nuevo y la comunidad no contaba con inmunidad para contrarrestar el contagio. Al final del 2014 el Instituto Nacional de Salud había registrado casi 107 mil casos de chikunguña que ocurrieron principalmente en la costa Caribe.
El virus del bosque
El virus del zika fue detectado por primera vez en 1947 en macacos que habitaban el bosque Zika en Uganda (de ahí su nombre) y, al igual que el chikunguña, es un virus que tuvo algunos brotes en África y Asia pero era desconocido en el continente americano hasta comienzos del siglo XXI. El zika también es transmitido por los mosquitos aedes aegypti y albopictus y esa es la razón principal por la cual se extendió en las zonas tropicales de la región.
El zika llegó a América Latina por el Pacífico en 2014 y el primer caso detectado ocurrió en la Isla de Pascua en Chile. De acuerdo con la OMS, en 2015 se reportó un gran brote en Brasil y ese mismo año llegó a Colombia. Los síntomas de la enfermedad son: fiebre, erupciones en la piel, conjuntivitis, dolores musculares y dolor de cabeza, aunque en muchos casos suele ser asintomática.
Poco se conocía de la enfermedad en ese momento, pero desde el comienzo de la epidemia en Brasil empezaron a notarse varios efectos graves, como problemas congénitos y neurológicos, de acuerdo con el doctor Millán.
Las mujeres que adquirían el virus durante el embarazo, por ejemplo, podían presentar abortos espontáneos, parto prematuro, muerte intrauterina y sus hijos podían nacer con microcefalia, un problema en el que la cabeza del bebé es más pequeña de lo esperado y que va acompañada además de un cerebro de menor tamaño y discapacidad intelectual.
En Brasil también descubrieron que la enfermedad por el virus del zika estaba asociada a la aparición en algunos pacientes del síndrome de Guillain-Barré, una condición en la que el sistema inmunitario ataca el sistema nervioso periférico y provoca debilidad muscular y parálisis.
En Colombia, el Instituto Nacional de Salud encontró entre 2015 y 2016 que, de 5673 mujeres embarazadas con diagnóstico confirmado de zika, el 2 % de ellas tuvo bebés con defectos cerebrales u oculares; 3 % sufrieron pérdida del embarazo; 8 % tuvieron partos prematuros y 6 % tuvieron hijos con bajo peso al nacer. Durante el mismo periodo de tiempo se evaluaron 68 casos de pacientes con el síndrome de Guillain-Barré en el país, de los cuales 66 tuvieron síntomas compatibles con el zika antes de la aparición de la enfermedad.
Sin cifras
Hasta ahora no existe un tratamiento específico para el sika o el chikunguña y solo se pueden tratar los síntomas con analgésicos, hidratación y descanso. Ambas enfermedades son difíciles de diagnosticar porque no hay pruebas disponibles y tienen síntomas parecidos al dengue.
Esta situación es difícil, dice el doctor Millán, pues no es posible establecer con certeza cuántos casos se presentan en el país. “Lo que estamos observando durante las temporadas de lluvias por la gran circulación de mosquitos son casos de dengue, pero no estamos viendo casos de zika ni de chikunguña porque no hay manera de confirmar o descartar la presencia de alguno de esos virus”, comenta.
Para evitar contraer alguno de estos virus lo más importante es impedir la reproducción de los mosquitos que los transmiten eliminando reservorios de agua como baldes, albercas, floreros, llantas o canaletas. En las zonas rurales también hay que evitar que se acumule agua en hojas secas, cortezas de árboles o de frutas. Igualmente, es importante utilizar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo y aplicar repelente contra mosquitos en las áreas que quedan expuestas como la cara, cuello y manos.
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