Media docena de series imperdibles para honrar durante junio la lucha de la comunidad LGBTIQ+ por obtener derechos y ciudadanía plena.
La primera gran estrella de la televisión norteamericana fue Liberace. Eran los años cincuenta del siglo pasado, la época en que arreciaba la cacería de brujas encabezada por el senador conservador Joseph McCarthy, donde todo lo que oliera a comunismo o depravación era perseguido y acosado. En esa época ser homosexual era un delito. Por eso, las familias perfectamente conformadas de la sociedad norteamericana de la post-guerra se hubieran aterrado al saber que este pianista de peinado inmaculado y pestañas soñadoras, que hacía suspirar a las frustradas amas de casa, era homosexual. Su secreto le habría costado la cárcel, por lo cual él y su círculo lo mantuvieron oculto hasta la muerte del artista en 1987.
Durante todo el siglo pasado, una cosa era el cine, otra la televisión. Si en el cine los besos se consideraban de mal gusto, en la pantalla chica estaba prohibido que dos actores se tocaran. A comienzos de los años sesenta estaba prohibido nombrar cualquier palabra que hiciera referencia a la atracción hacia personas del mismo sexo. Si nos ponemos exhaustivos podríamos ver que las dos temporadas de la serie Batman de los sesenta, esa belleza psicodélica protagonizada por Adam West, tiene más de un mensaje cifrado en las conversaciones de Robin con su mentor.
Pero la primera serie que abordó el tema de manera directa fue la recordada Todo en familia en 1971. Otra serie, llamada The Corner Bar, tuvo en 1972 al primer personaje gay de la historia. Eso sí, tuvieron que pasar veinte años para que en 1991, durante el episodio número 45 de La ley de Los Ángeles, los productores decidieran mostrar un beso entre dos hombres.
La valentía tuvo un precio: todos sus patrocinadores retiraron la pauta y la serie no sobrevivió al escándalo. Recuerden que vivíamos en un mundo conservador y puritano, y que sólo hasta 1990 la Organización Mundial de la Salud decidió retirar de su lista de enfermedades mentales el homosexualismo.
Ellen DeGeneres es la gran heroína de esta historia. En 1995 protagonizó una serie que arrancó llamándose These Friends of Mine, pero que gracias a su personalidad magnética tuvo un giro en la segunda temporada y pasó a tener su sello con el nombre de Ellen. La comunidad LGBTIQ+ y todo Estados Unidos jamás olvidarán el capítulo tercero de la cuarta temporada, llamado “The Puppy Episode”, donde el personaje de DeGeneres explota diciendo su icónico “I’m gay”. La serie normalizó que su protagonista fuera homosexual trayéndole el resquemor de la cadena y del público, que no perdía oportunidad de criticarla. Pero sobrevivió con éxito y ella se convirtió en un símbolo de la comunidad dentro de la industria del espectáculo.
Hemos repetido ya en esta columna que la historia de la televisión se parte el 10 de enero de 1999, cuando HBO emite el primer episodio de Los Soprano. Si bien Tony Soprano y su círculo inmediato se regodean en la homofobia propia de su cultura, uno de sus socios, Vito, es tal vez el primer mafioso gay de la historia de la televisión.
Los cambios en la manera de hacer y entender la televisión llegaron mucho antes de la irrupción de las plataformas. La televisión por cable le apostó a historias como Glee o The L Word en la primera década del siglo XXI, ambas de gran impacto entre la comunidad LGBTIQ+. Sin embargo, la llegada de Netflix, la apertura mental de BBC y la aparición de Apple TV y Amazon Prime generaron un auge de series que tiene, en la actualidad, estas joyas absolutas:
It’s a Sin
Demoledora miniserie de la BBC que ha sido distribuida por HBO Max para Estados Unidos y el resto del mundo. Siguiendo la pista de un grupo de cinco amigos en la Londres de los años ochenta, la historia tiene una tesis poderosa y que nos hace sentir realmente culpables: la falta de investigación de la ciencia para encontrar con rapidez una vacuna al virus del sida no era otra cosa que un intento de la extrema derecha para acabar con la mayor cantidad posible de personas homosexuales. La ternura y sinceridad con la que muestran a los personajes principales contrasta con la crueldad, casi poética, con la que muestran sus agonías provocadas por la enfermedad más atroz que hayamos conocido. Un clásico inmediato, una joya que se encuentra en HBO Max.
Veneno
Los españoles la están rompiendo, es como si una reedición del Siglo de Oro se estuviera dando en la televisión. Una de sus nuevas producciones, Veneno, recoge los años locos de la Movida madrileña a través de la primera trans que se hizo estrella de televisión. La Veneno es de una potencia que quiebra cualquier prejuicio. Una tragedia hecha con tanta gracia que al final vas a reír mientras lloras. Un ejemplo de cómo se puede abordar una de las temáticas más espinosas con libertad creativa y, sobre todo, sin autocompasión. Se ve a través de HBO Max.
Transparent
Serie maldita como pocas. Ha sido una lástima que el comportamiento de Jeffrey Tambor, su protagonista, quien acosó sexualmente a miembros del equipo de esta serie de Amazon Prime, obligara a su final abrupto después de cuatro gloriosas temporadas. Él encarna a un hombre de setenta años, absolutamente exitoso, que decide salir del closet, vivir su sexualidad en lo que le queda de vida, siendo una mujer. Sus tres hijos, cuyas vidas están completamente destruidas, deben aceptar el cambio. Una serie que es además un estudio sobre la familia judía, una joya que puedes ver ya mismo a través de Amazon Prime.
Heartstopper
Una de las sorpresas de 2020 fue esta serie británica creada por Alice Oseman, que muestra cómo una pareja de estudiantes de colegio empiezan a enamorarse de uno de sus compañeros. Esta es la adaptación de una webcomic que, una vez se estrenó el 22 de abril del 2022, se convirtió en un exitazo inmediato. Nosotros la podemos ver a través de Netflix y es una de las razones por las que seguimos creyendo en la plataforma.
Halston
La vida del diseñador de sombreros, convulsa, frenética, escandalosa, es adaptada por el rey queer. Para ello usó a Ewan McGregor, maestro de la actuación contemporánea. Una belleza visual que nos restriega todos los atributos de la estética gay. Ryan Murphy es uno de los más firmes y orgullosos representantes de la comunidad en la televisión actual. Esta belleza se puede ver a través de Netflix.
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