Las personas alérgicas y amantes de los animales pueden tener una mascota, gracias a vacunas, medicamentos y algunas precauciones.
Una veterinaria colombiana especializada en animales domésticos montó en Bogotá un criadero de gatos. Comenzó a dormir con ellos y esto le generó asma. Decidida a no cambiar de vida ni de negocio, pues lo ama y estaba funcionando viento en popa, consultó con el médico alergólogo Francisco Leal Quevedo si podía hacer algo. El especialista le recomendó vacunarse; así lo hizo, y desde entonces la veterinaria duerme y vive con sus gatos, sin síntomas de asma o de alergias.
Este caso lo cuenta el doctor Leal para ilustrar que las personas alérgicas tienen alternativas si quieren o deben compartir tiempo con animales domésticos. Una de ellas es vacunarse, y agrega que existen dos tipos de vacunas: una oral, que se toma en ayunas, y otras inyectables, que se aplican una vez por mes durante dos o más años. “Es un recurso especial en ciertos casos en los cuales, por ejemplo, salir de la mascota puede ser un trauma emocional para toda la familia”, explica el experto, y agrega que cerca del 90 % de las personas vacunadas presentan un alivio significativo en los síntomas.
En caso de exposiciones esporádicas a animales como perros o gatos —e incluso conejos y hámsters—, también se utilizan medicamentos por vía oral. Es el caso de una abuela cuyos nietos tienen gatos: ella se toma su medicina una hora antes de ir a visitarlos y puede estar tranquila con sus chicos sin presentar síntomas de alergia como rinitis o conjuntivitis. El doctor Leal también comparte el caso de un adolescente que no tiene mas cotas en su casa precisamente porque es alérgico, pero cuando va a las casas de sus amigos que sí tienen perro, toma antes un medicamento y de esta forma no presenta síntomas como ojos llorosos, picazón, rinitis ni molestias al respirar.
Los bebés y las mascotas
En los últimos tiempos, los estudios sobre la relación entre las mascotas y las posibles alergias en bebés han llegado a nuevos resultados. Leal explica que existen evidencias de que nacer en un hogar donde viven perros o gatos es protector. Es muy distinto cuando el animal doméstico llega a la familia cuando el niño ya tiene dos o tres años; en estos casos es más posible que el menor presente síntomas de alergia si hay antecedentes familiares. Por lo tanto, si unos futuros padres quieren que sus hijos convivan con mascotas, lo mejor es llevarlas a la casa antes de que nazcan los bebés.
También se ha visto que tener un perro que sale, pasea, va al parque hace que el niño después tenga menos infecciones respiratorias. Actualmente se sabe que mientras más aséptico es un entorno, hay más alergias en él. “De todas formas, un animal doméstico en términos de higiene es un elemento contaminador; pero a la vez también es protector”, afirma Leal.
De hecho, varios estudios epidemiológicos, como los de la investigadora alemana Erika von Mutius, han demostrado que “los niños que crecen en granjas tradicionales están protegidos contra el asma, la fiebre del heno y la sensibilización alérgica. El contacto temprano con el ganado y su forraje [...] se ha identificado como las exposiciones protectoras más efectivas”.
Los ácaros y el pelo
Un adulto libera al día en promedio un gramo de partículas de piel y pelo, y de esto se alimentan los ácaros, los principales productores de alergias en el mundo.
El problema con los animales peludos es que donde ellos están hay más ácaros, por eso es importante que la casa tenga ciertos lugares vedados para los animales, fundamentalmente los dormitorios, que es donde hay más ácaros. Si una persona es alérgica a los ácaros, los animales de pelo le aumentarán la rinitis o el asma. De acuerdo con Leal Quevedo, también existen los acaricidas, que se pueden utilizar en el hogar.
Por otro lado, se dice que existen perros y gatos que no generan alergias. La verdad es que, según la Academia Americana de Alergias, Asma e Inmunología, ningún perro es cien por ciento hipoalergénico —es decir, que no produce alergias—, ni siquiera los que no tienen pelo. Los perros con pelo corto o que sueltan menos pelo podrían producir a sus dueños menos problemas con las alergias, pero no significa que se los eviten del todo.
Además, se sabe que la alergia a los perros y a los gatos no es realmente al pelo del animal, sino a la caspa o células muertas que se encuentran en el pelo, a las proteínas de su saliva o a la orina. A ello se debe que los gatos sean más complicados en asuntos de alergias, pues se lamen mucho más el pelaje que los perros, y con su saliva se hace más factible producir alergias. Es por esto que optar por comprar un perro o un gato de pelo corto o incluso sin pelo no resuelve del todo el problema.
Consulte con su médico Si usted es alérgico a las mascotas y va a compartir con un perro o un gato, pregúntele a su médico qué medicamento puede tomar antes. Después de estar con el animal, si lo toca, lo mejor es lavarse las manos antes de cualquier contacto con sus ojos o su nariz.
Si usted vive con una mascota y es alérgico, muchos especialistas recomiendan bañar al animal con frecuencia, además de los medicamentos y las vacunas para usted. También se recomienda aspirar la casa con frecuencia y, si es posible, evitar que el animal se suba a las sillas y los sofás, lo cual no es tan fácil cuando de se trata de gatos.
Recuerde que los principales síntomas son ardor, picazón o lloriqueo en los ojos, goteo en la nariz o congestión nasal.
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