El uso de la marihuana para tratar ciertas enfermedades parece estar más rodeado de mitos que de realidades. ¿Qué es verdad y qué es mentira respecto al cannabis medicinal? Esta guía le ayudará a averiguarlo.
a polémica se encendió cuando el gobierno nacional, a través del Ministerio de Salud, emitió en abril de 2017 el Decreto 613 para “reglamentar la ley que permite el uso de cannabis o marihuana con fines medicinales”, aprobada por el Congreso el año anterior. Dicho decreto —que reglamentará las condiciones “para la siembra, exportación, cultivo, producción, fabricación, adquisición, almacenamiento, transporte, comercialización y distribución de la droga”— volvió a poner sobre el tapete un tema que ha sido siempre controversial: ¿sirve la marihuana para tratar enfermedades crónicas? ¿Qué efectos secundarios se pueden derivar de su uso? ¿Qué tan riesgosa puede llegar a ser para la sociedad? Este acercamiento al tema le ayudará a despejar algunas dudas.
1. ¿Sirve la marihuana para tratar enfermedades?
O, mejor dicho, ¿es cierto que tiene propiedades terapéuticas? La respuesta es sí. Numerosos estudios científicos han demostrado que el uso de la planta Cannabis sativa y sus componentes activos —conocidos como cannabinoides—, es efectivo para reducir dolores crónicos o agudos, controlar enfermedades como la artritis o la esclerosis múltiple, reducir náuseas en tratamientos contra el cáncer e, incluso, contribuir a controlar problemas de asma.
Un estudio realizado en la Universidad de Washington, por ejemplo, que siguió durante tres décadas más de treinta ensayos clínicos con marihuana medicinal, determinó los “innegables beneficios de la planta, especialmente cuando sus componentes son usados como analgésicos”.
Un dato significativo es que la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos cuenta con más de 20.000 estudios sobre el tema que han probado los beneficios de la planta.
2. ¿Qué diferencia hay entre la marihuana medicinal y la de uso recreativo?
Según Gloria Escobar, pediatra de Colsanitas dedicada hace más de dos décadas al estudio de la botánica, “la marihuana medicinal utiliza solo algunas de las moléculas que posee la planta, en especial el CBD y el THC (su principal componente psicoactivo), y lo hace de acuerdo con el efecto deseado. En el uso recreativo, en cambio, se utiliza la planta en su totalidad, y su efecto no se puede dirigir o controlar debido a que posee muchas sinergias en la actividad de cada uno de sus compuestos (85 sustancias que se asemejan a los endocanabinoides, es decir, los receptores de cannabis en el cerebro)”. Otra diferencia es que el cannabis medicinal se administra principalmente de forma sublingual —es decir, vía oral—, mientras que el recreativo usualmente se inhala por combustión o vaporización.
3. ¿Quién puede usarla?
El hecho de que exista una reglamentación hará que su uso no sólo vaya a estar controlado, sino que se garantice su calidad como medicamento. Así las cosas, y aunque aún no se ha definido el marco regulatorio, el exministro de Salud, Alejandro Gaviria, reveló que el interés por su uso “viene especialmente de neurólogos, paliativistas, oncólogos, fisiatras y psiquiatras”. Por supuesto, en un principio los pacientes que la utilicen tendrán que hacerlo bajo estricta formulación médica.
4. ¿Qué efectos secundarios tiene? ¿O es inofensiva?
Ningún medicamento es completamente inocuo, por más legal que sea. Aunque es cierto que la marihuana medicinal puede producir efectos secundarios —desorientación, somnolencia y hasta hipotensión—, también lo es que, según un estudio del American Journal of Public Health, no hay información científica que evidencie efectos severos en el organismo, como daños al sistema inmune o deficiencias pulmonares. El tema no deja de ser polémico, pues existen estudios que evidencian también ciertos riesgos: adicción a largo plazo o problemas de memoria en el corto, por ejemplo. “Los efectos secundarios dependen de la sustancia que estés trabajando —explica la doctora Escobar—. En general, el THC está más asociado a efectos alucinógenos, ansiedad y paranoia, taquicardia, efectos de vértigo, cansancio, problemas de aprendizaje y memoria. El uso de CBD está contraindicado en pacientes con predisposición genética, esquizofrenia, bipolaridad o ansiedad”.
5. ¿Es cierto que el uso de la marihuana medicinal puede hacer que su consumo aumente?
Aunque es uno de los temores más difundidos, no deja de ser un mito: existe evidencia de que el uso de la marihuana medicinal no aumenta su consumo con fines recreativos. El mejor ejemplo es lo que sucede en Estados Unidos, donde 23 estados ya han legalizado su uso médico y, a la fecha, no se presenta un aumento en los índices de consumo general. También es importante derrumbar el mito de que la marihuana es la puerta de entrada a drogas más duras, y que su consumo está asociado a comportamientos violentos o al aumento de índices delictivos. Como aclara la doctora Escobar, “muchas veces el origen de las adicciones hay que buscarlo en dinámicas relacionadas con la personalidad, la bioquímica propia y las circunstancias que rodean a la persona, antes que en la sustancia en sí misma. Alguien puede ser adicto al alcohol, al sexo o al trabajo, y la sustancia sólo modifica la facilidad con que esa persona genera el vínculo”.
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