Gracias a los avances médicos, el cáncer ya no es sinónimo de muerte. Prevenir y tener un diagnóstico a tiempo es determinante en el pronóstico.
aura Castro pensó que su estómago inflamado se debía al síndrome del intestino irritable, una dolencia tan común en nuestra época. Por varios días experimentó esta sensación a la que se le sumaba un malestar general, pero asumió que eran cosas del jet lag y el trasnocho que estaba experimentando en su viaje por los Estados Unidos.
Al regresar a Colombia acudió al médico porque el malestar general no se iba y su estómago todavía lucía extraño. Después de un chequeo general, le realizaron distintos exámenes que arrojaron un resultado que nadie espera recibir: tenía un tumor de 3 kilos y 18 x 18 centímetros.
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Según el doctor Carlos Castro, asesor científico de la Liga contra el Cáncer, hablar de cáncer es relacionar por lo menos 200 enfermedades que se comportan de maneras distintas. Aunque en todos los casos se trata del crecimiento descontrolado de células anormales que se dividen y mueren sin control, algunos tumores pueden ser benignos, pero otros, más agresivos o de difícil diagnóstico.
En Colombia muchos cánceres se diagnostican en fases avanzadas o metastásicas con reducidas posibilidades de cura. Según la Organización Mundial de la Salud, en las Américas, se estima que el cáncer causa 1,3 millones de fallecimientos anuales, lo que supone la segunda causa de muerte en la mayoría de los países de la región.
Algunos de los obstáculos más comunes que se presentan para llegar a estos diagnósticos son la característica asintomática de algunos cánceres, y no contar con suficientes pruebas de tamizaje que permitan su detección temprana.
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Laura fue remitida a cirugía para extraer la extraña masa que había crecido en la parte inferior de su abdomen, y determinar si se trataba de un tumor benigno o maligno. Hasta ese momento no sabía en qué órgano se encontraba alojado ni qué procedimientos tendría que enfrentar para ponerle freno a la enfermedad.
La cirugía se hizo en octubre de 2016 y además de la masa extraña, le extrajeron el ovario izquierdo. El resultado de los exámenes de patología fue contundente: teratoma maligno. En palabras de Laura “un tumor al que le pueden salir pelos, huesos, ojos, dientes; es una cosa horrible”. Su diagnóstico indicaba cáncer de ovario, por lo cual fue necesario someterse a quimioterapia.
El cáncer de ovario suele ser diagnosticado en estado avanzado, y es común que el síntoma principal sea la presencia de una masa abdominal, como en el caso de Laura. Según el Instituto Nacional de Cancerología, esta es una enfermedad muy agresiva y de comienzo engañoso. Además, se calcula que una de cada setenta mujeres desarrollará esta enfermedad en algún momento de su vida.
A Laura le encontraron células malignas en el epiplón, una membrana que recubre el abdomen y rodea órganos como el estómago; motivo por el cual tuvo que iniciar tratamiento de quimioterapia, pocos meses después de su cirugía. El cáncer ovárico puede avanzar hasta otros órganos como los intestinos y el útero, por lo que se hace necesario un tratamiento posterior.
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El patólogo determina el tipo de cáncer y el nivel de agresividad o el estadio en el que se encuentra. De esta manera los oncólogos pueden tomar decisiones terapéuticas basadas en evidencia científica. Los avances en inmunología están dando cada vez más información acerca de la biología de los tumores.
Para entenderlo mejor, Castro lo compara con los boxeadores: hay unos de peso pesado, de unos 120 kilos, que de un puño pueden acabar con alguien; en cambio, hay otros de 50 kilos que puede que no acaben con su rival al primer puñetazo, pero igual son boxeadores y pueden causar daño.
Y es que, aunque la ciencia avanza y los diagnósticos buscan ser cada vez más específicos, el 70 % de las muertes por cáncer siguen ocurriendo en países de ingresos bajos y medios, y menos del 30 % de países de ingresos bajos ofrecen tratamientos para tratar esta enfermedad, según la OMS.
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Laura recibió cuatro ciclos de quimioterapia en la Liga Contra el Cáncer de Pereira. Lo que más le abrumaba era pensar que podría estar postrada en una cama por un buen tiempo. “A mí me dijeron que se me iba a caer el pelo y eso se sintió como un golpe, pero lo que realmente me aterraba era sentir que no iba a continuar siendo la persona activa que he sido siempre”. Sin embargo, después de que le explicaron cómo funcionan las quimioterapias, sintió mayor tranquilidad y fortaleza para enfrentarlo. Su proceso fue más llevadero porque en la clínica recibió mucha empatía por parte de los profesionales y demás pacientes que pasaban por el mismo proceso. Vieron películas, jugaron bingo, pintaron mandalas, leyeron y cantaron.
La reacción de su cuerpo al tratamiento la describe como el peor guayabo de la vida. Le daba hambre pero vomitaba con frecuencia, al punto de ya no poder pararse para hacerlo. Cuando se acercaba a la etapa final de la quimioterapia, pensó que no iba tener fuerza física ni emocional para continuar. “Le dije a mi mamá: no voy a poder hacerlo y ella me dijo que haríamos lo que yo quisiera”.
Pese a eso, después de quince días volvió a recuperar el entusiasmo que le ha puesto a todos los retos de su vida y continuó el tratamiento hasta el día que sus exámenes arrojaron que ya no contenía células malignas en su cuerpo. Al principio tuvo controles cada tres meses y ahora cada seis. El proceso le dejó una lesión en un pulmón que no afecta drásticamente el estilo de vida que llevaba antes del cáncer y que pudo recuperar un par de años después de su diagnóstico.
Se puede prevenir
El doctor Castro asegura que más de 15 tumores cancerosos están relacionados con el consumo de tabaco. Otros cánceres están asociados con virus, como la hepatitis A y B, y el Virus del Papiloma Humano; para los cuales ya existe vacuna, y es indispensable aplicarlas a toda la ciudadanía.
Lo demás es tan sencillo que a veces olvidamos que nos puede evitar grandes complicaciones a futuro: una dieta balanceada rica en proteínas y nutrientes; más una actividad física constante pueden prevenir entre 30 % y 50 % de los cánceres existentes.
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