Los hábitos que se adquieren en la infancia pueden permanecer toda la vida. Teniendo en cuenta la crisis ambiental que atravesamos, la educación ambiental es una gran herramienta para sembrar conciencia en los niños sobre el cuidado del planeta.
La educación que impartimos a nuestros hijos tiene varios componentes: valores, matemáticas, historia, biología, y ahora, afortunadamente, también les enseñamos a manejar sus emociones. Dentro de este grupo de conocimientos debe entrar una nueva temática que hoy en día se hace vital para la supervivencia de un niño en el planeta que habitamos: la educación ambiental. Estamos enfrentando una crisis climática que nos cuesta entender, mitigar y contrarrestar. Por eso enseñarles a los hijos valores ambientales, aterrizar a su lenguaje la información sobre esta crisis y proponerles soluciones puede ser una enseñanza que transforme su manera de relacionarse con la Tierra.
Ferney Díaz es coordinador de sostenibilidad y movilización de WWF-Colombia. Para él la educación ambiental es la base sobre la que deberíamos fundamentar los cambios de nuestra sociedad. “Se puede empezar con niños muy pequeños. Hasta los ocho años podríamos hacer especial énfasis en los hábitos que debería tener un ciudadano consciente con el medio ambiente. Esto va desde evitar el desperdicio de comida, la forma de disponer correctamente los residuos, el reuso de las cosas, pasando por los comportamientos adecuados que debería tener con la naturaleza”, explica Ferney Díaz.
Después de esa edad, según la recomendación del experto, la educación debería estar enfocada en contarles su rol frente al impacto que generan todas nuestras acciones en el mundo, para que cuando llegue el momento en que puedan tomar decisiones tengan una actitud crítica. Recordemos que aunque los niños no tengan pleno poder de decisión, sí pueden influir en las decisiones de sus padres.
Los conceptos que pueden entender los niños:
- La disponibilidad de los recursos es limitada: enseñarle a un niño que no todo está disponible permanentemente. Esto hará que su impacto ambiental disminuya pues escogerá alimentos de temporada, frutas que se cosechan cerca de su casa, entre otras decisiones más sostenibles.
- Eficiencia: ser eficientes significa usar de la mejor manera los recursos que hay, no se trata solo de disminuir el consumo sino de darle el mejor uso a lo que tiene. De nada sirve comprar orgánico si luego se bota el alimento o se desperdicia. Transformar la relación con el consumo es una gran habilidad pues esta es una de las principales amenazas que enfrenta hoy la sociedad.
- Los alimentos y los objetos forman parte de un ciclo: que sepan que los objetos, la comida, los alimentos no se originan cuando las compramos sino que tienen un proceso que empieza en su fabricación o siembra. Explicarles qué pasa después de que usamos los objetos y motivarlos a cerrar el ciclo. “Cuando reconoces todo el trabajo que hay detrás de la siembra y la cosecha de un alimento vas a entender que no nació en la nevera, por ejemplo, que no es un proceso automático y que hay una gran cantidad de personas y recursos involucrados en esto”.
Los obstáculos de la educación ambiental
“A veces el impacto de una medida, un cambio de hábito o una transformación que hacemos en nuestra cotidianidad se ve en el largo plazo y esto puede convertirse en un obstáculo para impartir educación en los niños”, afirma Ferney Díaz. Por eso una manera de enamorarlos de la educación ambiental es apoyarlos en una iniciativa o proyecto que genere resultados en el corto plazo para que noten la consecuencia de sus acciones, pues como afirma el experto, es más fácil entender el rol dentro del cambio cuando la persona puede ver su aporte en la solución del problema.
Ideas prácticas para realizar en casa e inspirar a los niños
1- Sembrar una huerta, no importa el tamaño o la cantidad de plantas
2- Decorar con material reciclado bien sea para el cumpleaños, Halloween o Navidad
3- Crear recetas con sobras de la nevera o con alimentos a punto de dañarse
4- Visitar un páramo donde se explique el ciclo del agua
5- Comprar ropa de segunda mano
6- Alquilar libros en las bibliotecas públicas de la ciudad
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