Si la espalda le causa molestias, es hora de revisar posturas y costumbres, y aplicar algunos correctivos. Hay una relación directa entre el estilo de vida de una persona y sus dolencias.
on numerosos los estudios científicos que demuestran que la sobrecarga de trabajo y emociones altera el estado del sistema nervioso, y éste, a su vez, puede producir contracturas musculares y compresión de las vértebras de la columna. El resultado: episodios muy dolorosos que pueden convertirse en crónicos si no se atienden las raíces del problema.
Además, durante momentos de angustia se produce una actividad nerviosa que disminuye el umbral del dolor, y por eso en esos momentos lo percibimos con más intensidad. Esa es una muestra de lo mucho que tienen que ver el estrés y el dolor de espalda.
Tatiana Patricia Vargas, fisioterapeuta del Clinicentro Colsanitas de Bucaramanga, dice que el mal manejo de la presión laboral, junto con los componentes familiar y personal de cada individuo, son causas muy frecuentes de una condición psicológica que se somatiza a través del dolor de espalda, la gastritis, la migraña o el entumecimiento del cuello.
La postura de lado mejora la circulación y minimiza los ronquidos.
Es en la que menos sufre el cuerpo.
“La angustia y el miedo al fracaso afectan la actividad de los nervios, y el cuerpo busca la forma de repeler estas tensiones através de espasmos. Así que los músculos se contraen y pierden la capacidad de regresar a su forma original. De ahí que también pueda verse comprometida la movilidad de las extremidades más próximas a la zona de dolor. En cualquier caso, es una condición que afecta la calidad de vida y las rutinas individuales”, apunta la fisioterapeuta.
Vargas advierte que adoptar posturas correctas mientras se realizan las labores cotidianas promueve el equilibrio de las cargas y evita que se produzcan contracturas musculares alrededor de la columna vertebral. Se llaman normas de higiene postural y le apuestan al trabajo balanceado entre todos los músculos del cuerpo, especialmente los abdominales, los dorsales, los lumbares y el trapecio.
Por otra parte, la especialista de Colsanitas dice que el reposo es necesario para recuperarnos de una contusión muscular, pero, irónicamente, cuando la espalda duele es cuando el organismo demanda más ejercicio físico. El sedentarismo es un factor que eleva el riesgo de que la molestia pase a ser permanente o muy frecuente. Además, la actividad física contribuye a controlar el estrés y reducir su impacto.
El asiento debe estar inclinado entre 15 y 20º para que el muslo
y la cadera formen un ángulo de 110 a 120º.
Los deportes aeróbicos, como correr y nadar, son los más recomendados, junto con los ejercicios de estiramiento antes y después de la actividad deportiva. El yoga incide en la buena salud de la espalda, porque ayuda a bajar el ritmo de la rutina diaria, fomenta la relajación y el buen tono muscular. Por supuesto, lo recomendable es consultar a un profesional antes decomenzar cualquier rutina de ejercicio físico.
“Las pausas activas durante la jornada laboral son muy recomendadas para disminuir la tensión muscular producida por el estrés. La gente se descuida porque piensa que si se levanta de su puesto de trabajo durante cinco minutos se va a caer el mundo o se va a retrasar en sus compromisos, pero no es así. Por el contrario, fomentar y practicar la pausa activa es una actitud responsable con nuestro organismo, un derecho como trabajadores y un deber como empleadores”, insiste Vargas.
Los brazos y antebrazos deben estar a 90º,
los codos van pegados al cuerpo. La espalda a 90º.
En casa se pueden seguir algunos consejos sencillos para ayudar a que los músculos de la espalda se distiendan. Estos son: aplicar compresas de calor y frío en la zona afectada, masajear la espalda, practicar algunas técnicas de respiración, tomar una ducha con agua tibia, exfoliar la piel, realizar ejercicios de estiramiento y regalarse una rutina antes de dormir que promueva un descanso reparador.
Si recurre a los profesionales, los fisioterapeutas utilizarán los ejercicios controlados, la corriente eléctrica, el ultrasonido, los rayos láser, la gimnasia pasiva y el masaje para minimizar las molestias.
La buena postura mantiene la espalda sobre su eje, ni inclinada hacia adelante,
ni curva en la cintura o a nivel de los hombros.
Dejar un comentario