Si es de las personas a las que les sangran las encías cuando se cepilla, es el momento de prestarle más atención a su salud oral. A continuación se encuentran las tres causas más comunes de problemas en las encías (y las soluciones).
1. Pobre higiene oral
La enfermedad de las encías es más frecuente que la caries, pero no se le presta la misma atención. Ocurre cuando se acumula placa bacteriana en la unión entre el diente y la encía (surco gingival). En ese momento las bacterias empiezan a producir toxinas que irritan e inflaman las encías (gingivitis). En esta etapa el proceso es reversible con una buena higiene profesional. Si no se trata a tiempo, la infección destruye los demás tejidos blandos y el hueso, dando lugar a la periodontitis. Tanto la encía como el hueso sostienen los dientes. Si se debilitan esos cimientos, los dientes se caen. De ahí que la principal causa de pérdida de los dientes después de los 40 años es la periodontitis, señala el doctor Luis Enrique Bernal, gerente de odontología de Colsanitas. Otro riesgo es que las bacterias de la boca se desplacen por el torrente sanguíneo y afecten otros órganos como el corazón. La gingivitis durante el embarazo también aumenta el riesgo de parto pretérmino. La única forma de prevenir esta afección es con una buena rutina de higiene ora lque incluya la seda dental y el enjuague bucal.2.
2. Mal uso del cepillo
El trauma repetido durante el cepillado conlleva a la retracción de las encías y deja expuesta parte de la raíz del diente. Esto genera una mayor sensibilidad a los alimentos ácidos, al frío y al calor. Al mismo tiempo, favorece la acumulación de placa bacteriana y la aparición de caries en la zona más próxima a la raíz. No hay que olvidar que en la boca hay una mezcla de microorganismos, residuos de comida y saliva, que si no se eliminan mediante el cepillado, se adhieren a las encías. El tratamiento consiste en retirar la placa que se encuentra dentro de las encías y alrededor de los dientes, en el consultorio odontológico. Pero, en realidad, el éxito de cualquier opción terapéutica está en cambiar la técnica del cepillado. En los casos severos se hace una microcirugía oral para recubrir y proteger nuevamente las encías. Para evitar este tipo de problema, además del uso de seda dental, es necesario adquirir un cepillo con cerdas suaves; hacer movimientos verticales durante el cepillado, nunca horizontales, y sin demasiada presión.
3. El hábito de fumar
El efecto del tabaco en la boca no se limita al notorio mal aliento ni al manchado de los dientes. Los miles de tóxicos que contiene el cigarrillo hacen que se cierren los vasos sanguíneos. Si la sangre no llega a los tejidos, éstos no reciben nutrientes ni se oxigenan. Es como si a un cultivo no llegara agua. El tabaco, a su vez, destruye el colágeno que proporciona elasticidad a la piel, a las mucosas y al resto de los tejidos. Esto reduce los mecanismos de defensa del organismo contra las bacterias que entran a la boca. Por eso, los fumadores son más propensos a la enfermedad periodontal. Del mismo modo, el riesgo de fracaso dental se duplica en una persona que fuma. En estos casos es fundamental extremar la higiene oral y asistir a chequeos odontológicos cada tres meses, ya que los fumadores tienen más bacterias nocivas en todas las estructuras de la boca. Existen alimentos, como la manzana y la zanahoria, que contribuyen a mantener las bacterias a raya debido a que aportan una buena cantidad de fibra y antioxidantes. No obstante, la solución en estos casos es no fumar.
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