Pocos nutrientes y muchos aditivos químicos. Estos comestibles están hechos para durar mucho y alimentar poco. Vienen empacados desde grandes corporaciones. Su consumo está asociado a obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes, entre otras.
opas empaquetadas que se preparan en minutos, enlatados que pueden durar años en la despensa sin dañarse, bebidas que se venden como jugos de fruta pero no contienen fruta sino mucha azúcar, colorantes y conservantes. Todos estos productos hacen parte de los “ultraprocesados”, esos mismos que los estudios científicos señalan como causantes de varias enfermedades ante las cuales es necesario prestar atención.
¿Qué son los ultraprocesados?
Los consumibles ultraprocesados tienen muy poca cantidad de nutrientes e ingredientes naturales. Así lo explica la doctora Nayibe Constanza Jorge, médica familiar adscrita a Colsanitas y especialista en diabetes, obesidad e hipertensión arterial, quien también aclara que aunque casi toda la comida que comemos en la ciudad pasa por procesos industriales, no todo lo industrial es ultraprocesado. Estos últimos se caracterizan por el exceso de ingredientes químicos y dañinos que contienen.
La Organización Panamericana de la Salud define a estos alimentos como “formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de otros alimentos, además de aditivos y cosméticos que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos”. La entidad explica que estos son nutricionalmente desequilibrados, ya que tienen un elevado contenido de azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas. Algunos ejemplos de este tipo de productos, dice la OPS, son las papas fritas, helados, caramelos y bebidas azucaradas.
“Mientras más procesamiento industrial, más dañinos van a ser para el organismo”, advierte la doctora. “Todo lo que viene en paquete, enlatado o en botella se puede clasificar como procesado o ultraprocesado. Las frutas o las verduras que llevamos del campo a la mesa no hacen parte de estos grupos. Si tenemos alimentos en nuestras neveras que después de tres meses no se dañan es porque son ultraprocesados y no van a ser tan nutritivos como la comida fresca”, explica la experta.
Yeny Cuéllar, docente de la Facultad de Medicina de Unisanitas con experiencia en nutrición pediátrica y neonatal, explica que en general los ultraprocesados se ofrecen como productos listos para comer, beber o calentar, además de los procesos y aditivos que se usan. Esto basándose en las categorías NOVA, un sistema de clasificación de alimentos según su grado de procesamiento.
A esta idea se le suma otra que nos hace fácil identificarlos: “Cuando lees las etiquetas de estos productos, ves ingredientes con los que no cocinas. Por ejemplo, “dextrosa” o “jarabe de maíz” y no sabes cómo se ve o a qué sabe esto”, explica Angélica María Claro, asesora de alimentación saludable de Red PaPaz, organización abanderada en la lucha contra la comida chatarra en el país.
Y dice que generalmente cuando se habla “comida ultraprocesada” la gente la asocia con empanadas, arepas o comidas fritas, aunque no necesariamente este tipo de comida sea ultraprocesada. Los comestibles que sí pertenecen a esta categoría, explica, son los que tienen muchos ingredientes que los hacen durar mucho tiempo sin dañarse, pero que tienen poco o ningún contenido de alimentos no alterados mediante procesos industriales.
“Estos productos no están hechos para nutrirnos, sino que se fabrican para ser más durables y atractivos. Además, se caracterizan por estimular la “hiperpalatabilidad” o la adicción a comerlos, pues activan todos los sentidos. La gente dice ‘son muy ricos’, porque están hechos para que no podamos parar de comerlos. También alteran las señales de saciedad. Es decir, que los comemos aunque no tengamos hambre”, explica la asesora de Red PaPaz.
Michael Pollan, el académico, escritor y gurú de la alimentación en Estados Unidos, resume bien algunas normas para alimentarse saludablemente. Al menos tres se refieren a los ultraprocesados. Su consejo es sacar de la dieta los alimentos que no se pudran y productos con ingredientes impronunciables, químicos que no sabemos qué son ni qué efectos tienen en el cuerpo. O, para decirlo en una frase que ya figura como mantra de la buena alimentación, “No coma nada que su abuela no reconocería como alimento”.
Pollan recomienda evitar los alimentos que han sido procesados hasta la inmortalidad con tantos agentes químicos que no atraen ni hongos ni bacterias.
¿Qué efectos tienen en la salud?
En Colombia, de acuerdo con un estudio del Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, el 21,5 % de los hogares consumen este tipo de comestibles. Esto es preocupante y convierte este tema en un asunto de salud pública urgente, dada la información que ya existe al respecto. Por ejemplo, un estudio realizado en Estados Unidos advierte que consumir dos o más vasos de bebidas azucaradas puede incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como hipertensión, derrames cerebrales e infarto, así como diabetes, ya sea que la persona tenga exceso de peso o no. Otra investigación realizada en Reino Unido encontró la relación entre el consumo de este tipo de alimentos en los primeros años de vida y la obesidad en la juventud.
La psicóloga Angélica María Claro refiere que el consumo habitual de estos productos puede producir un aumento de peso y, particularmente, obesidad. También se sabe que estos productos están relacionados con enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares e hipertensión y tienen una relación directa con la posibilidad de tener diabetes tipo 2, presión arterial alta, cáncer de mama y disfunción renal.
Por su parte, la doctora Nayibe Constanza Jorge agrega que hay que tener mucho cuidado con esa creencia de que los niños pueden comer de todo. “Pueden hacerlo, pero que esas repercusiones no se hagan visibles hoy no quiere decir que no aparezcan en treinta años. Es muy probable que aparezca la obesidad más adelante”, agrega.
Para ahondar en esta idea, la nutricionista Yeny Cuéllar menciona un estudio realizado en Brasil en 2014 que evidenció que el 20 % de las calorías ingeridas en niños menores de 2 años provenía de productos ultraprocesados y en niños de 2 a 6 años, hasta el 36 %. “Esta situación puede ser similar en Colombia y también explicaría la prevalencia de deficiencia de hierro, zinc y vitamina A en esta población, que a su vez constituye varios problemas de salud pública para nuestro país”, dice la experta.
Según Claro, es difícil crear en los niños una cultura de alimentación sana, ya que el marketing sabe cómo venderles a ellos estos productos. Con empaques de dibujos animados, premios, colores llamativos y personajes, este tipo de comestibles suelen ser muy atractivos para ellos, dice la experta. Sobre este tema, organizaciones como Unicef, la OMS y The Lancet han advertido que la comercialización inapropiada de comida chatarra y bebidas azucaradas pueden ser una amenaza subestimada para la salud de los menores.
Clasificación de los alimentos
En 2010 surgió en Brasil un sistema de calificación de los alimentos según el grado de procesamiento. Esta tesis es reconocida y utilizada en revistas científicas y organismos como la FAO y la OMS.
Grupo 1. Alimentos no procesados o mínimamente procesados: los alimentos no procesados o naturales son las partes comestibles de las plantas como las semillas, frutos, hojas, tallos, raíces o de los animales como músculos, huevos, leche, y también los hongos, algas y agua.
Grupo 2. Ingredientes culinarios procesados: en este grupo están los aceites, el azúcar y la sal. Son sustancias derivadas de los alimentos del Grupo 1. Mediante procesos como el prensado, refinado, trituración, molienda y secado se obtienen productos duraderos que sirven para preparar, sazonar y cocinar comidas del Grupo 1.
Grupo 3. Alimentos procesados: los alimentos procesados, como las verduras embotelladas, el pescado enlatado, las frutas en almíbar, los quesos y los panes recién hechos, se elaboran esencialmente al agregar sal, aceite, azúcar u otras sustancias de los alimentos del Grupo 2 al Grupo 1.
Grupo 4. Alimentos ultraprocesados: los alimentos ultraprocesados, tales como las gaseosas, los platos envasados dulces o salados y platos congelados, basan su fórmula en su mayoría o totalmente a partir de sustancias derivadas de alimentos y aditivos, con poca o ninguna comida intacta del Grupo 1.
*Periodista, colabora con diferentes medios nacionales.
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