Para cada uno de los deportistas trasplantados que representó al país en el último mundial, el deporte es una forma de agradecer al donante por haberles regalado una segunda oportunidad de vivir.
a delegación colombiana que participó en los Juegos Mundiales para Deportistas Trasplantados 2019 en Inglaterra, regresó al país con ocho medallas (una medalla de oro, tres de plata y cuatro de bronce). Sin duda fue un logro enorme para el deporte nacional y para la Selección Colombia Colsanitas de Deportistas Trasplantados, consiguió el podio en disciplinas como atletismo, triatlón, marcha y natación, en una cita a la que asistieron 4.000 deportistas de todo el mundo.
Aunque, a decir verdad, la medalla no es lo primordial en esta historia. El logro más grande para cada uno de estos deportistas es poder practicar algún deporte luego de que años atrás alguna enfermedad los acercara a la muerte. “Siempre he sido deportista y me negaba a creer que no podía seguir haciendo deporte. Después del trasplante fue como renacer, volver de las cenizas, para hacer cosas grandes y representar a Colombia”, dice Nelson Ramírez, triatleta con trasplante de riñón.
Una segunda oportunidad
Esa es la historia compartida de esta delegación: con un órgano donado comenzaron de nuevo a vivir. “Antes de la cirugía vivía con mucho estrés, comía mucho, pesaba 116 kilos, no hacía nada de ejercicio y eso dañó mis riñones. El trasplante llegó para cambiar mi vida y gracias a él me he dedicado a difundir el bienestar y la salud a través del deporte”, dice el triatleta Edwin Herrera.
No es el único. Si William Barragán pudiera viajar al pasado hasta el día antes de la cirugía para su trasplante de riñón, se daría ánimo a sí mismo: “Oye, vas a volver a vivir, tienes que aprovechar la vida al máximo”. Algo parecido pensaba el atleta Cristian Sáenz antes de la cirugía de riñón: “Lucha, esta es otra oportunidad para seguir y vivir”. De eso se trata. Y es lo que celebraba el equipo a su regreso durante el recibimiento que le organizó Colsanitas: la posibilidad de comenzar de nuevo gracias a los donantes, al equipo médico de Colsanitas y al apoyo logístico y emocional de la Asociación Colombiana de Deportistas Trasplantados, (ACODET).
Alejandra Martin, directora de ACODET y una de los diez cónsules de la World Trasplant Games en el mundo, sonríe cuando recuerda la cara de cada uno de los deportistas segundos antes de competir: “Verlos representar al país es simplemente la demostración de que en Colombia todo se puede, de que nosotros somos capaces de transformar este país con buenas acciones”. Y mira a todo el equipo que ha acompañado estos años, mientras ellos recuerdan los días de competencia vividos en Inglaterra y lo que se siente salir a la cancha.
"Creo que vivir nueve años de infierno, de enfermedad en mi cuerpo, ha sido mi mayor bendición. Si no hubiera atravesado eso, no tendría la vida que hoy tengo".
“El sentirse rodeado de tanta gente de muchos países, el llamado a competencia, el estar en la cancha de un mundial, son sensaciones inmensas, inmensas, inmensas”, dice Carlos Jiménez, practicante de squash y natación con trasplante de hígado. Y a su voz se suma la de Andrés Prieto, también nadador con trasplante de riñón: “Que a través de un parlante digan: ‘Andrés Prieto, Colombia’, fue para mí impactante, emocionante”. Y luego agrega que gracias al deporte está más enfocado: “Cada vez que estoy en la piscina soy consciente de que volví a nadar porque tengo un órgano donado, prestado, que una persona altruista donó”.
En Colombia hay actualmente alrededor de 7.000 personas que han sido beneficiadas por la donación de órganos. Mujeres y hombres a quienes se les abrió una puerta cuando todas parecían cerradas. “Creo que vivir nueve años de infierno, de enfermedad en mi cuerpo, ha sido mi mayor bendición. Si no hubiera atravesado eso, no tendría la vida que hoy tengo”, explica Leidy Beltrán, marchista con trasplante de hígado, a quien el deporte le ha permitido cumplir sueños y metas. Hace 15 años Luis Hernández, estaba saliendo de su cirugía de trasplante de riñón y en ese momento era inimaginable verse en este punto en el que está hoy, recibir un trasplante ha sido una sorpresa: “Uno nunca imagina la magnitud de adónde va a llegar”.
Estos juegos también son una invitación para todos, para que la donación sea una opción, un acto altruista que puede salvar 55 vidas. O, lo que es igual, cinco equipos de deportistas como este.
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