Desde que asumió la dirección de ArtBo hace ya ocho años, la feria ha crecido hasta convertirse en el más importante encuentro alrededor de las artes plásticas en Colombia. Hablamos con ella.
l arte siempre ha estado ahí. Desde que era una niña y recorría de la mano de su padre los talleres de artistas como Negret y Ana Mercedes Hoyos, el arte ha sido para María Paz Gaviria una presencia constante, una forma de acercarse a los otros y una ventana abierta al redescubrimiento. Esta relación ha evolucionado tras años de estudio y experiencias acumuladas, hasta convertirse en una forma de mirar la realidad. En los últimos años, al frente de la feria de arte más importante del país, ha tenido la oportunidad de aportar a la transformación de esa mirada.
Cuando María Paz conoció ArtBo aún vivía en Nueva York, pero viajaba sin falta a Bogotá para asistir a esta cita anual con el arte colombiano. Lo que vió en ambas ciudades fue determinante en su comprensión sobre las dinámicas del medio y el negocio del arte. En Nueva York estudió Historia del Arte en Columbia, trabajó en la Galería Ramis Barquet, en el Whitney Museum y en la Sperone Westwater Gallery. En cada regreso a Bogotá, fue testigo del despertar de un dinamismo inusitado de la escena artística, que ha ido cobrando mayor fuerza en los últimos años.
En abril de 2012 fue nombrada directora de ArtBo. La noticia trajo una mezcla de emoción y conciencia de un gran reto. “Yo nunca había trabajado en una feria de arte, pero había tenido mucha aproximación a ese modelo de mercado y siempre estuve convencida de que ArtBo necesitaba un modelo único. No se trata solo de una feria comercial, sino de una plataforma con el potencial para trabajar procesos macro e incidir sobre la escena artística, la sociedad en general y la forma en que el mundo percibe a Colombia a través del arte”. Al enumerar estos frentes luce tan enfática como emotiva; su sonrisa revela la satisfacción tras este compromiso llevado a cabo desde hace casi ocho años.
En su gestión como directora ha avanzado por esa línea de internacionalizar y democratizar trazada desde las primeras ediciones de la feria: “Nos enfocamos en fortalecer la promoción de la ciudad como un destino para las artes y los negocios, e introducir contenidos artísticos al alcance de una ciudadanía más amplia”, afirma. Para ello fue necesario abrir el diálogo con un mayor número de invitados internacionales y ampliar también la mirada hacia adentro: “Yo siempre pensé que ArtBo, más allá de una feria de cuatro días en el recinto de Corferias, debía ser todo un proyecto que pudiera detonar los contenidos de la escena, impulsar la generación de nuevos espacios”, agrega.
Hoy, la feria se acerca a su edición número 15, convertida en una vitrina para las artes plásticas y en una sólida plataforma para la comercialización, conversación y aprendizaje en torno al arte. Del 19 al 22 de septiembre se darán cita en el Gran Salón de Corferias creadores, curadores, coleccionistas, galeristas, periodistas especializados y personas ajenas a los círculos artísticos, pero que durante este periodo, ya posicionado como “mes del arte”, deciden aproximarse a esta experiencia.
"Lo que en su momento fue muy complejo, con el paso del tiempo se ha transformado en la satisfacción de haber crecido con la escena artística, al tiempo que la escena artística ha crecido con nosotros".
La feria cuenta con ocho secciones, que confirman ese afán por alcanzar un público cada vez más diverso. La sección Principal reunirá más de 58 galerías de todo el mundo; Proyectos presenta el trabajo de artistas contemporáneos reconocidos; Sitio expone obras e instalaciones en formatos no convencionales; Foro es un espacio de aprendizaje gratuito, para discutir temáticas del arte contemporáneo; la sección Libro de Artista invita a un grupo de editoriales a mostrar sus publicaciones; y Articularte busca acercar al público infantil a través de talleres y laboratorios.
Otras dos secciones subrayan el valor de la Feria como un espacio cultural más allá de su dimensión comercial. Artecámara está dirigido a creadores menores de 40 años sin representación comercial: artistas emergentes, colectivos y espacios independientes. Y Referentes rinde homenaje a las raíces del arte contemporáneo, la fuente de la que han bebido muchos de esos artistas jóvenes para crear su obra: “Este espacio ha aportado investigaciones muy significativas del mercado a partir del acervo histórico de las galerías”, sostiene Gaviria.
La consolidación de la escena artística que María Paz observaba en sus visitas a Bogotá antes de asumir la dirección de ArtBo ha continuado en ascenso. Hoy, circuitos como el de San Felipe, La Macarena y Chapinero Alto representan nuevas rutas para recorrer la ciudad y despiertan el interés de públicos distintos. El lugar que ocupa ArtBo en esa dinámica es central: además de atraer recursos y generar una atmósfera de celebración estética de la cual este movimiento se nutre, la feria ha liderado iniciativas como ArtBo Fin de Semana, una programación en 67 espacios expositivos independientes, distribuidos en cinco circuitos artísticos de la ciudad.
Por otra parte, ArtBo Salas ofrece una curaduría enfocada en creadores independientes, en las distintas sedes de la Cámara de Comercio de Bogotá a lo largo de todo el año: exposiciones de arte contemporáneo en Chapinero; muestras de diseño, proyectos editoriales y tecnológicos en la sede de Salitre, y procesos de co-creación en la localidad en Kennedy.
En 2019 María Paz llega a su octava versión al frente de ArtBo. Durante esos días es común encontrarla entre un espacio y otro, con una sonrisa serena que no deja entrever la preocupación por los más mínimos detalles. “A lo largo de estos años hemos crecido muy rápido, y eso ha podido resultar abrumador. Pero al verlo en perspectiva ya no se siente así. Lo que en su momento fue muy complejo, con el paso del tiempo se ha transformado en la satisfacción de haber crecido con la escena artística, al tiempo que la escena artística ha crecido con nosotros”, afirma.
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