Se le conoce, sobre todo, por su efectividad para atenuar las arrugas de la piel. Pero su efectividad está probada en otras patologías.
eguramente usted conoce la toxina botulínica por el nombre de su marca registrada, Botox. Después de muchos estudios y pruebas, en 1989 la Food and Drugs Administration (FDA) autorizó el uso y comercialización de la toxina exclusivamente para tratamiento médico y en 2002 autorizó su uso con fines estéticos. Hoy en día, su efectividad ha sido probada en pacientes con estrabismo, tortícolis, migraña, entre otros. Veamos de qué se trata y cómo actúa.
¿Qué son las toxinas?
Para entender cómo funcionan, es importante saber que son. Según el doctor Andres Riaño, médico epidemiólogo y toxicólogo, una toxina es una sustancia de origen biológico producida por animales, vegetales o microorganismos. Normalmente las toxinas tienen la capacidad y objetivo de causar daño y se pueden considerar venenos biológicos.
Las toxinas se componen de aminoácidos, que forman cadenas de péptidos o proteínas. Dependiendo de su composición, cada toxina tendrá diferentes efectos, características y clasificaciones. La toxina botulínica se sintetiza al interior de la bacteria Clostridium Botulinum y es capaz de producir ocho tipos de toxina botulínicas distintas que se clasifican desde el tipo A hasta el tipo H. Las diferencias radican en su estructura y toxicidad, entre otros factores. En términos generales, los tipos más utilizados son el tipo A y ocasionalmente el tipo B.
La producción industrial con fines farmacológicos de la toxina botulínica se puede hacer de dos formas: la primera y la más común es a través del cultivo de la bacteria y la segunda a través de la producción parcial o total de las estructuras químicas de la sustancia, afirma el doctor Riaño. Es importante tener en cuenta que la producción en masa de la toxina botulínica es muy controlada, debido a que se considera un arma biológica: una sola ampolla puede matar hasta cien personas, dependiendo de la toxicidad de la cepa.
En 1989, la Food and Drugs Administration (FDA) autorizó el uso de toxina butolínica con fines exclusivamente médicos.
Usos de la toxina botulínica
El amplio espectro de usos que tiene la toxina botulínica en el campo de la medicina y la estética se debe a cómo actúa en el cuerpo humano. Esta neurotoxina, explica Riaño, afecta cualquier músculo estriado ya que tras ser liberada, se ubica en el punto donde la fibra nerviosa y el músculo se unen evitando la comunicación entre estos dos y provocando una parálisis. Esto ocurre a nivel toxicológico cuando hay exposición a una dosis importante de toxina botulínica que inhibe un neurotransmisor llamado acetilcolina, encargado de transmitir los impulsos nerviosos en el músculo y generar el movimiento.
Esta parálisis a una escala controlada, resulta beneficiosa para tratar un gran número de patologías y brindar una mejor calidad de vida a los pacientes, entre las cuales se encuentran condiciones como:
Estrabismo
Movimientos distónicos de la cabeza
Contracciones musculares anormales
Blefaroespasmo (espasmos en los párpados)
Hiperhidrosis (sudoración excesiva)
Migraña
Bruxismo
Parkinson
Tortícolis
Dolor crónico
La oftalmóloga y cirujana oculoplástica Martha Lucía Medina, médica adscrita a Colsanitas y especialista en el uso terapéutico de la toxina botulínica, afirma que las condiciones anteriormente mencionadas para las cuales se utiliza esta sustancia, son todas patologías dinámicas, esto quiere decir que son incurables pero que pueden ser tratadas. Por lo tanto, a través del tratamiento con la toxina botulínica se disminuyen los síntomas pero no se provee una cura.
El uso de la toxina debe hacerse bajo estricta aplicación y supervisión médica sea con fines médicos o estéticos. Medina explica que al aplicar la toxina los cambios no se ven inmediatamente sino que empiezan a aparecer hasta el tercer día después de la infiltración y el efecto completo de la misma se aprecia hasta el octavo día posterior a la aplicación. Cuando se usa con fines terapeúticos, la toxina debe aplicarse aproximadamente cada tres meses, contrario al caso estético en el que, idealmente, se debe poner solo dos veces al año.
Contraindicaciones y efectos secundarios
El uso de la toxina botulínica como el de cualquier medicamento, tiene contraindicaciones, efectos secundarios y precauciones a tener en cuenta. La doctora Medina explica en qué casos no se debe usar: las mujeres embarazadas y en etapa de lactancia tienen estrictamente prohibido su uso. La aplicación en niños es restringida pero se puede hacer a partir de los cuatro años aproximadamente, teniendo en cuenta la patología para la que sea necesaria y la gravedad de la misma. Por último, el uso de la toxina está contraindicado para las personas alérgicas a la misma, lo cual ocurre en casos extremadamente raros. Sin embargo, dada la posibilidad, siempre en una primera aplicación debe hacerse una prueba de alergia con una dosis mínima y un tiempo de observación de aproximadamente 15 minutos para ver si se genera alguna reacción adversa.
En cuanto a posibles efectos secundarios, la doctora Medina afirma que es normal que en el sitio de la inyección se formen morados o hematomas, y además los pacientes pueden llegar presentar síntomas como dolor de cabeza, malestar general, molestias estomacales y decaimiento general.
* Periodista de Bienestar Colsanitas
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