Tener un gato en casa es una experiencia enriquecedora para todos los miembros de la familia. Pero, como cualquier mascota, genera responsabilidades.
mpecemos por lo obvio: si ya está decidido a tener un gato, lo primero que debe saber es que su forma de ser no se parece ni de lejos a la de ninguna otra mascota. Diversos estudios sobre el comportamiento felino indican que los gatos suelen tener ciertos rasgos similares a los humanos, entre los que se destaca su carácter inquieto, el hecho de que sean gregarios (es decir, que le guste vivir en compañía), y que sean, además, dominantes, espontáneos y amigables. Bien lo decía el Nobel estadounidense Ernest Hemingway, viejo amante de los felinos: “Un gato es absolutamente honesto emocionalmente: los seres humanos, por una razón u otra, pueden ocultar sus sentimientos, pero un gato no lo hace”.
Como esa sinceridad puede no agradarle a todo el mundo, lo mejor es tener en cuenta esta guía básica si quiere vivir con un felino.
¿Cómo puedo ganarme la confianza de un gato?
Si usted ha tenido perro alguna vez, sabrá que por su carácter dócil el perro busca siempre agradar al amo. El gato no. Los felinos no están dispuestos todo el tiempo a responder a su dueño con el mismo entusiasmo. Lo que no significa, tampoco, que no sean cariñosos: si se sienten queridos, responderán de la misma forma. En cualquier caso, es muy importante saber que no les gusta ser tomados por sorpresa; por eso, para interactuar con ellos, lo mejor es hacerlo de manera tranquila, sin sobresaltos y aspavientos. Relájese, acérquese despacio, déle cariño y téngalo por seguro que recibirá lo mismo a cambio.
¿Es cierto que los gatos son muy territoriales?
Sí. De nuevo, contrario a lo que sucede con los perros, los gatos se sienten cómodos en el espacio que asumen como propio. Como les encanta vigilar todo lo que tienen a su alrededor, están aún más tranquilos en las partes altas, y por eso es bueno tratar de adecuarles ese tipo de espacios. Pero es cierto que cuando un gato se acostumbra a un lugar, sacarlo de allí de manera imprevista puede generarle un alto nivel de estrés.
¿Cómo debo alimentarlo?
Su mismo carácter independiente hace que, a diferencia de otras mascotas, usted no tenga que establecer horarios para darle agua o comida a los gatos. Tómelo con calma: déjele siempre agua limpia y comida en un lugar fijo para que él mismo establezca rutinas. Tenga en cuenta que los gatos son animales de costumbres. Cámbiele el agua dos veces al día si es adulto, y tres si aún es cachorro. Recuerde que los gatos están acostumbrados a comer poco pero a hacerlo con frecuencia. Por la comida no se preocupe: en el mercado conseguirá tanto seca como húmeda, especial para todo tipo de gatos.
¿Y qué debo hacer con sus desechos?
Ya dijimos que los gatos son territoriales y por eso no necesitan salir a ninguna parte para hacer sus necesidades básicas: basta acostumbrarlos desde cachorros a depositarlas en una caja de arena. Para ello, cómpreles una caja grande y ubíquela en un lugar tranquilo; luego, llénela con una arena sanitaria especial (que puede encontrar en cualquier supermercado), y lleve al animal con paciencia: verá que en poco tiempo aprenderá. Es muy importante, eso sí, mantener la caja limpia: recoger los excrementos con frecuencia y mantener unos cinco o seis centímetros de arena siempre.
¿Qué tipo de juguetes son ideales?
Los gatos son animales curiosos y, por eso, lo ideal es buscarles juguetes que estimulen esa capacidad. No se complique comprándole objetos caros y sofisticados ya que, si no los encuentra interesantes, el gato probablemente ni siquiera volteará a mirarlos. Para capturar su atención, busque objetos simples con texturas, colores vivos y que sean circulares o que simulen movimiento (la vieja bola de tela seguro le fascinará). O una caja para esconderse. Si puede, hágale o compre un gimnasio para moverse, trepar y afilar sus uñas: eso los mantendrá felices.
¿Cada cuánto debo bañarlo?
Los gatos son animales muy limpios; de hecho, pasan gran parte del tiempo acicalándose con su propia lengua. Por eso no hay necesidad de bañarlos con tanta frecuencia: se estima que una vez al mes es más que suficiente cuando están jóvenes. Un buen baño puede ayudar al animal si hay de por medio temas de desparasitación o alguna enfermedad relacionada con la piel.
¿Debo esterilizarlo?
En los gatos machos domésticos la castración es altamente recomendable. De no hacerlo, el animal suele salir a recorrer grandes distancias en busca de hembras en celo y corre el riesgo de perderse o de salir herido. Además, el gato no castrado marca el territorio orinando la casa y dejándole un fuerte olor a acre, o incluso aumenta su comportamiento agresivo con otros gatos y contra sí mismo. La esterilización, pues, le ayudará a tener un animal más tranquilo.
En las hembras domésticas también se recomienda la esterilización, para evitar la visita de gatos y las peleas que suelen formarse cuando hay varios tras una gata en celo.
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