Aclaramos las dudas más frecuentes sobre esta práctica para evitar confusiones y daños a la hora de tratar una dolencia.
En Colombia, la quiropráctica o quiropraxia se ejerce desde hace por lo menos 40 años, tiempo desde el cual datan algunas de las primeras clínicas nacionales especializadas en el tema. Desde entonces, en el país y en el mundo este tratamiento médico alternativo ha mutado gracias a sus defensores y sus detractores hasta convertirse en una opción clara para muchos a la hora de tratar problemas musculoesqueléticos relacionados sobre todo con la columna vertebral.
A pesar de esto, el tema no se ha zanjado totalmente, y aún la línea que separa lo que hace y lo que no hace un quiropráctico parece ser difusa. Por eso, de la mano de algunos profesionales en el campo, como los de la Clínica Alternativa Centro Quiropráctico, procuramos dejar clara la función de la quiropráctica.
¿Qué hace un quiropráctico?
Un quiropráctico detecta, analiza y corrige las subluxaciones vertebrales para evitar que los impulsos nerviosos que se transmiten a través de la médula espinal sean interferidos debido a una mala posición de las vértebras; cuando esto sucede puede haber daño funcional y dolor.
A menudo se piensa que la quiropráctica está enfocada en el sistema óseo. Sin embargo, es mucho más específica. Una subluxación vertebral es el desplazamiento milimétrico de una vértebra que genera una compresión neuronal capaz de alterar considerablemente el correcto funcionamiento del organismo, dependiendo del lugar de la columna en el que suceda. Esta alteración puede darse mediante dos mecanismos: por un lado, cuando la vértebra se desplaza en horizontal de su posición puede comprimir el nervio directamente; y, por otro, cuando la vértebra se desplaza en vertical, la cavidad entre vértebras puede reducirse y generar una compresión indirecta del nervio. En cualquiera de los dos casos, las consecuencias son similares.
Por ejemplo, si la subluxación se da en la vértebra por la que pasa el nervio que transmite la información al corazón, existe la posibilidad de que la comunicación se vea interferida y el corazón lata más o menos veces de las que se espera, provocando una taquicardia o una bradicardia, respectivamente. O, si el nervio comprimido es el que transmite información a una de las piernas, es posible que haya un daño muscular que dificulte la movilidad o simplemente se produzca dolor.
Según los especialistas en el tema, existen tres causas principales para una subluxación: físicas, emocionales o químicas. Las causas físicas suelen ser golpes o accidentes cuyo choque produce el desplazamiento vertebral; las causas emocionales suelen ser asociadas con el estrés, la ansiedad y la angustia ocasionando tensiones musculares capaces de generar el desplazamiento; y las causas químicas están relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas, de sustancias como la nicotina u otras drogas alucinógenas, o el abuso de medicamentos.
Para llevar a cabo una detección y un análisis correcto, un quiropráctico se apoya en la construcción de una historia clínica que incluye antecedentes y factores de riesgo; en un examen físico en donde evalúa el daño funcional; y en imágenes diagnósticas, sobre todo radiografías. Y respecto a este punto es necesario hacer una salvedad: el tipo de radiografía solicitada varía dependiendo de la formación del quiropráctico y de la técnica que ejerza.
Las técnicas quiroprácticas son numerosas, pues han evolucionado durante 70 u 80 años. Lo que diferencia una de otra es el análisis y la forma de abordaje de la subluxación. Hay técnicas que se basan en ajustar toda la columna vertebral y, por tanto, evalúan desde la primera vértebra cervical hasta el sacro. Pero también hay técnicas que se enfocan en una sola vértebra. Así mismo, hay técnicas que abordan la subluxación vertebral mediante masajes manuales, otras que lo hacen con instrumentos terapéuticos, y otras que se valen de mesas especializadas.
En principio, todas las técnicas buscan el mismo objetivo, así que no vale la pena preguntarnos por cuál se acomoda mejor a nuestra necesidad. Sin embargo, es importante recordar que toda manipulación de las vértebras conlleva un riesgo de complicación mayor, por tanto, es necesario tener la seguridad de que el profesional que nos atenderá maneja totalmente la técnica de abordaje que llevará a cabo con nosotros.
Dicho esto, algunos especialistas sugieren que la quiropráctica es una técnica que funciona bien de manera preventiva: no es necesario esperar a que el daño funcional y el dolor aparezcan para cuidar de la columna. Por tanto, como sucede con todo aquello relacionado con la salud, es importante tener chequeos periódicos para detectar a tiempo anomalías que podrían complicarse en el futuro.
¿Qué no hace un quiropráctico?
1. El objetivo de la quiropráctica es corregir la subluxación vertebral, y en muchos casos se logra. Aun así, hay subluxaciones que vuelven a aparecer con el tiempo. Esto depende, sobre todo, de la gravedad de la misma y de cuánto tiempo estuvo fuera de lugar la vértebra. No es lo mismo corregir una malposición vertebral que tiene un par de meses, a hacerlo en una que tiene años.
2. Hay ocasiones en las cuales el análisis demuestra que el problema no está en las vértebras sino en el área del síntoma. En dichas ocasiones, la falla funcional y el dolor no pueden ser tratados por un quiropráctico sino que deben ser revisadas por un médico especialista según el caso, sea ortopedista, neurólogo, fisiatra, etc.
3. Las lesiones locales no son tratadas por un quiropráctico, particularmente las de las extremidades. Las lesiones en rodillas, talones, muñecas o codos a menudo se asocian con esta práctica, pero no tienen que ver con problemas vertebrales y, por tanto, deben ser atendidas por un médico especialista.
4. Algunas enfermedades inflamatorias o degenerativas de las articulaciones, como la artrosis o la artritis, tampoco son tratadas por un quiropráctico. Estas necesitan también de un médico especialista.
5. Un quiropráctico no formula o prescribe medicamentos. Esto está fuera de su competencia.
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