Molestias durante las relaciones sexuales o dolor pélvico al hacer ejercicios son algunos de los síntomas que muchas mujeres prefieren callar. No es normal y lo mejor es buscar la causa.
ay cosas que las mujeres preferimos mantener en silencio. El dolor menstrual o el que nos acecha, de maneras más o menos incómodas, cuando tenemos relaciones sexuales, son ejemplos de ello. Y es que cualquiera que pueda dar testimonio sobre este tipo de dolor, probablemente dirá que muchas veces inmoviliza al punto de afectar la vida diaria.
Para entender mejor este tema, conversamos con el doctor Fernando Gómez, ginecólogo, obstetra y cirujano laparoscópico y robótico, adscrito a Colsanitas. También tiene una maestría en terapia neural y ha dedicado parte de sus estudios a tratar el dolor pélvico crónico, un mal con múltiples causas que, según él, puede afectar aproximadamente al 30 % de las mujeres que acuden a una consulta ginecológica de rutina.
Para él, parte del problema es la invisibilización de esta afección femenina, pues en la cultura médica no suele haber enfoque de género. Por eso, es importante que los ginecólogos interroguen a las pacientes sobre molestias al tener relaciones sexuales, dolor al ir al baño o durante la menstruación. Esto puede abrir un canal de comunicación en el que la paciente no sienta vergüenza de preguntar sobre el dolor crónico. En muchos casos es un tema tabú.
¿Qué es el dolor pélvico crónico?
Es aquel que se siente en el área que va desde abajo del ombligo y entre las caderas. De acuerdo con el experto, este puede ir desde dolores transitorios que llegan y se van con la menstruación y la ovulación, hasta dolores crónicos, pasando por todo tipo de molestias, incluyendo el dolor durante las relaciones sexuales.
En cualquiera de los casos se trata de un dolor que impacta el estado anímico, la capacidad laboral de la mujer y en general, su calidad de vida.
Desde el punto de vista epidemiológico, explica, este aparece con más frecuencia en edades reproductivas, de los 18 a los 45 años, pero es más frecuente en mujeres mayores de 60. “También ocurre más en mujeres afrodescendientes porque tienen más fibromas del útero”, agrega.
¿Cuáles son las causas?
Tanto los dolores cíclicos relacionados con la menstruación, como los permanentes tienen su origen en uno o varios factores. “Uno de estos es la neuralgia de los nervios que inervan la pelvis. Eso se llama neuralgia pélvica y puede manifestarse con dolor permanente o durante las relaciones y el ejercicio. Es como una migraña pélvica, para decirlo en términos coloquiales”, explica el especialista.
Luego están los dolores de origen vascular, causados por varices en la pelvis. Estos pueden ser cíclicos (cuando se está mucho tiempo de pie, se hace deporte o durante la menstruación) o permanentes y se conocen como varices pélvicas.
También otras enfermedades de esta zona producen dolor: la endometriosis, los fibromas uterinos o los tumores de ovario.
Las enfermedades pélvicas inflamatorias y los dolores relacionados con los dispositivos intrauterinos, tienen origen infeccioso. Otra gran causa, explica, son las infecciones urinarias y la cistitis intersticial, una enfermedad inflamatoria y autoinmune de la vejiga, de difícil manejo y diagnóstico.
“La otra parte es la musculoesquelética y tiene que ver con algún defecto en la maduración o composición esquelética. Se trata de casos con atrofias y deformaciones de la pelvis ósea, fibralgias y perforaciones”. Y por último, están las malformaciones congénitas del tracto urinario inferior.
El dolor pélvico puede ir desde dolores transitorios que llegan y se van con la menstruación y la ovulación, hasta dolores crónicos, pasando por todo tipo de molestias.
¿Cómo se diagnostica?
Lo primero es consultar con un ginecólogo especialista en dolor pélvico que investigue la causa y haga un mapeo del dolor. Lo segundo es el manejo según su origen. Lo complejo, advierte el médico, es que determinar su causa consiste en un proceso largo de descarte. Cuando se está seguro del origen, entonces se decide el tratamiento que puede ir desde medicamentos hasta cirugía, según el caso.
Tener un origen multifactorial exige que el médico haga la exploración con calma y con cuidado. Puede ser que la paciente haya recibido muchos tratamientos y aún no se sepa la causa del dolor. Es importante ir descartando hasta llegar a la o las correctas.
La ecografía pélvica es una herramienta útil para avanzar en el diagnóstico.
El especialista aclara que este tipo de dolor también puede tener un origen psicológico, pero en estos casos hay que estar completamente seguro de que no se trata de otra cosa.
¿Puede afectar el embarazo o la fertilidad?
Sí puede afectar la fertilidad si la causa es una endometriosis o una enfermedad pélvica inflamatoria. Si el dolor tiene origen tumoral y hay un fibroma uterino dentro de la cavidad uterina, la paciente tiene altas probabilidades de abortar.
En el embarazo puede exacerbarse el dolor durante algunos movimientos. En estos casos toca fajar y procurar aliviar el peso.
¿Existen cuidados preventivos a largo plazo para evitar el dolor pélvico crónico?
Algunos hábitos sirven para evitar las causas del dolor pélvico. Por ejemplo, los riesgos de tener endometriosis se pueden disminuir con una alimentación saludable y la supresión de algunos colorantes que tienen comestibles ultraprocesados como la tartrazina. También es clave disminuir el consumo de azúcar refinada, porque este es un factor de estrés oxidativo que puede generar obesidad, y esta a su vez eleva las probabilidades de que salgan varices en la pelvis. Para prevenir enfermedades pélvicas inflamatorias se recomienda no tener más de tres parejas sexuales al año. Pero ante todo, es clave asistir con un médico especialista en el tema que tenga paciencia y genere mucha confianza para hablar de este tema.
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