¿Cómo hacer que los niños se enamoren de los libros? Esa es la pregunta de muchos padres y profesores. Aunque no hay una respuesta única, aquí le ofrecemos algunos consejos para conseguir que en los niños nazca amor por la lectura.
• Libros al alcance: hay que perder el miedo de dañar los libros, acabar con el mito de que para leer un libro hay que “saber leer”. Hay que permitir que, como uno, los niños puedan buscar y alcanzar el libro que quieren leer.
• Espacios de lectura individual: cuando los libros están por ahí, en espacios de la casa que los pequeños habitan y reconocen, los niños se animan a buscarlos. Esos tiempos de los niños leyendo solos (y no tienen que saber leer) son importantes también para su autonomía, para encontrar lo que les gusta, para conversar con ellos mismos.
• Lectura en voz alta: leer juntos, leer en familia, dejar que los niños también nos lean y seguir leyendo en voz alta aun cuando los niños aprendan a leer. Ese es un espacio de conexión, de compartir tiempo de calidad.
• Contar e inventar historias: hay libros sin páginas, los que están en la imaginación de cada uno. Las historias contadas, las rimas, las adivinanzas, la tradición oral en general estimulan el lenguaje, y en esto los abuelos son unos profesionales.
• Escuchar a los niños, escuchar sus intereses (explícitos y no tan explícitos): una de las cosas que más he aprendido con mis hijos es la mediación entre lo que ellos quieren y lo que yo creo que es un buen libro, entre los temas que me parecen “interesantes” y los que a ellos verdaderamente les interesan.
• Tiempo y espacio para leer: leer con los hijos es un regalo que nos damos entre todos, así que hay que hacerlo bien. No siempre hay que leer para dormir cuando uno ya está fundido y termina leyendo cualquier cosa de afán. Hay lecturas para diferentes momentos del día. Dice Lorenzo, uno de mis hijos: “hay libros para leer de día, libros de los que uno aprende cosas” (informativos) y “hay libros para leer de noche o por el atardecer” (los cuentos).
• Visitar otros espacios de lectura: las bibliotecas públicas tienen colecciones maravillosas y el préstamo es fácil; son espacios ricos y cada vez más atentos a los gustos del visitante. Además de libros, en las bibliotecas de hoy se puede jugar y experimentar, y eso a los niños les encanta. Hagamos que el día de ir a la biblioteca sea especial.
• No obligar, invitar: la lectura no puede ser un premio o un castigo. Nosotros la vivimos como un hábito, como parte de la cotidianidad, como un alimento del espíritu. Y así como uno no castiga a un niño mandándolo a la cama sin comer, tampoco le deja de leer para castigarlo o le lee porque “se portó bien”.
• Leer con intención: una de las cosas que más les gusta a mis hijos es que personifique los cuentos, que cambie la voz, que grite, que susurre, que haga una voz muy grave cuando aparece un lobo, o una muy dulce cuando es un ratón el protagonista. Eso los hace morir de risa, los llena de interés.
• Leer cosas diferentes: el universo de la literatura infantil es infinito, hay libros de cuentos, de poesía, libros informativos, libros silentes. Se vale leer de todo, lo importante es saber cuál es el momento adecuado. Un libro informativo puede ser un gran aliado cuando un niño está interesado en un tema. Un cuento puede ser un regalo maravilloso a la hora de dormir o en una pausa en medio de un día agitado. La poesía es magia cuando los niños tienen la disposición de escuchar.
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