Los aceites contienen todas las propiedades de la planta pero potenciadas por su altísima concentración. Dos expertos explican cómo deben usarse y cuáles precauciones deben tenerse.
a humanidad ha usado los aceites esenciales desde hace mucho tiempo: 3.500 años antes de Cristo los egipcios utilizaban las plantas aromáticas en forma de ungüentos con fines cosméticos, medicinales y religiosos.
Hoy en día los aceites esenciales continúan siendo usados ampliamente en la industria de cosméticos y de perfumes, pero su uso medicinal ha quedado restringido a terapias alternativas como la aromaterapia y la medicina ayurveda de la India y es considerado como pseudociencia por sus detractores.
¿Qué son los aceites esenciales?
“Un aceite esencial es como el alma de la planta”, explica el ingeniero químico de la Universidad de la Sabana y aromaterapeuta de la Universidad Europea del Atlántico, Pedro Luis Ochoa, “el aceite esencial contiene todas las propiedades de esa planta, pero potenciadas, por su altísima concentración”. Por ejemplo, hoy sabemos que el mentol es útil en el tratamiento del dolor. Y que una gota de aceite esencial de menta puede contener el mentol presente en alrededor de 26 tazas de té de menta.
¿Cómo se obtienen?
Los aceites esenciales usados en la aromaterapia se obtienen directamente de la planta y en el proceso no sufren ningún cambio químico. Los métodos más comunes para obtener la mayoría de aceites vegetales son la destilación por vapor de agua, tradicionalmente realizada con un alambique de cobre, o el exprimido, en el caso de cítricos como el limón y la naranja, cuyo aceite se obtiene de la expresión de su cáscara.
¿Todos los aceites esenciales son naturales?
No. Es importante diferenciar los aceites esenciales naturales de los aceites artificiales o sintéticos, que se obtienen a través de intervenciones químicas. Los artificiales se obtienen a través de procesos de enriquecimiento o realce de las mismas esencias con uno o varios de sus componentes, y los sintéticos, que suelen ser los más baratos y son usados como aromatizantes y saborizantes, son producidos en el laboratorio por medio de procesos de síntesis química.
¿Por qué son tan costosos?
Para producir cualquier aceite esencial natural se requieren grandes cantidades de materia prima. Para conseguir un litro de aceite esencial de rosas, por ejemplo, se necesita alrededor de cuatro toneladas de flores. Podría haber tantos aceites esenciales como plantas, pero algunos se vuelven demasiado costosos de extraer, como el de rosa, por lo que se fabrica muy poco.
¿Cuál es su uso en la aromaterapia?
La aromaterapia busca aprovechar las propiedades de los aceites esenciales para tratar dolencias físicas y anímicas en las personas generalmente por medio de su inhalación y vía tópica. “Así como hay plantas que pueden ayudar a descongestionar y desinflamar como el eucalipto, también hay plantas que pueden tener un efecto sobre los nervios, como la manzanilla”, explica Pedro Luis Ochoa.
Los aceites esenciales usados en la aromaterapia se obtienen directamente de la planta y en el proceso no sufren ningún cambio químico.
¿Cómo se aplican o se inhalan?
Los aceites esenciales se pueden inhalar con la ayuda de un pebetero o difusor, y se pueden usar de manera tópica, siempre y cuando estén diluidos en algún otro aceite vegetal (de coco, de oliva o de almendras), también conocidos en el mundo de la aromaterapia como aceites portadores. Esto es muy importante pues de ser usados sin diluir pueden llegar a quemar la piel, por su alta concentración. Ochoa asegura que la proporción de cinco gotas de aceite esencial por 100 de aceite vegetal (30 mililitros aproximadamente) es más que suficiente para aprovechar sus propiedades. Y a pesar de que muchas marcas aseguran que sus aceites esenciales son comestibles, Ochoa recomienda que es mejor no ingerirlos en ningún caso, pues algunos pueden ser potencialmente tóxicos.
¿Cómo saber si el aceite esencial es de calidad?
Antes de adquirir un aceite esencial natural es importante fijarnos en su calidad y para ello es necesario tener en cuenta el precio e información sobre el proveedor. En promedio, 10 ml de aceite esencial de lavanda, por ejemplo, pueden costar alrededor de 25 mil pesos. El valor de cada aceite, sin embargo, varía dependiendo de la planta de la que proviene, por lo que antes de adquirir el que nos interesa es recomendable comparar precios e investigar sobre las distintas marcas disponibles. Otra información útil que podemos verificar en la etiqueta es la constatación de que el aceite esencial es 100 % natural, el método de extracción usado y el nombre científico de la planta como único ingrediente del aceite esencial.
¿Cuáles son los aceites esenciales más comunes?
El de lavanda, que se usa para combatir el insomnio y el estrés; el de menta que se usa como descongestionante, analgésico, antiespasmódico, expectorante, y bactericida; el de romero, usado como digestivo, antiespasmódico, antirreumático. El de árbol de té usado como anti parásitos y hongos, sirve como insecticida, entre otros. Y el de eucalipto que tiene propiedades como antiséptico, expectorante, mucolítico y antiinflamatorio.
¿Hay evidencia científica de las propiedades de los aceites esenciales?
No hay dudas de que las plantas tienen poderes medicinales. Todos los químicos que conocemos vienen de la naturaleza. La penicilina es un hongo y la morfina viene del opio. Actualmente existen estudios científicos que certifican ciertas propiedades de algunas plantas (la OMS aprueba una lista de plantas medicinales por sus propiedades terapéuticas). Sin embargo, no pasa lo mismo con los aceites esenciales.
La médica internista y geriatra María Daniela Silva explica que en estos momentos no hay suficientes estudios sobre los efectos de los aceites esenciales en humanos. “No se ha investigado el tema de manera sistemática”, afirma. Aunque esto no signifique que los aceites sean inocuos.
Sin duda hay aceites esenciales que pueden tener propiedades antibióticas, antiviarles y fungicidas “incluso más potentes que otros fármacos disponibles hoy en el mercado”, explica la doctora Silva, “pero en realidad no sabemos bien cómo utilizarlos, pues su uso no está regulado”. Esto significa que como no hay claridad sobre sus efectos, no hay protocolos ni dosis establecidas para aplicarlos en la medicina. Y la acción de sus propiedades potencializadas puede ser errática y variable.
¿Qué precauciones deben tenerse en cuenta?
La doctora Silva no recomienda el uso de aceites esenciales en niños ni tampoco en mujeres embarazadas. Y al igual que el ingeniero Ochoa desaconseja su ingesta. Por ejemplo, la lavanda ha probado ser eficaz en el tratamiento de la ansiedad y el insomnio –un estudio de la Universidad Norbert Wiener lo apoya–, pero también se sabe que el uso prolongado de la lavanda en niños pequeños ha sido asociado con síntomas de pubertad precoz y crecimiento en el tejido mamario de los niños, pues el aceite de lavanda contiene compuestos que imitan a los estrógenos e inhiben la testosterona, al igual que el aceite de árbol de té. (Así lo probó un estudio realizado por el Instituto Nacional de Ciencias Ambientales de la Salud, NIEHS, en el 2018.)
“A mis pacientes solo les recomiendo algunos aceites que conozco muy bien y sé que pueden servir como complemento a los tratamientos médicos en la parte anímica”, explica Silva. “Los aceites pueden ser muy útiles para manejar el estrés y el insomnio, por medio del sentido del olfato, pues actúan directamente sobre nuestro sistema límbico, que es el encargado de regular nuestras emociones”, explica la doctora.
Si bien expertos como el ingeniero Pedro Luis Ochoa aseguran que con responsabilidad los aceites esenciales son seguros de usar en casa, para emplearlos de manera terapéutica es mejor consultar antes con un médico o aromaterapeuta especializado.
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