Mujeres de 100 años y más cuentan qué es lo fundamental en la viday qué las ha hecho felices.
ué ha aprendido en la vida? “Saber vivir la vida”, responde Flor, una mujer de 100 años que vive en la Fundación Voluntariado Juan Pablo II en Bogotá. “Lo más lindo ha sido la vida misma. No quejarme de nada, poder ser lo que quiera, comer lo que quiera, pasear con la gente que yo quiera, eso es una vida sana y linda”.
A Flor no le gusta que le tomen fotos. Dice que es fea, que cuando joven los muchachos no la miraban. Es alta, delgada, con facciones angulosas, su pelo es castaño y sus manos son largas. Habla con fuerza, cuestiona, tiene energía. Dice que Dios le ha dado la fortaleza para vivir un siglo y que la plata no es lo más importante. “Yo no tuve plata y fui feliz”.
Como ella, otras cuatro mujeres mayores de 100 años, Efigenia, Ana Faustina, Susana y Edith, quienes fueron educadas con las creencias católicas, sostienen que Dios ha sido fundamental, que les ha dado todo lo que son.
Con todos los sabores y sinsabores de un siglo, sus consejos para que otros le saquen provecho a la vida son sencillos, prácticos y concretos. Efigenia Espitia, por ejemplo, a sus 102 años recomienda “no meterse con nadie ni chismosear”. Es risueña, no oye muy bien. Lleva puesto un gorro de lana para taparse las orejas porque le da frío. Sus hermanos ya murieron y no tiene hijos. “Sobrinos sí tengo hartos, pero es lo mismo que no tener nada”, dice. Y se ríe. Afirma que ha sido feliz porque no se ha metido con nadie, que en la vida hay que ser buena persona y hacerse querer. “Lo más importante es, primero, la salud, porque no la tengo”.
La salud es el bien más preciado por todas. Ninguna se ha sentado a quejarse de sus dolencias, todas se mueven y caminan así sea con dificultad. Como dice Susana Álvarez, “yo me siento bien porque al menos puedo caminar sola, me baño sola, todo. ¡Bendito Dios! Tiendo mi camita sola. Sí, porque uno se tiene que mover, si uno no se mueve y se queda sentado, peor se vuelve, como una petaca vieja”. Ella no se casó, no tuvo hijos, creció con sus cuatro hermanos que ya murieron, trabajó en enfermería y se sentía feliz sirviéndoles a otros y acompañando a los enfermos. “Eso es muy importante, ayudar a otra persona que lo necesita”.
La salud es el bien más preciado por todas. Ninguna se ha sentado a quejarse de sus dolencias, todas se mueven y caminan así sea con dificultad”.
Con sus 100 años, Susana dice que se siente como una niña. “Claro que a uno ya le duele una cosa, otra, pero tiene uno que tener paciencia, resignarse porque qué se va a hacer”. Paciencia. Esta es otra palabra que pronuncian con frecuencia las mujeres que buscamos para esta nota.
Ninguna fue excesivamente cuidadosa con la alimentación o con cualquier otro hábito a lo largo de su vida. Comieron todo lo que quisieron, bailaron, se tomaron sus traguitos, incluso algunas fumaron, y pasearon en la medida de sus posibilidades. Los viajes son recuerdos gratos e importantes para ellas, y ninguna se arrepiente de nada. Flor es soltera y aconseja no quedarse solo en la vida, y Efigenia sostiene que los hijos sí hacen falta para la vejez.
Ana Faustina Tejada y Edith Patiño de Romero son muestra de que tal vez Efigenia y Flor tienen razón. Ambas viven rodeadas de sus hijos, nietos y bisnietos. Edith ya tiene incluso tataranietos. Ella se ríe con frecuencia mientras habla, les envía besos a los familiares que la acompañan y bromea. “Cortándoles la cabeza son todos buenas personas”.
Ana Faustina tiene 102 años, 15 hijos, 3 nietos y 9 bisnietos. No pudo estudiar pedagogía, entonces su padre le compró una máquina de coser y trabajó como modista. Viste elegante, peinada en peluquería. Solo hay señales de dolor en su rostro cuando habla de la muerte de su esposo. De resto sonríe y cuenta que toda su familia siempre le celebra los cumpleaños. Espera con ilusión la fiesta de los 103.
Susana Álvarez (100 años)
¿Qué es lo más importante en la vida?
Lo más importante son la salud y las amigas. Y los amiguitos, los churritos.
¿Tuvo churritos?
Sí. Y hartos churros.
¿Son importantes en la vida?
Sí, porque vive uno feliz, claro que hay churritos que van por la plata, pero como no había...
¿Por qué son importantes las amigas?
Porque uno se entretiene con ellas. Uno es alegre con ellas, porque les puede contar su vida. Puede uno confiar en las amigas, pero ciertas, porque hay unas traicioneras.
¿Qué consejo daría para aprovechar la vida?
El amor, la sinceridad, la franqueza, eso es lo más importante, porque uno puede confiar y no lo traicionan a uno.
¿Qué consejo le da a un joven?
Que se porte bien con los demás y que si ve a una persona sufriendo, le ayude.
¿Qué la ha hecho feliz en la vida?
La sinceridad, el amor, el bienestar.
¿Cómo llegó a vivir 100 años tan bien?
Trabajando, gozando, porque yo gozaba con las amigas, me iba de paseo a distintas partes, y así uno se siente feliz.
¿Cree que el dinero es importante en la vida?
Por una parte sí; por otra parte no.
¿Cómo se supera un dolor de la vida?
Con paciencia, teniendo paciencia. Si uno se desespera es peor. Con paciencia se somete a todo.
¿Qué le ha causado tristeza?
La muerte del novio, se murió el churrito en un accidente. Yo tenía como 28 años.
¿Se arrepiente de algo?
No me acuerdo.
¿Se siente tranquila con la vida?
Aun en estos años me siento feliz con las amigas, echo coplas,me gusta echar coplas, nos reunimos y nos reímos. Yaen estos años me siento como un poquito pendeja (risas),pero me siento bien, conozco personas y voluntarias que mequieren y uno se siente feliz al ver personas que lo saludan auno con amabilidad y que lo estiman.
Ana Faustina Tejada (102 años)
¿Qué consejos les da a sus nietos?
Que sean amables, que se porten bien con todas las personas.
¿Qué enseñanzas le ha dejado la vida?
Tener paciencia para llevar las cosas, que cuando se casen tienen que tener el modo de manejar a los esposos, que no sean solo peleas. A mí por lo menos me fue bien con mi marido, porque él fue bueno conmigo. Alcancé a criar mis hijos, ayudarlos a educar, a que fueran personas importantes. Hoy día estoy contenta y feliz, porque, aunque no les dejo plata, les dejo el saber y el modo de ser de ellos con las personas y con los demás.
¿Qué consejo daría para ser feliz?
¿Está casada? Que quiera mucho a su esposo y que lo consienta, eso la hace feliz: el amor.
¿Es más importante el amor que cualquier otra cosa?
Es más importante el amor que la plata, hace falta también, pero el amor es principal en el hogar.
¿Cómo se conserva tan bien con más de 100 años?
Yo no sé, la mano de Dios. Yo desde niña no he tenido ninguna enfermedad, he sido alentada y eso es un don muy grande de Dios.
¿Es vanidosa?
No me gusta el pelo blanco, me lo pinto, me llevan a la peluquería, me gusta estar peinada y que mis hijas estén lindas. Y es importante, mi mamá decía que la mujer casada debe vivir elegante en la casa, bien arregladita, porque los maridos se aburren de ver una mujer mal vestida. Decía mi mamá (risas).
¿Se arrepiente de algo?
De nada me arrepiento, ni de haber ofendido a nadie. Nosotros con mi marido tuvimos quien nos ofendiera, pero nosotros no ofendimos a nadie. Si veíamos algo malo, volteábamos, pero no ofendíamos.
¿Qué es lo que más le ha gustado de la vida?
Me ha gustado ver a mis hijos contentos con sus familias, ver a mis nietos y a mis bisnietos, dígame qué más. Yo no he tenido plata, pero he gozado con mis hijos, con la familia. Todos me han querido y creo que nadie me ha odiado.
Edith Patiño de Romero (101 años)
¿Cómo ha logrado vivir más de 100 años?
Tranquila. Ya murió Manuel, mi esposo, los hijos se casaron, tuve 5. Ya quedé sola y mi hija mayor se hace cargo de mí.
¿Cómo ha cuidado su salud?
No he hecho nada exagerado.
¿Qué consejo da para vivir?
Tranquilidad, el que tiene tranquilidad vive feliz. La vida se lleva bien, yo creo que por eso he tenido una vida larga.
¿Qué consejos les da a sus nietos?
Ellos tienen que hacerles frente a los problemas de la vida y saberlos aguantar y resolver.
¿Qué es lo más importante en la vida?
La tranquilidad.
¿Y el amor?
Se falla mucho, unos días lo quieren a uno mucho, otros días un poquito, pero no se acaba (risas).
¿Y la plata?
Tengo una pensión chiquita, pero ahí sirve de algo.
¿Usted les enseña a sus nietos que la plata es importante?
Mmmmm. No.
¿Qué la ha hecho feliz?
Mis hijos, mis hijos me hicieron feliz.
¿Qué le gustó de ser profesora?
Pues mandar y que le obedezcan a uno. Como dicen: el que manda, manda. Llevaba la vida muy tranquila y los muchachitos iban bien.
¿Le ha gustado su vida?
A ratos. La vida no puede ser toda segura, a ratos tiene sus más y sus menos.
¿Se alegra de haber vivido?
Me siento tranquila.
¿Se arrepiente de algo?
Francamente no, no tengo de qué arrepentirme. No. Ninguno ha sido malo conmigo, todos más o menos, otro sí, otros no, pero bueno, todos tenemos defectos y aquí vivo tranquila.
¿Le gusta su vida?
Me gustó, ahora vivo más pausada. Eso es lo mejor, porque no saca uno nada con desesperarse.
¿Cree que ha sido feliz?
Fui feliz, ahora vivo tranquila, que es más importante que la felicidad.
Efigenia Espitia (102 años)
¿Qué consejo da para vivir bien?
No meterse con nadie, no chismosear.
¿Cómo se llega a los 100 años tan bien como usted?
Porque yo hago el deber, uno no se puede dejar dominar de las enfermedades. Me caí y me duele todo, pero yo camino y hago el deber de patojear, de no quedarme quieta.
¿Es feliz?
Sí.
¿Qué consejo le daría a un niño para la vida?
Que fuera decente con todo el mundo, que se comportara bien y se dejara querer.
¿Cree que el amor es importante?
Pues sí.
¿Qué consejo le daría a un joven?
Que no se metiera con nadie y que fuera juicioso. Y que fuera buena persona, si uno no se da a querer y a respetar, la cosa cambia.
¿Qué consejo da para ser feliz?
Eso está trabajoso… Mejor dicho, no ser uno chismoso, eso es todo.
¿Cree que la plata es importante en la vida?
Si la sabe manejar, sí.
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