¿Sabe para qué se utilizan las tapas de plástico que se recogen en diferentes lugares del país? ¿En qué se convierten? ¿Por qué es fácil y gratificante recogerlas? Aquí le explicamos.
Ayudar, en ocasiones, puede parecer una tarea difícil. Entregar tiempo de nuestra ajetreada rutina, preocuparnos por los problemas de otro, buscar soluciones para los demás, movilizar, transportar, aportar, en fin, solidarizarse con los que están en condiciones desfavorables puede ser difícil. No sabemos cómo hacerlo, en qué momentos, qué se necesita, adónde ir.
Por eso existen iniciativas como Tapas para Sanar de la fundación Sanar, que trabaja con niños con cáncer. Programas de este tipo resuelven el problema para aquellos que quieren ayudar pero no saben cómo o piensan que es difícil. Gracias a Sanar podemos ayudar con una opción sencilla y fácil de implementar en nuestra cotidianidad.
Seguro hemos visto en diferentes lugares las tapas de colores reunidas en un solo recipiente, porque la efectividad de esta campaña ha logrado que muchos la reconozcan sin haber estado conectados directamente con ella.
La Fundación Sanar lleva ocho años recolectando todo tipo de tapas plásticas para financiar los procesos de apoyo psicológico, social y médico de los niños con cáncer. La idea surgió gracias a la entrega desinteresada que hizo una mujer de Ciudad Bolívar a la fundación. Las recolectaba para costear el tratamiento de una amiga. A partir de ese momento la fundación encontró alianzas con diferentes entidades, entre las que se cuenta el servicio de envíos 4-72 (que recoge las tapas), la Policía Nacional y más de 8.000 donantes, entre empresas y personas naturales, que aportan 40 toneladas de tapas al mes, contando todo el país
Sanar recoge las tapas (cualquiera sirve, hay 11 tipos de tapas que funcionan) y las vende a diferentes clientes que se encargan de convertir estos elementos en materia prima para producir utensilios: baldes, tinas de baño, recogedores, ganchos de ropa, coladores, comederos para animales, materas, entre otros.
El proceso por el que pasan las tapas (que pueden ser de cualquier tamaño o color pero elaboradas en plástico) empieza agrupándolas por color de manera manual. Después pasan a un molino, luego se lavan con jabón, detergente y soda cáustica, siguen al tanque de descontaminación en el que el polipropileno flota (que es la materia que se recicla) y las impurezas y el resto de los materiales que pueden estar presentes se asientan en el fondo. La materia que sirve pasa a una máquina centrífuga que le saca el agua y finalmente a la secadora.
La materia prima, separada por color, pasa a una máquina de inyección que tiene diferentes moldes para cada producto, y ahí finaliza este proceso. Las tapas se convierten en utensilios para el hogar que se distribuyen en cacharrerías de barrio, supermercados pequeños y expendedores minoristas. Para elaborar un balde de 180 gramos se utilizan aproximadamente 642 tapas.
El lunar de esta valiosa iniciativa radica en la desconfianza que tienen los consumidores (especialmente los de estratos más altos) con los productos que vienen de materia reciclada. A pesar de que el proceso se hace con los estándares de limpieza necesarios para garantizar un producto apto para el uso que tiene cada utensilio, las marcas reconocidas y los supermercados de cadena más importantes no dan aún cabida a estos productos.
Sanar recoge las tapas y las vende a diferentes clientes que se encargan de convertirlas en materia prima de baldes, tinas de baño, recogedores, ganchos de ropa, coladores y materas, entre otros.
Países como Argentina validan completamente estos productos y ofrecen, por ejemplo, kits de aseo con material reciclado que llevan el sello del hospital Garrahan, donde también se recogen tapas. La gente compra los productos para apoyar la iniciativa y tener en casa un utensilio que no requiere materia prima nueva para su desarrollo, lo que además lo hace amigable con el medio ambiente.
Recoger tapas es tan sencillo y efectivo que la Fundación Sanar ya ha batido dos récords Guinness. El primero fue en 2013, año en el que recogieron 156 toneladas en 8 horas, y el segundo en 2014, cuando se unieron con el hospital Garrahan y alcanzaron 477 toneladas en el continente, lo que demuestra que recoger tapas es una causa solidaria con mucha acogida.
Usted puede contribuir con esta causa dejando tapas de todo tipo (solo debe cerciorarse de que sean de plástico) en cualquier punto 4-72 del país o donar directamente desde la página web de la fundación.
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