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Leer en voz alta es mágico

Ilustración
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Reforzar los vínculos de amor, estimular el desarrollo cognitivo y la capacidad de atención, enriquecer el vocabulario e incluso, alejarlos de las pantallas, son algunos beneficios de leer con los niños.

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ay cosas que uno hace con los hijos convencido de que sin eso la vida no es posible. Leer con mis hijos ha sido para mí, desde el momento de su concepción, más que una práctica, una forma de vida. Durante un poco más de ocho años, he leído casi todos los días en voz alta con (no para) mis hijos; en este camino hemos crecido juntos, hemos descubierto mundos imposibles, hemos soñado, llorado, reído y, sobre todo, hemos construido un lazo irrompible de amor tejido con las palabras.

En el camino, me he encontrado con algunos testimonios e investigaciones que confirman que alrededor de la lectura en voz alta ocurren cosas fantásticas que siguen su curso en el futuro de quien escucha. Lo terminé de confirmar cuando llegó a mis manos La magia de leer en voz alta, de Meghan Cox Gurdon; comprendí las dimensiones de eso que yo percibo como una cápsula que detiene el tiempo como lo conocemos y nos ubica en otra dimensión y que la autora describe como “una alquimia milagrosa que convierte las cosas corrientes de la vida en una energía extraordinaria para el corazón la mente y la imaginación”.

Meghan Cox es madre de cuatro mujeres y un hombre, periodista y crítica de literatura infantil en The Wall Street Journal. Es lectora. Basada en las últimas investigaciones sobre neurociencia y comportamiento, pero sobre todo, en su propia experiencia, escribió este libro maravilloso en el que describe los beneficios cognitivos y socioemocionales de la lectura en voz alta. Recorre centros de investigación, escuelas, hospitales, hogares y su propia vida y la de su familia, para dejarnos ver la potencia infinita que hay en algo tan sencillo y alcanzable para muchos como una lectura en voz alta. “Es probablemente la intervención más económica y eficaz que podemos realizar para el bien de nuestra familia y de una cultura más amplia”, afirma.

Abordaré algunos de los beneficios que ella describe, partiendo de la experiencia de leer con mis hijos, con quienes he tenido la bella posibilidad de aprender a leer por segunda vez.

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Alrededor de la lectura en voz alta ocurren cosas fantásticas que siguen su curso en el futuro de quien escucha.

Leer juntos refuerza los vínculos del amor

“Leer en voz alta nos permite establecer una conexión emocional con el oyente aunque sea demasiado pequeño, frágil y joven como para saber lo que está ocurriendo” y esta conexión es igual de beneficiosa para las dos partes. En nuestro caso, cuando leemos juntos, entramos en esa suerte de cápsula que mencionaba antes; el mundo que habitamos usualmente queda en pausa y nosotros ingresamos en una dimensión donde no existe el celular, la tarea por hacer, el desorden por recoger, el correo por responder. Me atrevo a decir que cada uno de nosotros (mis dos hijos, mi esposo y yo) apreciamos ese momento como una forma de construirnos, conocernos y amarnos como familia, y al mismo tiempo, como un gran viaje personal en el que cada uno se reconoce.

Prestar atención y comprender más

El valor de escuchar, mientras la mente explora, viaja, inventa, recrea. Escuchar y estar atentos, algo que no es menor en una época llena de distracciones, en la que es un reto concentrarse en una sola cosa. Los tiempos de atención son cada vez más cortos y un libro requiere atención. “Los niños de familias que les leen libros en voz alta en casa van al colegio con una triple ventaja. Al estar acostumbrados a escuchar, lo hacen con más facilidad. Han oído mucho vocabulario, por lo que su comprensión es mayor en comparación con otros niños de su misma edad. Y saben de primera mano que prestar atención tiene sus recompensas”, escribe Cox. En nuestra casa, el momento de la lectura en voz alta es el momento del silencio; no un silencio obligado, sino buscado y valorado, un silencio que ocurre para dar paso a la voz del lector. Leer juntos nos ha permitido también comprender el significado de eso que llaman “escucha activa”. Al contrario de lo que se puede pensar, escuchar una lectura en voz alta no es un acción pasiva: juntos hemos entendido que para que una historia ocurra, para que un libro cobre vida, el lector es fundamental; leer es para mí un acto creativo.

Estimular el desarrollo y la imaginación

“Los libros ilustrados son el primer lugar donde los niños descubren la poesía y el arte, el honor y la lealtad, el bien y el mal, la tristeza y la esperanza”, dice Cox. Nosotros lo vivimos a diario. Nuestra sala ha sido un Nautilus, hemos viajado a la Antártida, al lago Baikal, al centro de la Tierra, a la madriguera del conejo y a Kansas el mismo día; un sombrero, unos guantes, una máscara de dinosaurio y unas botas del papá, le sirven a Lorenzo para crear todo un universo de magia. Una piedra de su propia altura ha sido para Vicente la oportunidad de escalar el monte Olimpo en Marte. Sus mentes están llenas de referentes, inventan historias con cualquier elemento y nuestra casa es como un teatro con programación permanente. Cuando leemos un libro con ilustraciones, hay también una lectura de la imagen, otra narrativa, una invitación, o más bien un reto para comprender lo que ve y lo que escucha, sin duda, esto deviene en una experiencia mucho más estimulante. Con la lectura cada vez comprenderán historias más complejas.

Formación de redes neuronales

Llevo años escuchando a las profesoras de mis hijos preguntarme qué hacemos en casa para que ellos resuelvan sus conflictos con otros compañeros o con adultos desde la palabra. Seguramente no es solo la lectura, pero creo que sí incide muchísimo en el desarrollo de esta capacidad, en un vocabulario amplio y un discurso estructurado. Esto tiene mucho que ver con eso que Meghan Cox nombra como los efectos que tiene la lectura en voz alta en el cerebro de los niños. Hay investigaciones que demuestran que los niños que han escuchado la lectura de cuentos en voz alta son más ágiles y receptivos a los relatos, tienen mayor capacidad para procesar lo que escuchan y lo hacen con más rapidez. Estos estudios permitieron ver que fomentar la lectura en la primera infancia produce una diferencia considerable en la función cerebral y, por lo tanto, fomenta el desarrollo cerebral. Entre más pequeños somos, mayor plasticidad y adaptabilidad tiene el cerebro. “Las experiencias tempranas, la activación neuronal y la formación de redes neuronales crean la arquitectura de la mente de un niño pequeño, establecen las vías para la actividad mental y el razonamiento del futuro”. Por ejemplo, la razón por la que algunos niños tienen problemas con las matemáticas en los primeros años, no se debe precisamente a los números, sino a las palabras y a la lectura.

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Los niños de familias que les leen libros en voz alta en casa van al colegio con muchas ventajas.

Audiolibro vs lectura en voz alta

Quisiera resaltar una afirmación que la autora hace en múltiples oportunidades en este libro y con la que me identifico totalmente: no es lo mismo escuchar la lectura en voz alta de un libro, que ver un video de un cuento o escuchar un audiolibro. El cuento en audio resulta “bastante frío” como para activar las redes neuronales; el cuento en video “bastante caliente” como para permitir que esas conexiones se den. Sin duda, los libros sí pueden apartar a los niños de las pantallas y detrás de esto hay toda una revolución cultural. Pasar mucho tiempo frente a una pantalla los primeros tres años de vida atrofia la conexión de las redes neuronales superiores. Cuando no hay un desarrollo de las redes neuronales, es más difícil aprender, tener ideas propias, imaginar. Y esa lucha con lo atractivo que resultan las pantallas y la tecnología, que parece una batalla perdida, tiene una solución simple, accesible y económica: leerle a los niños en voz alta, unos minutos al día, en cualquier momento, en cualquier lugar.

*Historiadora.  Administra una cuenta en Instagram que invita a leer en familia: @leoconmishijos

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