La contingencia sanitaria ocasionada por el covid-19 nos ha demostrado que innovar es poner la creatividad y el conocimiento al servicio de otros.
na de las razones por las cuales Corea del Sur logró controlar la expansión del covid-19 en los primeros meses del año fue porque hicieron un seguimiento estricto de cada uno de los portadores del virus. El país asiático creó una red de seguimiento digital ultra sofisticada que permitió establecer quiénes habían estado en contacto con quiénes y así atajar la expansión de la enfermedad. Las imágenes en las noticias de entonces eran las del personal sanitario tomando muestras a prevenidos y desprevenidos, las de aplicaciones para celular notificando sobre nuevos hallazgos del virus o mapeando los lugares cercanos por los cuales cruzó algún infectado; en fin, las de pantallas y escáneres corporales que hubieran deleitado a los aficionados al cine de ciencia ficción en los años ochenta del siglo pasado.
Esas quizá sean las imágenes que vienen a nosotros cuando hablamos de innovación, y más aún, de innovación y covid-19: aplicaciones y dispositivos con pantallas luminosas. A ello nos ha llevado el vertiginoso desarrollo tecnológico de las dos últimas décadas. Sin embargo, las innovaciones que ha traído el covid-19 tienen que ver más con métodos de diagnóstico, guías de tratamiento, protocolos de bioseguridad o estrategias de recopilación de datos para la toma de decisiones. Es decir, en todo aquello relacionado con la gestión del conocimiento.
Nancy Yomayusa es internista y nefróloga, y está a cargo del Instituto Global de Excelencia Clínica, un área de la Presidencia de Salud e Innovación del Grupo Keralty, del cual hace parte Colsanitas. Ella tiene una definición concreta de lo que significa innovar: “La innovación consiste en buscar formas diferentes de hacer las cosas con el fin de resolver problemas”. Nótese que la palabra nuevo no forma parte de la definición, ya que la innovación no implica necesariamente crear un artefacto o inventar la rueda por segunda vez, sino encontrarle usos diferentes para resolver problemas diferentes.
Larry Keeley, CEO de Doblin Group, una de las consultoras en innovación más importantes del mundo, identificó hace unos meses los frentes de innovaciones que le han permitido a la comunidad científica hacerle frente al coronavirus:
1. Pruebas diagnósticas seguras y masivas.
2. Modelos predictivos para saber cuándo y dónde hay que aplicar medidas de contención.
3. Rastreo de contactos para establecer la ruta de los contagiados.
4. Desinfección para posibilitar la seguridad en espacios públicos, entre otros.
Y si evaluamos con atención toda respuesta global a la pandemia, notaremos que la gran mayoría hace parte de esa clasificación, y que dicha clasificación no incluye a primera vista dispositivos sofisticados (sean respiradores, máscaras, unidades de tratamiento, etc.), sino maneras de producir y gestionar el conocimiento, la información. La vacuna misma —ejemplo de desarrollo e innovación por excelencia— es una prueba de ello.
Hoy sabemos que la OMS ha identificado alrededor de 200 grupos de investigación trabajando en una vacuna efectiva y segura, y que por lo menos seis están en la etapa más avanzada de estudio. Sin embargo, este punto solo fue posible gracias al flujo de la información entre investigadores en diferentes partes del planeta.
Dicho de otro modo, la velocidad y eficiencia con que ha circulado la información ha permitido avances nunca antes vistos en el desarrollo de las vacunas contra el covid-19: el 11 de enero el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghái publicó en internet la primera secuenciación genómica del virus; el 15 de enero, la Universidad de Carolina del Norte utilizó esa secuenciación para crear una copia del virus o un virus sintético que pudiera ser estudiado; el 18 de marzo laboratorios y centros de investigación de todo el mundo realizaron pruebas serológicas para detectar la presencia de anticuerpos causados por el virus... y así, hasta hoy, la comunidad científica ha venido compartiendo conocimiento a través de redes de investigadores muchas veces en tiempo récord, logrando avances que hace apenas unos pocos años hubieran sido impensables.
"La comunidad científica ha venido compartiendo conocimiento a través de redes de investigadores muchas veces en tiempo récord".
El flujo y manejo de la información es lo que ha posibilitado el despliegue creativo casi desbordado a lo largo del mundo. En una web creada por StartupBlink y Health Innovation Exchange, una iniciativa de Onusida, es posible navegar un mapa con innovaciones destinadas a fortalecer la respuesta al virus desde cinco áreas diferentes, y que incluyen ideas a pequeña escala para la entrega de medicamentos sin salir de casa, así como monstruos tecnológicos que crean dispositivos médicos en 3D y cuyos diseños son de descarga gratuita (acceda al mapa aquí: coronavirus.startupblink.com). De igual forma, la compañía TrendWatching consolidó la web www.covidinnovations.com, que reúne más de mil innovaciones “para inspirar a las empresas a innovar y ayudar a otros durante la crisis de covid”. Allí hay innovaciones en campos como arquitectura, transporte, belleza y entretenimiento.
En ambas plataformas destacan innovaciones colombianas, como un robot de control remoto desarrollado por la empresa Rappi para entregar domicilios, o los bellos tapabocas Maaji hechos a partir de plástico reciclado, o los mensajes de cariño y optimismo impresos en los productos Ramo, o el asistente virtual Vidabot, que ofrece a través de un chat información confiable relacionada con el covid-19. Estos se suman a otros tantos como el robot Thalon, que desinfecta habitaciones autónomamente mediante el uso de luz ultravioleta, o los súper desinfectantes desarrollados por las empresas Multinsa y Aquilabs, que ofrecen mayor protección debido a que se adhieren mejor a las superficies, o la plataforma de imágenes diagnósticas Indira, que detecta neumonías asociadas a covid-19 y que ganó el premio Partner of the Year organizado por Microsoft Inspire.
En un conversatorio sobre innovación en tiempos de pandemia organizado por el centro de investigación en emprendimiento e innovación Incuba del CESA, Fabián Hernández, CEO de Telefónica Movistar, dijo: “Esta no es la era de la tecnología, esta es una era de las personas”. Los desarrollos que ha traído el covid-19 lo demuestran: en cada rincón del mundo hay personas pensando en cómo ayudar a otras personas. “Hay indicios de que casi todas las otras investigaciones se han detenido, debido al cambio de prioridades y a las medidas de distanciamiento social, que implican restricciones en el acceso a los laboratorios, por lo que muchos científicos de otras disciplinas se han involucrado en el estudio del SARS-CoV-2”, se lee en un informe sobre el tema del Banco Interamericano de Desarrollo publicado en abril de este año.
Es probable que una de las obligaciones a las que nos ha llevado el covid-19 sea a trabajar de una manera más coordinada, eso que la doctora Yomayusa llama “trabajar en organismo”. Ella lo ejemplifica en la manera en que la Organización Keralty en todo el mundo, y por supuesto Colsanitas en Colombia, han articulado sus estrategias de modo que estén centradas en las personas, tanto hacia el interior de la compañía como hacia el exterior. “Más allá de los productos o los resultados que saquemos, lo importante es la filosofía que hemos consolidado para sacar adelante esos productos”, dice.
La cifra
Más de 300 investigaciones han resultado del trabajo interinstitucional.
En enero, ante la inminencia de una pandemia, Keralty consolidó un documento guía para el actuar de toda la organización en cada una de las sedes de los siete países donde está presente, y la filosofía a la que hace referencia la doctora está consignada allí: en un primer nivel, los investigadores han trabajado a nivel interno en cada país para responder de manera articulada a las contingencias propias de cada región; en un segundo nivel, los investigadores de un país lo han hecho de la mano con los investigadores de otros países a nivel organizacional; y en un tercer nivel, los investigadores lo han hecho con otras instituciones del mismo país, para facilitar la toma de decisiones.
En el primer nivel, esta comunicación ha facilitado un mejor tratamiento de los pacientes cuyas comorbilidades obligan a la intervención de más de un especialista, en tanto ahora trabajan más articulados que antes. Así mismo, esta comunicación posibilitó que cada nuevo hallazgo respecto al virus pudiera ser comunicado entre áreas; es así como una caja de aislamiento para intubación, que fue adaptada desde Taiwán con fines quirúrgicos, pudo ser adaptada también para la atención odontológica.
En el segundo nivel, la comunicación ha posibilitado la producción de modelos anatómicos 3D desarrollados en España con la información suministrada por países como Colombia, para facilitar la planeación quirúrgica y la elaboración de prótesis en cada región.
Finalmente, en el tercer nivel, el trabajo conjunto interinstitucional ha llevado, por un lado, a la producción de más de 300 investigaciones en las que colaboraron profesionales de diferentes instituciones, como aquella dedicada a la prevención, diagnóstico y manejo de condiciones trombóticas en pacientes con covid-19, y a la consolidación de la plataforma Actualízate en covid-19, que ofrece documentos producidos por investigadores en una versión completa para personal asistencial, y otra resumida para facilitar su comprensión al público. “De lo que se trata es de poner la información al servicio de la gente”, explica la doctora Yomayusa.
En el ámbito nacional, la comunicación ha posibilitado la interacción entre Colsanitas en Colombia y entidades como la Universidad Nacional, para facilitar la formación en diagnóstico y tratamiento a personal sanitario en más de 28 regiones del país. O como con el Ministerio de Salud, que ha utilizado protocolos en nefrología, pediatría y bioseguridad elaborados por la Organización en su plan de manejo nacional de la contingencia.
A lo mejor la buena respuesta que han tenido algunos países frente a la pandemia sea producto no tanto de los dispositivos o aplicaciones creadas para ello, sino de las formas de trabajar coordinadamente y manejar la información. Al pensar en innovación y covid-19 se abre un panorama en el cual el distanciamiento social es apenas una excusa para pensarnos más cerca unos a otros.
'
Dejar un comentario