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Bienestar Colsanitas

Una casa libre de barreras para el adulto mayor

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Durante el confinamiento generado por la emergencia del COVID-19, muchas familias se percatarán de las necesidades especiales que tienen las personas mayores para estar más cómodas y seguras en su hogar. Estas recomendaciones lo guiarán en ese reto.

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a obligatoriedad de permanecer en casa, como medida para minimizar los efectos de la pandemia causada por el nuevo coronavirus, nos ha hecho aproximarnos más a las dinámicas individuales de cada miembro de la familia. Y en esta estrecha convivencia es probable que hayamos notado la necesidad de proveer a los adultos mayores de espacios más cómodos, seguros y funcionales dentro del hogar.

Además, nunca como ahora, se ha vuelto prioritario cumplir con todas las previsiones posibles para evitar algún accidente doméstico que comprometa la salud de las personas con más de 65 años de edad. A fin de cuentas, nadie quiere acudir a una emergencia o a una consulta prioritaria en estos momentos.

Róbinson Cuadros, geriatra colombiano representante ante la Asociación internacional de Gerontología y Geriatría, dice que la idea de hacer modificaciones en la vivienda contribuye a derribar las barreras arquitectónicas que dificultan el desenvolvimiento de las personas mayores. “Mientras más independencia conserve el adulto mayor y más fácil se le haga realizar las actividades que les gustan, más cerca estaremos de lograr ese sitio ideal que merecen las personas para disfrutar su vejez”, apunta.

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Daniel Ossa Pérez, director del Programa de Adulto Mayor de Keralty, agrega que es parte de la filosofía de la organización promover la permanencia de las personas mayores en sus espacios naturales de habitabilidad, porque es el lugar que les genera mayor tranquilidad emocional, fortaleza psicológica y posibilidades de socialización. De ahí la pertinencia de procurar que la vivienda responda a las demandas de alguien con limitaciones de motricidad, fuerza, equilibrio o alguna discapacidad cognitiva.

Entonces, lo primero en lo que hay que pensar es en las características del piso de la casa: mientras menos liso y más claro su color, mejor. Minimizar la posibilidad de un resbalón pasa por evitar los desniveles entre un área y otra, así como revisar que los tapetes movibles tengan un soporte anti-resbalante. También será de mucha utilidad contar con antides-lizantes en las zonas húmedas de la vivienda, como el lavadero y la ducha.

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"Si hay escaleras deben tener bordes antidelizantes, barandas firmes y de fácil agarre, buena iluminación y cero obstáculos".

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“Bajo las circunstancias de confinamiento hay que tener en cuenta que están los niños en casa todo el tiempo, por lo tanto, es posible que haya muchos juguetes y objetos regados por cualquier parte. Eso representa un riesgo permanente para la persona mayor, igual que los cables de teléfono y los cargadores de computadoras que, en tiempos de teletrabajo, pueden estar atravesados en medio de las habitaciones o la sala. La invitación es a ser muy previsivos”, apunta Cuadros.

Lo mejor para la etapa de la vejez es que la vivienda sea de una sola planta, pero esto se suele pensar demasiado tarde. Entonces hay que asegurarse de que las escaleras que conducen al segundo piso tengan bordes antidelizantes, barandas firmes y de fácil agarre, buena iluminación y cero obstáculos en la franja de circulación. En caso de que el desplazamiento se logre con el apoyo de una silla de ruedas, será indispensable construir rampas de acceso o mandar a instalar un ascensor.

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Servicio personalizado

Pamela Díaz Pinilla, gerente de la Fundación Lazos Humanos de Keralty, explica que la organización está empeñada en hacer una buena conjugación entre las características individuales del adulto mayor con el potencial de los espacios en los que habita. La idea es evitar eventos fortuitos, más aún en medio de una situación excepcional que probablemente nos impide estar cerca de nuestros familiares mayores para cuidarlos y atenderlos.

“Para eso, en Lazos Humanos hacemos un perfil del usuario para saber cuáles son sus condiciones de salud y movilidad, sus preferencias, las características del grupo familiar, si hay o no mascotas, etc. Y a partir de esa evaluación, nuestros aliados, Terra 3, hacen las recomendaciones sobre adecuaciones arquitectónicas y de diseño, equipamiento y automatización que requiera la casa o apartamento. Al final del proceso, Triangular Arquitectos, otra compañía aliada, ejecuta esas adaptaciones. Pero si el usuario solo requiere la asesoría técnica para mejorar la funcionalidad y la seguridad de la persona mayor, también se le brinda. Todo ello a través de un proyecto institucional que se llama Renuva”, detalla Díaz.

Daniel Alfonso es director de estructuración de Terra 3 y de acuerdo con su experiencia, los espacios que mayormente requieren de alguna intervención son: el baño, el dormitorio y la cocina. 

En este sentido, los expertos apuntan que en el dormitorio debe haber muy buena iluminación y ventilación natural, interruptores accesibles, una cama con altura no menor a 43 centímetros y no mayor a 59 (se mide desde el piso hasta la superficie del colchón), mesitas de noche espaciosas para organizar todo lo que se usa con frecuencia. Si hay suficiente espacio es recomendable incluir un sillón cómodo que puede servir de apoyo para vestirse y desvestirse.

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"Promovemos la permanencia de las personas mayores en sus espacios, porque es el lugar que les genera mayor tranquilidad".

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Con respecto al baño, la recomendación es que sea tan espacioso como para permitir maniobras básicas en silla de ruedas o caminador, un inodoro con apoyos laterales, lavamanos sin pedestal, grifería preferiblemente de monomando con regulador de temperatura, una regadera manual que facilite la higiene personal, buena iluminación y eliminar el “poyo”, que es ese muro o desnivel que impide que el agua salga de la ducha, en su lugar hay soluciones arquitectónicas sencillas que minimizan los riesgos de caída. También hay que evitar a toda costa las bañeras porque suelen ser la causa de muchos resbalones.

Otro espacio importante para considerar en la adecuación de la casa es la cocina. Para ello, es clave que las estanterías y mesones estén a una altura que le funcione a la persona mayor. Ojalá, gabinetes en los que no haya que buscar nada a menos de 40 centímetros del piso, ni por encima de 1,60 metros de altura. La profundidad también es un elemento a tener en cuenta porque no alcanzar las cosas genera incomodidad y frustración. Son útiles, además, las puertas abatibles, los herrajes elevables y extraíbles, cajones amplios y mobiliario de apoyo para el descanso periódico.

El mexicano Benjamín Ortiz, un arquitecto especializado en la planeación de espacios para adultos mayores, dice que “si se hacen las cosas bien desde el primer momento en el que se decide construir y equipar una casa, ahí cabrá todo el mundo”. Y se refiere a pensar en el proceso natural del envejecimiento desde el momento en que se planifica la construcción de una vivienda y su equipamiento.

Además, se puede recurrir a la tecnología para controlar o sistematizar algunas funciones, útiles para la seguridad del adulto mayor y también para la tranquilidad de sus cuidadores. Entre las opciones están: instalar un sistema de iluminación inteligente, apertura automática de puertas y persianas, control de temperatura a través de termostatos inteligentes, un timbre que no sólo suene sino que también ilumine, un botón de pánico para alertar sobre accidentes o sospechas de la presencia de intrusos, cámaras de video y más. La mayoría de las veces estos sistemas son de muy fácil manejo y generan una baja en el consumo energético de al menos un 30 %.

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Proximidad emocional

Diana Carolina Rodríguez es neuropsicóloga y coordinadora de programas educativos de Lazos Humanos de keralty y, de acuerdo con su apreciación, esas remodelaciones del hogar para el adulto mayor tienen que estar estrechamente relacionadas con su historia de vida y sus condiciones de salud.

“El adulto mayor tiene una personalidad muy bien consolidada y por eso es tan resistente a los cambios, eso los hace menos flexibles ante la nueva realidad que se presenta al avanzar en edad. Tienen un arraigo muy profundo con el espacio donde viven y además están llenos de prejuicios. Por eso, esas adecuaciones tienen que ser bajo consenso, para que no se sienta inutilizado, subvalorado o ignorado. Hay que hacerle ver que se trata de cambios que se hacen desde una intención amorosa, en favor de su seguridad y su comodidad”, advierte.

La experta explica que, regularmente, las personas de edad avanzada se resisten a aceptar personas extrañas que los cuiden y tampoco quieren mudarse a una institución que les ofrezca atención profesional, porque extrañan su entorno y la cultura que lo permea. Por eso, en la medida de lo posible, la casa será el mejor lugar para envejecer.

El gerontólogo Róbinson Cuadros hace un apunte hermoso sobre esta consideración de Rodríguez: “Este momento de aislamiento debe ser de proximidad emocional y de solidaridad con las personas mayores. Debe ser una época de reconocimiento. Aprovechar este tiempo para aprender de ellos, enseñarles algún oficio, cocinar con ellos, rescatar sus tradiciones y, sobre todo, protegerlos”.

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Karem Racines Arévalo

Es una periodista colombo-venezolana egresada de la Universidad Central de Venezuela. Llegó a Bogotá en 2011 para escapar de la confrontación política de su país. Después de vivir en la capital colombiana cinco años, decidió mudarse cerca del mar, que tanta falta le hacía, y desde hace dos años vive en Santa Marta. Es docente de periodismo en la Universidad del Magdalena y en la Sergio Arboleda. Es colaboradora frecuente de la revista Bienestar.