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La cardiopatía congénita es una alteración de la estructura del corazón que se desarrolla durante el proceso de gestación. Existen distintos tipos y grados de severidad.
El término cardiopatía congénita agrupa varias enfermedades y trastornos de la configuración anatómica del corazón, así lo explica el doctor Javier Moreno, cardiólogo adscrito a Colsanitas y presidente del capítulo de hipertensión arterial de la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Algunas personas pueden tener una o dos, pero cuando el número de alteraciones aumenta, la posibilidad de vivir disminuye, pues tener un corazón muy alterado en su estructura no es compatible con la vida. Esta es una de las causas por las cuales las mujeres pueden experimentar abortos espontáneos durante los primeros meses de gestación.
Para entenderlo mejor, el doctor Moreno explica que en el corazón hay tubos y cavidades que deben estar ubicados en lugares específicos, pero cuando no se desarrollan correctamente, puede pasar que un tubo termine conectado con la cavidad que no es. Todas estas alteraciones de la estructura del corazón afectan el flujo sanguíneo y producen arritmias cardiacas.
El dato: Los defectos congénitos causan hasta un 21 % de las muertes de menores de cinco años en América Latina, según la OMS.
Algunas cardiopatías congénitas son compatibles con la vida y permiten el nacimiento del bebé, pero si no se corrigen a tiempo, pueden reducir su esperanza de vida considerablemente. Otras se manifiestan cuando son niños, otras generan síntomas en la adolescencia, otras en el adulto mayor y otras resultan asintomáticas durante toda la vida. Cada una de ellas tiene una configuración diferente en cuanto a severidad y en cuanto a pronóstico y expectativa de vida.
En general, los síntomas de las cardiopatías congénitas son variados y dependen del compromiso que tengan. Algunas pueden provocar disnea (sensación de falta de aire), otras, cianosis (color azul en la piel), y otras, arritmias cardíacas (alteración de la frecuencia cardíaca). En los bebés, la mayor sospecha se produce cuando el médico nota una coloración anormal, azul o morada, en los labios o las extremidades; también pueden presentar dificultad para respirar. Esos mismos síntomas se pueden dar durante su vida, dependiendo de cuál enfermedad tiene.
Las más comunes
Comunicaciones interauriculares: Se trata de un hueco en la pared que se encarga de separar las cavidades superiores del corazón.
Comunicaciones interventriculares: Se trata de un hueco en la pared que se encarga de separar las cavidades inferiores del corazón.
Anomalía de Ebstein: Esta malformación es provocada por una alteración en la posición de la válvula tricúspide que entorpece el correcto funcionamiento de las aurículas que la conforman.
Otras alteraciones más severas son:
Tetralogía de Fallot: No permite que fluya la sangre en la cantidad suficiente para llevar oxígeno desde el corazón hacia el resto del cuerpo. Es muy poco frecuente y se produce por la combinación de cuatro defectos cardíacos.
Discordancia de grandes vasos: Esta malformación es el resultado de la combinación de conexiones atrioventriculares y ventriculoarterial discordantes.
Ductus arterioso persistente: Se trata de una grieta entre los principales vasos sanguíneos que salen del corazón.
Un adulto puede llegar a ser asintomático teniendo una comunicación interauricular, una comunicación interventricular u una anomalía de Ebstein.
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