La recuperación de un trastorno alimenticio depende en buena medida del apoyo comprensivo de las personas cercanas. Una especialista brinda algunas recomendaciones.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son alteraciones psicológicas que incluyen un conjunto de síntomas asociados con el comportamiento y la alimentación. “Son personas que dejan de recibir sus nutrientes necesarios para subsistir”, asegura Nidia Preciado, coordinadora de la maestría en Psicología Clínica de Unisanitas.
Las formas más comunes de TCA
Existen diferentes tipos de alteraciones restrictivas de la conducta alimentaria, pero las más comunes son la anorexia y la bulimia. De acuerdo con la doctora Preciado, la anorexia se caracteriza por la restricción de alimentos para disminuir la masa corporal, “este comportamiento está relacionado con una experiencia emocional y con un conjunto de pensamientos asociados a la idea de que se tiene exceso de peso”, comenta.
Las personas con anorexia suelen experimentar temor a engordar y a consumir cualquier alimento que pueda aumentar su peso, lo que las lleva a desarrollar comportamientos compulsivos y conductas repetitivas. “Por ejemplo, nos encontramos con pacientes que tienen un comportamiento compulsivo con el ejercicio cardiovascular para reducir su masa corporal y su porcentaje de grasa; esto suele ocurrir en las primeras etapas”, explica la psicóloga Nidia Preciado. Y cuenta que en las etapas más graves de la anorexia las personas suelen tener muy poca fuerza física, masa corporal y sus sistemas pueden empezar a fallar.
En ocasiones se presenta como anorexia nerviosa, una condición en la que se experimenta ansiedad, temor y angustia relacionados con la experiencia de alimentarse. “Cuando llega el momento de la comida pueden sentir mucha ansiedad y malestar, a diferencia de la anorexia, que no tiene un componente de temor tan fuerte”, asegura Preciado.
Por su parte, cuando una persona tiene bulimia suele tener un mayor control del número de calorías que ingresan a su cuerpo, lo que la puede llevar a dejar de consumir alimentos en ciertos momentos del día y la experiencia ansiosa puede generarle episodios de atracones: el síntoma más común de la bulimia en el que la persona consume muchas calorías y luego experimenta culpa y malestar por lo que recurre a estrategias como el vómito autoinducido o la purga, para eliminar el exceso de comida de su cuerpo. “Esto conduce exactamente a la misma complicación de la anorexia y es que la persona pierde su funcionamiento normal a causa del déficit calórico”, explica la especialista.
El acompañamiento es primordial
Este tipo de alteraciones no se atiende de manera individual, pues siempre debe haber un grupo de soporte que acompañe a la persona, “justamente porque se asocia con algo que en nuestra cultura está relacionado con el compartir, que es la comida. Sin lugar a dudas se debe involucrar a la familia y encontrar los elementos que están favoreciendo la alteración y los que pueden ayudarle a recuperarse”, comenta Preciado.
Abrir la puerta del diálogo
La comunicación es clave para expresar las preocupaciones a los familiares o amigos. Es importante que la conversación sea espontánea para que la otra persona se pueda abrir tranquilamente y compartir aquello que le ocurre. “Puede que los síntomas como bajar mucho de peso también estén relacionados con otras enfermedades, por eso la comunicación siempre va a ser parte de la solución”, asegura la especialista.
Consultar con un especialista
Cuando se ha identificado que el ser querido está en delgadez extrema o está teniendo problemas de salud es importante invitarlo a consultar a uno o varios expertos y acompañarlo en su proceso de recuperación. La visión interdisciplinaria es importante en este tipo de alteraciones por su origen psicológico, emocional y conductual, y se aconseja un acompañamiento psicológico, nutricional y psiquiátrico.
También es fundamental que los cuidadores se asesoren de expertos para orientar y acompañar al ser querido, ya sea consultando con un profesional o acudiendo con uno del entorno: colegio, universidad o trabajo.
Entender que es un proceso
En este tipo de recuperaciones es común la recaída y por eso es importante estar preparados por si eso llega a suceder. “Hablar de la posibilidad de retroceder es complejo y nadie quisiera hacerlo, pero es parte de este tipo de alteraciones crónicas, porque siempre va a estar el riesgo de recaer”, explica Preciado.
La cifra
La anorexia nerviosa es el trastorno mental con la mayor tasa de mortalidad, de acuerdo con la OMS.
Llegar a acuerdos
Desde el acompañamiento psicológico se establecen unos contratos de conducta en los que se enlistan las conductas deseadas e indeseadas, estas deben ser supervisadas en conjunto por el grupo de apoyo y el equipo médico. “Por ejemplo, un contrato conductual podría establecer cuándo vamos a comer y la regla es que todos vamos a estar en la mesa y luego de eso vamos a estar todos en reposo durante media hora. Es importante que la persona esté de acuerdo y entienda que esos contratos no son negociables; incluso si se flexibiliza por dos minutos la ida al baño después de comer la persona se podría inducir el vómito”, explica la especialista.
La influencia de las opiniones y los juicios de valor
Se desaconseja hacer juicios de valor al momento de acompañar a una persona con TCA. “Debemos entender que los pacientes con estas alteraciones tienen una distorsión de la realidad; ellos se perciben mucho más voluminosos, grandes y pesados, esto es lo que los lleva a la conducta compulsiva y a la restricción”, asegura Preciado. Los comentarios o acciones negativas podrían generarle más dolor, sufrimiento y daño a su ser querido, aumentando la ansiedad y la probabilidad de recaída.
* Periodista de Bienestar Colsanitas.
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