Dos cirujanos de Colsanitas reconstruyeron el rostro de un hombre que había perdido casi el 70 % de su cara en un accidente laboral. Esta es la historia.
arcela Sánchez, cirujana plástica oncóloga, y Camilo Mejía, microcirujano, fueron los especialistas que atendieron al paciente de 38 años proveniente de Santa Lucía, una de las islas que componen las Antillas Menores del mar Caribe. El hombre llegó a Colombia después de pasar siete meses esperando un trasplante de cara, mientras las graves lesiones en su rostro empeoraban. Estaba en estado de desnutrición, su peso era de 35 kilos; el maxilar superior estaba completamente necrótico, porque no tenía tejido que lo cubriera; no tenía nariz ni párpado derecho, y la córnea estaba quemada. Todo esto después de que un cable de alta tensión golpeara su cara durante su jornada laboral como constructor.
Durante esos siete meses, esperaba que algún equipo de cirujanos en América Latina le ofreciera un tratamiento que le salvara la vida. Todos habían considerado que la única opción viable era un trasplante de cara, procedimiento que hasta ahora solo se realiza en Europa y Estados Unidos. “Nos enviaron la foto del paciente y, aunque también consideramos que la mejor opción era el trasplante de cara, decidimos tratar de recuperar la salud del paciente para ver qué le podíamos ofrecer. Creo que fuimos los únicos que realmente le ofrecieron una oportunidad”, comenta la doctora Marcela Sánchez.
La cirugía
En primer lugar, fue necesario estabilizarlo durante un mes, ya que se encontraba en grave estado de salud y su vida corría peligro. Y se requerían unas condiciones mínimas para entrar al quirófano: que recuperara peso, que la vía aérea estuviera en buenas condiciones y que las infecciones no siguieran avanzando.
En ese tiempo se realizaron tres lavados quirúrgicos para eliminar el tejido quemado o infectado, y se hizo la valoración de daños.
La cifra
98 % es la tasa de éxito de los implantes que se hacen con tejido propio.
La primera intervención duró alrededor de 12 horas. Tomaron una parte del antebrazo, arterias y venas incluidas, para reconstruir la parte interna de la nariz y el labio superior, conectando los vasos sanguíneos. También sacaron una parte del muslo con músculo y piel para reconstruir el labio inferior, la mandíbula y el cuello. Por su textura, estas partes del cuerpo (muslo y antebrazo) son ideales para reconstruir zonas sensibles como la cara. “Lo que hicimos fue lo que estaba al alcance de nuestras manos, una microcirugía con ese tipo de colgajos, ya que no podemos hacer trasplante de cara”, explica el doctor Camilo Mejía.
En el quirófano el equipo estaba conformado por los cirujanos Sánchez y Mejía, un anestesiólogo, un residente de anestesiología, un cirujano oculoplástico, una médica internista, dos instrumentadoras quirúrgicas y dos auxiliares de enfermería.
Durante los tres años que han pasado desde que el paciente llegó a Colsanitas, se le han practicado otras seis cirugías. El paciente viene a sus controles en Colombia para que los cirujanos revisen y mejoren nuevas partes de su cara, las cicatrices, el párpado, la nariz. Y hacen un registro de su satisfactoria evolución: volvió a comer y recuperó su peso; ya puede hablar después de meses de terapia, y hasta se reincorporó a su trabajo.
"Gracias a estas técnicas y a su conocimiento, estos especialistas pueden salvar órganos, extremidades y músculos".
Los cuidados
La complicación más grave que se puede presentar en este tipo de intervenciones es la posibilidad de que se formen coágulos de sangre en los vasos sanguíneos y esto imposibilite la circulación en el área implantada, haciendo que el tejido muera. Esta complicación puede deberse a diferentes factores: radioterapia, una lesión vascular, alteraciones de coagulación o alteraciones anatómicas de los vasos sanguíneos.
En el caso del paciente de Santa Lucía, esto fue lo que ocurrió: una parte del colgajo usado para reconstruir el labio inferior, la mandíbula y el cuello, no tuvo la circulación sanguínea necesaria y el tejido no sobrevivió. Por lo tanto, fue necesaria una nueva cirugía para reemplazar ese tejido. Pese a esto, la doctora Sánchez aclara "Nosotros ahora estamos en el mínimo error: tenemos una tasa de éxito por encima de 98 %, lo que quiere decir que, de 100 implantes de tejido de la propia persona, 98 salen bien”.
El equipo humano
El equipo de microcirujanos de Colsanitas está compuesto además por los doctores Susana Correa, Raúl Sastre, Carlos López y David Duque, quienes tienen las herramientas, la formación académica y la experiencia para ofrecer una opción avanzada en microcirugía en Colombia. Gracias a estas técnicas y a su conocimiento, pueden salvar órganos, extremidades y músculos. Su trabajo no responde a necesidades exclusivamente estéticas, sino que en muchos casos salvan vidas. Este tipo de cirugía se realiza comúnmente en mujeres que perdieron un seno después de la mastectomía, pacientes con malformaciones por tumores o con traumas después de algún accidente.
Sánchez y Mejía consideran que la clave está en tener un buen equipo de trabajo, coordinación y confianza: “Sin una comunicación constante, apoyo y confianza real, no tendríamos el éxito que tenemos”.
Trasplante versus reconstrucción
En América Latina no se realizan trasplantes de cara por varias razones, la principal es su costo. Todos los trasplantes de órganos y tejidos requieren un tratamiento conocido como inmunosupresión, para regular la respuesta inmunológica del cuerpo y así evitar que el paciente rechace el nuevo órgano. En el caso del rostro, la inmunosupresión puede tener costos supremamente altos. La razón, explica Sánchez, es que la piel tiene muchas estructuras inmunológicas, y eso sube la probabilidad de rechazo del trasplante.
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