Aunque la bacteria que genera esta enfermedad fue descubierta hace 140 años, la humanidad no ha logrado erradicarla.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que afecta principalmente los pulmones, aunque también se ha visto en riñones, cerebro y columna vertebral.
Durante siglos se pensó erróneamente que se transmitía de forma hereditaria, pero actualmente se sabe que se contagia por vía respiratoria, tal como sucede con el Covid-19. Así lo explica Carlos Pérez, infectólogo adscrito a Colsanitas y jefe de infectología de la Clínica Marly, “es decir que cuando una persona tose y lanza secreciones respiratorias, puede contagiar a otra persona con el bacilo tuberculoso”.
No se transmite por contacto directo ni con objetos que haya tocado la persona contagiada; tampoco al compartir alimentos o bebidas, ni al besarse. “Cuando una persona inhala las bacterias de la tuberculosis, estas pueden alojarse en los pulmones y comenzar a multiplicarse. Desde allí, las bacterias pueden desplazarse por la sangre a otras partes del cuerpo, como los riñones, la columna vertebral y el cerebro”, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Síntomas
No todas las personas que se infectan con la bacteria contraen la enfermedad. En este caso se habla de infección de tuberculosis latente, quien la posee no presenta ningún síntoma y no transmite la infección a otras personas. Sin embargo, de acuerdo con los CDC, “aproximadamente del 5 al 10 % de las personas infectadas que no reciben tratamiento para la infección de tuberculosis latente presentará la enfermedad en algún momento de su vida”.
La enfermedad provoca distintos síntomas dependiendo del área del cuerpo donde se encuentren las bacterias. Sin embargo, el doctor Pérez explica que, “el síntoma principal es una tos persistente por más de dos semanas que puede ser seca o con flema y que posteriormente se puede acompañar de fiebre, sudoración nocturna, pérdida del apetito y pérdida de peso”. En algunos casos puede producir expectoración (expulsión de moco o líquidos desde el tracto respiratorio) que puede tener pintas de sangre o ser abundante.
Factores de riesgo
Aunque cualquier persona puede contraer la tuberculosis, hay condiciones que aumentan el riesgo de contagio, por ejemplo: lugares hacinados, cárceles y hospitales, lugares con ventilación e iluminación deficiente, albergues de personas en situación de habitabilidad de calle, de usuarios de drogas inyectables o de migrantes, así como batallones.
También hay personas que tienen un alto riesgo de contagiarse, como personas que utilizan drogas inyectables, que se infectaron con la bacteria de la tuberculosis en los últimos dos años o que no recibieron el tratamiento adecuado para la tuberculosis en el pasado. Además, las personas que tienen el sistema inmunológico débil, especialmente si presentan alguna de las siguientes afecciones, según advierten los CDC:
Infección por VIH.
Abuso de sustancias nocivas.
Silicosis.
Diabetes mellitus.
Enfermedad renal grave.
Bajo peso corporal.
Trasplante de órganos.
Cáncer de cabeza y cuello.
Tratamientos médicos como corticosteroides o trasplante de órganos.
Tratamientos especializados para la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn.
La Organización Mundial de la Salud llama la atención sobre la necesidad de atender especialmente a bebés, niños y preadolescentes, porque según estimaciones de 2020, un 63 % de los menores de 15 años con la enfermedad no han tenido acceso a diagnósticos y tratamientos. En el caso de menores de cinco años la cifra se eleva al 72 %.
El dato
1,4 millones de personas murieron de tuberculosis en 2019, mientras que en 2020 fueron 1,5 millones. Es el primer aumento de muertes por tuberculosis en más de 10 años, de acuerdo con la OMS.
Según el doctor Pérez, como existe la prevalencia de la enfermedad en estos grupos sensibles, la prevención depende de medidas de salud pública como “la buena nutrición y la detección temprana de los pacientes que tienen crisis respiratorias y tos persistente para hacer exámenes y tratamientos oportunos”, comenta.
Tratamiento
Para poder hacer un diagnóstico temprano es necesario asistir al médico a tiempo cuando se presenten los síntomas. Al examinar los residuos de la expectoración de la persona se puede hacer el diagnóstico y en caso de salir positivo, se brinda un tratamiento farmacológico por seis meses. “Con estos medicamentos se logra la curación de más del 95 % de las personas, siempre y cuando el tratamiento se cumpla al pie de la letra por el tiempo estipulado”, explica Pérez.
Tuberculosis después del Covid-19
Acabar con la epidemia de tuberculosis para 2030 es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud. Sin embargo, aún estamos enfrentando varios retos para lograrlo: la tuberculosis es la segunda enfermedad infecciosa que más muertes produce, antecedida únicamente por el Covid-19.
La cifra
La tuberculosis es una de las 10 enfermedades que más afectan a la población mundial.
Al mismo tiempo, las inversiones en diagnósticos y tratamientos en 2020 bajaron en un 8,7 % y quedaron en menos de la mitad del objetivo fijado. En el día mundial de la tuberculosis de 2022, el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló la urgencia de invertir para “mejorar y ampliar el acceso a los servicios y herramientas más innovadoras a fin de prevenir, detectar y tratar la tuberculosis”, pues “se ha demostrado que la inversión en los programas contra la tuberculosis no solo beneficia a las personas que presentan la enfermedad, sino que mejora los sistemas de salud y la preparación frente a las pandemias”.
La experiencia con el Covid-19 debería servir para cumplir los objetivos propuestos y finalmente eliminar una enfermedad infecciosa que nos ha acompañado desde el comienzo de la historia de la humanidad.
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