Por estos días el tiempo libre se vive en casa, y así seguirá siendo al menos por un tiempo. Por lo tanto, muchas personas están desempolvando los juegos de mesa de la familia, o consiguiendo algunos nuevos.
urante esta cuarentena, los niños asisten a clases virtuales en el computador y usted trabaja desde su portátil, en alguna tableta o desde su teléfono celular. En otras familias unos se ejercitan viendo videos de YouTube, otros meditan y practican yoga con la guía de una aplicación, y otros más hacen recorridos por museos de arte alrededor del mundo a través de distintas páginas web. Incluso, es muy posible que usted esté leyendo este artículo en un dispositivo electrónico.
El aislamiento preventivo nos ha llevado a pasar la mayor parte del tiempo alrededor de la tecnología. El tiempo libre, que antes destinábamos a asistir a una función de teatro o a ver una película en una sala de cine, cambió de espacio: ahora transcurre en casa. Pero no necesariamente debe depender de una plataforma digital: lo invitamos a desconectarse, a desempolvar los juegos de mesa que llevan años guardados en el armario y a ponerlos sobre la mesa del comedor o encima del tapete de la sala, para que todos en su casa compartan un buen rato en familia y se entretengan de manera didáctica.
Desde el punto de vista cognitivo, los juegos de mesa favorecen la concentración, la atención y la memoria. Algunos incentivan la capacidad de análisis y de crear estrategias. Todos ayudan a mejorar la tolerancia a la frustración, invitan a pensar en un plan para estar más cerca de la victoria, y de igual manera estimulan la capacidad de adaptación y la flexibilidad, en tanto el participante debe pensar en otra alternativa cuando algún contrincante sorprende con un movimiento o decisión inesperados.
Rompecabezas
Para uno, dos o todos los miembros de la familia, el rompecabezas tiene la ventaja de que no hay límite de personas, y puede jugarse en solitario. Sin importar el número de piezas o la imagen que traiga, mejora las habilidades cognitivas y armarlo es un reto emocionante. El primer modelo lo creó el cartógrafo John Spilsbury, en el año 1760, al montar un mapa de Europa y partirlo en diferentes piezas para enseñar geografía. Con el paso del tiempo se fue convirtiendo en una herramienta pedagógica, terapéutica y de entretenimiento para toda la familia. Entre sus beneficios, incrementa la concentración en el momento de encontrar piezas y recordar dónde acomodarlas. Este ejercicio aumenta la capacidad de enfocarse en una tarea mientras se va desarrollando la paciencia.
Reconstruir una imagen requiere de tiempo. Separar las fichas por colores y las de las orillas es solamente el inicio de un proceso, que durante su transcurso disminuirá el estrés e incrementará la memoria visual. Aunque es un juego, tiene las mismas características que cualquier problema de la vida cotidiana: para afrontar una dificultad es preciso observar, identificar el tema a resolver, comparar y encontrar una solución.
Los caseros
Aunque no se desarrolla en torno a una mesa, la mímica es un disparador de la creatividad y la imaginación que impulsa la cooperación. Además, no requiere una inversión económica. Como se trabaja en equipo, contribuye a afianzar los lazos entre los grupos. De igual manera, en el campo de juego los integrantes de la familia se despojan del papel de mamá, papá, tío o hijo, y entran en un mundo mágico que va más allá del rol que tiene cada uno en el hogar.
Si en su casa no encontró juegos de mesa y si se le dificulta salir a comprar uno o pedirlo por internet, unas cuantas hojas de papel y un lápiz son suficientes. Ahorcado, stop y tres en línea (triqui) son prácticas de antaño que probablemente usted conoció cuando era estudiante de colegio. Enséñeselas a sus hijos o recuérdelas con su pareja. Ahorcado y stop son un divertido pretexto para aprender ortografía, y para jugar triqui solo se necesitan dos.
"1760 fue el año en el que se creó el primer modelo de rompecabezas".
Si usted quiere hacer el juego más emocionante, puede implementar una serie de penitencias y premios con un acuerdo colectivo entre todos. El que pierda, por ejemplo, puede ser el encargado de lavar la loza de la comida, y el que gane podría tener una especie de inmunidad para realizar labores domésticas durante un día.
En tiempos de cuarentena, la invitación es a que redefina el tiempo libre, incentive a apagar por un rato las pantallas de la casa e invite a su familia a pasar un rato agradable que sin duda será beneficioso para todos.
Los clásicos
Juegos como parqués, dominó, Clue, Risk, Monopolio, bingo, Scrabble, Escaleras y toboganes y damas chinas son una buena alternativa para familias con niños, ya que enseñan a respetar normas, observar y seguir procesos con estrategia. El hecho de que los participantes en la partida tengan una guía, desde el turno hasta acatar las consecuencias de una decisión equivocada, impulsa a que el acatamiento se traslade a la vida cotidiana. Así, el pequeño empieza a aprender a hacer lo mismo con las normas que existan en casa y en la sociedad.
Memoria, Jenga, Sabelotodo, Boogle o Adivina quién son otras opciones que, al igual que las mencionadas anteriormente, desarrollan la habilidad de la tolerancia a la frustración. En todo juego se gana o se pierde, y con ello se aprende en un ambiente controlado el manejo de las emociones, los comportamientos y las reacciones frente al triunfo o a la derrota. El niño participante aprenderá que no siempre se gana, y que perder es duro, pero también es una invitación a planear y ejecutar mejor en la siguiente oportunidad.
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