La tecnología puede ser una herramienta fundamental de aprendizaje y conexión para los niños, pero requiere de orientación y acompañamiento.
La tecnología permite desarrollar distintas habilidades, acceder al conocimiento globalizado y conectar con personas. Sin embargo, los límites son la clave para que esta herramienta no se convierta en un obstáculo en el desarrollo integral de los niños. Para que esta experiencia sea positiva, es de suma importancia el acompañamiento de un adulto que sea traductor y guía de su experiencia.
Estos son algunos consejos de dos expertas en educación: Carolina Castro, psicóloga con maestría en educación y directora de la línea de educación de Lazos Humanos, una empresa Keralty, y Tatiana Ghitis, docente de la Universidad de la Sabana, con maestría en pedagogía y doctoranda en educación.
Los niños que crecen con tecnología digital tienen beneficios cognitivos: el desarrollo de la creatividad, al explorar distintas herramientas y juegos, y la estimulación de la capacidad multitarea pues, a diferencia de los métodos analógicos tradicionales, los niños hacen varias cosas al tiempo y de manera fluida. Así lo explica la profesora Carolina Castro: “Los niños saben en qué momento deben hacer un movimiento o jugada, mientras que monitorean la cantidad de puntos que tienen y, a su vez, chatean con otra persona que puede estar en otra parte del mundo”, comenta.
Por otro lado, los niños desarrollan habilidades en competencias digitales que les permiten manejar cualquier dispositivo tecnológico, así como tienen mayores posibilidades de aprender el lenguaje de la programación. La profesora Tatiana Ghitis pone de ejemplo programas como Scratch Junior o juegos como Minecraft, que generan entretenimiento, pero al mismo tiempo enseñan pensamiento lógico y computacional, vocabulario, programación, y estimulan la exploración y desarrollo de habilidades digitales.
Establecer límites
La crianza responsable es fundamental en el éxito o fracaso del uso de la tecnología en los niños y adolescentes. La docente Castro recomienda poner límites claros, horarios establecidos, ubicación concreta del computador y distribución del tiempo entre lo digital y lo analógico, pues es el camino necesario para que los niños no se priven del mundo tecnológico que tienen frente a ellos, pero tampoco terminen enganchados todo el tiempo a las pantallas.
Ser un buen ejemplo
Inicialmente, los niños aprenden por observación, siguiendo el ejemplo de los adultos. Si los adultos están hiperconectados y no respetan espacios como la comida y el descanso, los niños van a aprender que eso es lo importante en sus vidas y van a querer estar frente a una pantalla, sin importar las consecuencias.
Utilizar la tecnología para enseñar y comunicar
Los dispositivos tecnológicos no deben usarse para calmar a un niño o entretenerlo, sino para estimular el aprendizaje, en eso coinciden las dos expertas. “Desde la primera vez que eso sucede, el niño aprende que puede conseguir sus cosas por medio de una pataleta”, explica la profesora Ghitis.
Permitir una comunicación abierta
Cuando los niños llegan a la adolescencia, necesitan autonomía e independencia en algunas de sus actividades, por eso es fundamental tener espacios de confianza con los padres para hablar de lo que hacen en las redes sociales. La profesora Carolina Castro explica que “los padres pueden reforzar la seguridad digital: aconsejarles que no compartan demasiada información y estén alertas a riesgos de estafa, asalto o manipulación”
Enseñar a ser críticos
Los niños pueden ser críticos frente a la información que encuentran, pero eso solo se logra con un acompañamiento presencial. La profesora Ghitis explica que “los niños entienden todo a su alrededor, entonces cuando somos claros con ellos sobre lo que están viendo, les permitimos comprender qué es bueno y qué es malo para ellos”. Cuando les enseñamos a ser críticos, también les estamos dando herramientas para decidir.
Riesgos
-Adicción: Los niños están en proceso de desarrollo, por eso es tarea de los adultos enseñarles a autorregular su actividad. Cuando los niños están frente a videojuegos o aplicaciones que les generan dopamina, el neurotransmisor de la recompensa en el cerebro que les da mucho placer, por lo tanto, quieren más de esa recompensa que se genera sin esfuerzo.
-Falta de exploración análoga: La falta de experiencias de exploración impide procesos cognitivos adecuados. Los sentidos son su primer medio de conocimiento, pero cuando ese conocimiento se limita a una visualización del entorno en dos dimensiones, se producen cambios en el cerebro. “Cuando uno le habla a un bebé, él sigue el sonido de la voz por medio de la mirada. Cuando ve un video, el sonido siempre viene de la misma dirección y no hay tacto ni olfato, se limita al uso de la visión y la audición para explorar su mundo”, explica Ghitis.
-Perder profundidad física y cognitiva: Cuando permitimos que un niño pequeño pase demasiado tiempo frente a una pantalla, pierde la percepción de profundidad visual y esto ha hecho que aumente la miopía a nivel mundial. Cuando no hay límites y acompañamiento, el impacto negativo puede ser físico, mental y emocional. Eso también sucede con la lectura digital: no hay orientación espacial y por eso se hace una lectura mucho más rápida y superficial que en los textos impresos.
Recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría
1. Los bebés menores de 24 meses no deben pasar tiempo frente a ninguna pantalla, salvo si acompañan a sus familiares en alguna videollamada.
2. Los niños de dos a cinco años no deben pasar más de una hora frente a la pantalla por día, supervisados por un adulto.
3. Hasta los 12 años, se debe controlar el tiempo y contenido al que pueden acceder, preferiblemente que no superen las dos horas diarias y que no afecten horarios importantes como el de la comida y el descanso.
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