Guardarlos en el baño, olvidarse de ellos o suspenderlos antes de tiempo son algunos de los errores más comunes en el manejo de medicamentos.
os medicamentos son indispensables para tratar cientos de enfermedades, controlar el dolor y combatir microorganismos que de otro modo harían imposible llevar una vida digna o funcional. Mal utilizados, los medicamentos pueden poner en riesgo la salud, agravar síntomas previos y generar un gasto innecesario no solo para el paciente, sino también para el sistema de salud.
Según la Organización Mundial de la Salud, se hace un uso racional de medicamentos cuando el paciente recibe la medicación apropiada a su necesidad clínica, en la dosis correspondiente a sus requerimientos individuales, durante un periodo adecuado y al menor costo para él y su comunidad.
Sin embargo, las estadísticas de esta misma organización muestran que en todo el mundo más del 50 % de los medicamentos se recetan, se dispensan o se venden de forma inadecuada. Al mismo tiempo, alrededor de un tercio de la población mundial carece de acceso a medicamentos esenciales, y la mitad de los pacientes los toman de forma incorrecta.
Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud muestran que más del 50% de los medicamentos se recetan, se dispensan o se venden de forma inadecuada.
El primer paso para hacer un uso racional de los medicamentos, dice José Julián López, químico farmacéutico y director del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional, es entender que los fármacos son necesarios solo en ciertas circunstancias, y no deberían utilizarse para resolver situaciones de la vida cotidiana como una gripa común o la aparición de arrugas, sino en casos realmente excepcionales o cuando un médico así lo indique. También hay otras condiciones para utilizarlos bien, como la adherencia a los tratamientos y un correcto almacenamiento. A continuación, una breve guía para el manejo adecuado de medicamentos.
Seguir las indicaciones al pie de la letra
Unos de los errores más comunes es no seguir las indicaciones de los especialistas al consumir los medicamentos prescritos. Por ejemplo, si una pastilla debe tomarse en ayunas, significa que el estómago debe estar vacío y que luego de tomarla hay que esperar al menos una hora antes de la primera comida. Si desayunó y olvidó el medicamento, puede tomarlo una hora después de haber comido, para tener nuevamente el estómago vacío. De acuerdo con la publicación ABC-Seguridad en el uso de medicamentos del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), cuando la orden es tomar el medicamento antes de las comidas, este se debe consumir con, al menos, 45 minutos de anticipación, y si es después, 45 minutos luego de comer
Los horarios
Algunos fármacos deben tomarse cada ocho horas, otros cada doce, pero suele suceder que el momento de una de las tomas sea de madrugada, cuando el paciente está durmiendo. “Los medicamentos son un elemento extraño en la vida del paciente, entonces no hay por qué cambiar drásticamente las rutinas para tomarse una pastilla. Hay que evaluar las condiciones de cada persona y acordar unos horarios que no afecten su día a día”, dice el químico farmacéutico José Julián López.
Por ejemplo, si tiene que tomar un medicamento cada doce horas, calcule en qué momento del día está despierto: si se levanta a las cinco de la mañana evite tomar sus medicamentos a las tres de la tarde, porque la siguiente dosis va a coincidir con una hora en la que usted probablemente esté durmiendo.
Completar los tratamientos
Esto es especialmente crucial para las enfermedades infecciosas que se tratan con antibióticos. Luego de un par de días de medicación, es posible que el paciente se sienta bien, pero esto no quiere decir que la bacteria haya desaparecido. Por eso es importante tomar todas las dosis de antibióticos sugeridas por el médico, así el malestar haya pasado. Al interrumpir el tratamiento los síntomas pueden regresar y la medicación ya no va a funcionar, porque el microorganismo se volvió resistente a ella.
Por otro lado, los pacientes con enfermedades crónicas, como hipertensión o diabetes, deben tomar medicamentos de forma permanente para evitar quebrantos de salud. Por eso para ellos es fundamental tomar sus medicinas todos los días, no importa si están de vacaciones o de viaje por trabajo.
Automedicación
Hay medicamentos que son de venta libre, como algunos analgésicos y vitaminas. Según López, estos productos alivian malestares comunes que no necesariamente requieren atención médica y, por ende, ayudan a descongestionar los servicios de atención en salud.
Sin embargo, en Colombia hay varios problemas relacionados con la automedicación. En primer lugar, hay medicamentos que se pueden comprar en supermercados sin que haya un profesional especializado que aconseje a las personas sobre lo que están comprando. De ahí que algunas personas compren lo que creen que les puede ayudar, pero sin conocer los posibles riesgos a los que se exponen si el medicamento no es el adecuado.
En segundo lugar, en Colombia, a diferencia de otros países, las farmacias no están atendidas por químicos farmacéuticos, que son los profesionales idóneos para brindar asesoría en esta materia. Por eso en este caso es difícil que las personas puedan tomar decisiones de compra basadas en información veraz y suficiente.
El Invima aconseja no pedir ni recibir recomendaciones sobre medicamentos a menos que sean de un químico farmacéutico o de un profesional de la salud.
El dato
Aunque los empaques y cajas traen las recomendaciones para guardar los fármacos, se suelen cometer algunos errores. La gente suele guardar sus medicinas en las gavetas del baño o en la cocina, pero estos dos espacios son húmedos y cálidos. Lo ideal es en un armario o en un cajón dentro de la habitación.
Consumo adecuado
Además de cumplir los horarios y tomar las dosis recomendadas, hay otros factores que generan dudas en los pacientes. Uno muy recurrente es con qué se deben tomar los medicamentos. Por regla general, si usted no conoce las interacciones que puede tener su medicación con ciertos alimentos, bebidas u otros productos, lo más recomendable es que los tome con agua. Si no le gusta tomar agua o ante la duda, consulte con su médico. Eso sí, por ningún motivo mezcle sus medicamentos con alcohol, y suspenda por completo estas bebidas si está tomando antibióticos.
Por otro lado, si tiene problemas para tragar los medicamentos, por ejemplo, cuando las pastillas son muy grandes, no las parta ni las triture a menos que así lo indique el médico. Las únicas pastillas que se pueden partir son las que tienen una ranura en la mitad. Si la presentación es en cápsulas, no extraiga el polvo del interior ni lo disuelva en ningún líquido.
Finalmente, siga las instrucciones que vienen en las cajas y etiquetas. Cerciórese de la fecha de vencimiento, pues luego de esta el medicamento puede haber perdido sus funciones terapéuticas o incluso volverse tóxico.
Almacenamiento
Este punto es primordial, porque un correcto almacenamiento garantiza la vida útil de los medicamentos. Aunque los empaques y cajas traen las recomendaciones para guardar los fármacos, se suelen cometer algunos errores. El primero de ellos es que casi todas las medicinas deben guardarse en un lugar fresco y seco, pero no todas las personas saben cuáles son los lugares de la casa que cumplen con estas características.
De acuerdo con el profesor López, la gente suele guardar sus medicinas en las gavetas del baño o en la cocina, pero estos dos espacios son húmedos y cálidos. Otro error común es dejar los medicamentos al lado de las ventanas por donde entran la luz y el calor del sol, que también pueden dañarlos. Dos buenas opciones de almacenamiento son un armario o un cajón dentro de una habitación.
Por otro lado, algunos medicamentos pueden necesitar refrigeración. De ser así, deben guardarse en la nevera, no en el congelador, ya que la congelación puede dañarlos. Si el médico o el empaque no hacen ninguna advertencia al respecto, absténgase de dejar los medicamentos en la nevera.
Donación y desecho
Si tiene excedentes de medicamentos usados o sin abrir, lo mejor es que los deseche de manera correcta, ya que la donación de medicamentos solo la pueden hacer los laboratorios; ellos garantizan que los fármacos se encuentren en buen estado y que sean aptos para el consumo.
Para desechar los medicamentos debe ubicar un “punto azul”. Estos son recolectores de color azul que se encuentran en droguerías y centros de dispensación de las EPS. Allí debe depositar cajas, envases y medicamentos sin consumir o parcialmente utilizados.
Los fármacos no deben arrojarse a la basura como un desecho más, porque sus componentes pueden llegar a fuentes de agua y contaminarla. Por otro lado, si los empaques no son debidamente destruidos, pueden utilizarse para envasar medicamentos adulterados. Para saber dónde está su punto azul más cercano ingrese aquí.
*Periodista independiente, colaboradora de Bienestar Colsanitas.
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