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movimientos involuntarios

La cirugía de movimientos involuntarios que mejora la calidad de vida

René Varela Osorio, neurocirujano de la Clínica Sebastián de Belalcázar, detalla el proceso para atender a los pacientes con enfermedad de Parkinson, uno de los principales trastornos del movimiento de nuestra comunidad.

La clínica Sebastián de Belalcázar de Cali lleva 26 años garantizando servicios médicos de excelente calidad para todo el suroccidente del país.  Es, además, un  referente en cirugías de alta complejidad en la región. Neurocirugía, cirugía de columna, microcirugía y un desarrollo clave para los pacientes que sufren de Parkinson: la cirugía de implantación de electrodos profundos para estimulación cerebral.

Este es un servicio que forma parte de la terapia avanzada para los diferentes trastornos del movimiento que caracterizan la enfermedad. El tratamiento está enfocado en personas que presentan dificultades para realizar sus funciones diarias, por ejemplo quienes padecen Parkinson, lo que les genera movimientos involuntarios en manos, brazos, piernas, mandíbula o cabeza. Estos síntomas pueden ocasionar rigidez muscular, disminución en la velocidad del movimiento, pérdida de equilibrio y coordinación, ocasionando, en algunas personas, caídas.   

Lo principal, antes de operar a una persona, es seleccionar adecuadamente al paciente. Para esto la clínica cuenta con un grupo multidisciplinario  entrenado en el manejo de este tipo de procesos. El neurocirujano René Varela es el líder  del departamento de neurocirugía, y junto la neuróloga  Lucely Ortega,  especialista en trastornos del movimiento, la neuropsiquiatra Nelcy Oñate, los neurocirujanos Carlos Hurtado y Jorge Ordoñez se encargan de este proceso.  

La selección de los pacientes integra evaluaciones multidisciplinarias,  pruebas de medicación y exámenes neuropsicológicos y neuropsiquiátricos que buscan garantizar la idoneidad del paciente para recibir la intervención. El seguimiento clínico y las resonancias también son parte del proceso para asegurar un tratamiento adecuado, junto con la observación de los efectos adversos a la medicación. Estos requisitos deben considerarse antes de  la cirugía, que solo puede hacerse en una persona  con un  diagnóstico preciso de Parkinson, pues hay  otras enfermedades similares que no se beneficiarían de la cirugía  de implantación de electrodos profundos para estimulación cerebral.

El interés por el sistema nervioso del doctor René Varela Osorio, quien es además, especialista en neurocirugía funcional, ha sido una constante en su vida. “Me apasioné por la cirugía de epilepsia y la cirugía de los trastornos del movimiento al ver todo lo que se puede hacer para cambiar y mejorar la vida de quienes padecen estas enfermedades”, afirma. 

Al hablar de la eficacia y los beneficios de la cirugía, el doctor señala que es altamente efectiva en el control de síntomas motores, proporcionando una vida más plena al paciente. Además, reduce los efectos adversos de la medicación y el riesgo de complicaciones quirúrgicas es bajo. Sin embargo, el Parkinson es progresivo y no tiene cura. La mejoría radica en darle una perspectiva de vida diferente y más tranquila al paciente, teniendo en cuenta que la estimulación a la que se somete el núcleo cerebral se ajusta conforme la enfermedad avanza.

En el proceso quirúrgico, se estimula el núcleo del cerebro y se evalúa la mejora inmediata con el paciente despierto. Posteriormente, son vigilados en unidades intensivas por 24 horas y se dan de alta al segundo día. La rehabilitación es crucial. El seguimiento de neurocirugía se realiza para revisar heridas y ajustar la programación del dispositivo mensualmente. El paciente recibe también apoyo psicológico y social después de la cirugía.   

Encontrar nuevos tratamientos y desarrollos para mejorar la vida de quienes padecen Parkinson es una prioridad para René Varela, por eso trabaja en la búsqueda continua de conocimiento: “estamos desarrollando avances en investigación, como dispositivos direccionales y estudios bioquímicos que puedan mejorar la efectividad y comprensión de la cirugía de movimientos involuntarios, y así seguir ofreciendo bienestar a nuestros pacientes”.

- Este artículo hace parte de la edición 193 de nuestra revista impresa. Encuéntrela completa aquí.